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Una vez en la cabaña Soo revisó su celular porque vibraba como loco. Lo tomó en sus manos, pero su novio se lo quitó besando su cuello por detrás. El celular quedó olvidado sin siquiera ver de qué se trataba y se dejó hacer por Baek.

Besos, caricias y gemidos los envolvían. Estaban mojados y la ropa se pegaba a sus cuerpos molestando. El rubio quitó la polera blanca que cubría el cuerpo de su novio, y este acomodó sus cabellos hacia atrás antes de llevar su mano al pantalón del rubio, al cual aprisionaba ya con sus muslos sobre la cama.

Baek gruñó al sentir la intrusa mano de su pequeño y sonrió leve mordiendo su labio mientras lo observaba.

—¿Te gusta lo que ves? —Preguntó coqueto y el rubio rió bajito.

—Soosito, sabes que amo tu cuerpo —con un ágil movimiento logró que su menor quedara bajo él siendo aprisionado por sus muslos, sus manos y mirada penetrante—, cada pequeña parte de tu hermoso cuerpo me tiene enamorado.

Ante estas palabras lo vio con dulzura y susurró algo que hacía mucho no se atrevía a decir—. Hazme tuyo una vez más, Baeky —pidió viéndolo a los ojos—, quiero pertenecerte en cuerpo y alma una vez más. Necesitaba dejarse llevar y olvidar algo que era imposible. Chanyeol era imposible para él.

El pecho del nombrado latió acelerado, más de lo que ya lo hacía. Sus acciones estaban dando resultado y su pequeño hermoso volvía poco a poco a él. Estaba tan equivocado...

No dudó en besar sus labios mientras sus manos terminaban de desvestirlo. A los pocos minutos ambos gemían de placer y causaban quejidos en la vieja cama de madera que soportaba todos sus movimientos.

Baekhyun se dedicó a gastar horas en su amado. No solo le hizo el amor, sino que también que le mostró lo que era para él, la persona más preciada del planeta. Llenó de besos cada rincón de cuerpo y susurró palabras hermosas y sinceras, incluso le causó sonrisas debido a algunos mini-bailes que presentó para él.

El pelinegro disfrutaba con él, ya fuese como amigo o como amante, la compañía de Baekhyun siempre le traía placer y sonrisas cuando los celos no estaban presentes.

Le siguió los juegos, las caricias y las locuras por todo lo que duraron, llevaba tanto tiempo en la oscuridad de su apartamento que había olvidado lo que era divertirse sin pensar en nada más que no fuese él por más de dos minutos.

Ya eran cerca de las ocho de la noche y la pareja se había bañado, estaban listos para cenar. El rubio preparaba el fuego para cocinar las carnes marinadas que había llevado y Kyungsoo terminó de arreglarse, tomó dos mantas, su celular para poner algo de música y salió a su encuentro con una sonrisa.

Su novio besó sus labios por unos segundos y luego lo ayudó a cubrir con la manta—. Siéntate aquí, Soosito yo haré todo el trabajo —dijo con dulzura y el pequeño no lo dudó ni un segundo. Tomó una cerveza de la nevera a su lado y se dispuso a escuchar música, algo de Adele estaría bien.

Cuando desbloqueó su celular en busca de Spotify se preocupó, tenía cerca de setenta mensajes de Minseok y uno de Chanyeol. ¿Qué había pasado con su mejor amigo? El miedo de que hubiese hecho alguna locura de nuevo lo atacó y abrió sus mensajes sin dudarlo para leer, pero de lo que decía nada tenía sentido.

"¿Cómo pudiste hacer eso?"

"No me lo creo, Kyung. De veras no lo creo."

"¿No que lo amabas, que babeabas por él?"

"Te amo, pero eres un idiota."

Kyungsoo estaba cada vez más confundido. ¿Qué había hecho para que Minseok estuviese así? Obvió por completo el mensaje de Chanyeol y se enfocó en su amigo.

Mi Acertijo |ChanSoo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora