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Chanyeol observó con detenimiento las acciones del menor. Quería que lo hiciera, pero a la vez no, su cabeza era un caos total. En la vida real no había pasado ni un mes desde que todo cambió y su corazón se sentía como si lo hubiesen exprimido por un año.

Se había prometido evitarlo y por eso al escucharlo llamar a la puerta no abrió, a pesar de los intentos del menor, se mantuvo abrazado a su almohada en su cama y enfocando su mirada en esa silla a la ventana. Maldita tormenta que lo hizo tener algo de compasión por él, ahora se arrepentía de haberlo dejado entrar. Abrir la puerta de su casa fue como abrir su corazón una vez más a él y por más que lo quería evitar, no podía evitarlo.

Chanyeol corrió, salió de su casa para perseguir a Kyungsoo. No le importó la lluvia, no le importó que lo vieran, no le importó que lo hirieran de nuevo, no podía engañarse a sí mismo por más tiempo; lo quería para él.

El menor iba dos cuadras adelante, con el pijama del mayor empapado, abrazándose a sí mismo y mordiendo su labio para contener el temblor que causaba su llanto en ellos. De pronto sintió unos brazos que lo envolvieron y se paralizó, cerró sus ojos y suspiró antes de hablar. 

—Suéltame, no quiero verte. No puedo… Simplemente no puedo… —las lágrimas se mezclaban con la lluvia y trataba de liberarse pero le era imposible lograrlo, la fuerza con la que lo envolvían los brazos del contrario era sorprendente.

—No me dejes, por favor —esa voz hizo que su corazón se detuviera unos segundos—. No me apartes de tu lado, Soosito.

—Baek… —Cuando Chanyeol gruñó el nombre del rubio no lo pudieron escuchar, se quedó a mitad del camino al verlos abrazados bajo la lluvia.

Sus ojos se cerraron por la rabia e impotencia. Quería arrebatar a Kyungsoo de sus manos y ponerlo en las suyas. Deseaba a gritos pedirle al rubio que desistiera de algo por una vez en su puta vida. Sí, Chanyeol no solo estaba enojado porque tuviese al pelinegro, sino que también que siempre obtenía todo, todo lo que él deseaba y mejor, mucho más caro, mucho más grande, mucho más… todo.

Quiso acercarse, quiso decir lo que sentía, incluso avanzó unos pasos, pero se detuvo en seco al ver como la persona que le hacía sentir mariposas, dragones y monos en su estómago abrazaba al más alto con fuerzas escondiendo su rostro en su pecho.

Pudo observar con lujo de detalles la forma en que Kyungsoo levantó la mirada a Baekhyun, como su mano recorrió la mejilla del contrario mientras sus labios mostraban como algunas frases hermosas que no podía distinguir escapaban de su boca; debía alejarse y dejar de torturarse así pero se mantuvo allí, viendo la escena. Presenció una sonrisa algo triste y un beso tan dulce que deseó ser por un momento el rubio, mordió su labio al ver cómo se abrazaban una vez más con fuerzas y que el mayor escondía su rostro en el cuello del castaño.

—Hey, ¿qué mierda te pasa? —una voz conocida lo hizo volver en sí cambiando la mirada para encontrarse con Sehun portando un paraguas negro y viéndolo algo confuso—. ¿Quieres enfermarte? —suspiró tomándolo del brazo y haciéndolo quedar junto a él bajo el paraguas.

—¿Qué haces aquí? —fue lo único que preguntó sin siquiera verlo a los ojos, tratando de que no notara que mezcladas con la lluvia, habían lágrimas en sus mejillas.

—Necesito tu ayuda con un proyecto. —Chanyeol lo miró algo asombrado.

—¿Vienes bajo una tormenta por un simple proyecto? ¡Tú sí que estás loco! —no pudo evitar reír y el otro le golpeó el el hombro a modo de reproche.

—¿Y quién dijo que era escolar? —le sacó la lengua como juego y le tomó del brazo para hacerlo caminar hasta su casa—. Vamos, sé que te va a interesar.

Mi Acertijo |ChanSoo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora