Doble cara del disparo

248 34 28
                                    

El camino duró media hora, relativamente cerca para ambos quienes se mantuvieron en una conversación tranquila acerca de los gustos musicales y los estilos de comida coincidiendo ambos en el mismo platillo coreano y cantante solista.

Después de todo no era de extrañar ya que ambos eran extranjeros en el país, aun mintiendo eran demasiado desconocedores de las comidas típicas, las tradiciones y los diversos grupos musicales de todo género coreano pero eso ambos no lo revelarían para no delatarse como mentirosos.

Al llegar a la playa ninguno se sorprendió de ver demasiada actividad, las sombrillas de colores clavadas en la blanca arena, los flotadores amarillos con gente sobre ella demasiado sonriente, el sol otorgando luz al agua, todo aquello causaba un ambiente alegre y motivo; Choi estacionó la camioneta lejos de la costa puesto que su destino era otro, aquello causó que Kibum arqueara una ceja.

—Te va a gustar —apagó el auto y desabrochó su cinturón, la camioneta quedó en un rincón aislado gracias a que no había más lugar, frente al parabrisas se encontraba una oficina la cual se destacaba por sus letreros de llamativos botes para diversas actividades—, andando.

Ambos bajaron, tomaron sus maletas de la cajuela y caminaron hacia la oficina para ser Minho quien hablara y solicitara todo lo que deseaba.

—Bote para dos, practicaremos buceo profundo.

Kibum arqueó ambas cejas, claramente eso no lo tenía en mente sin embargo no significaba que tuviese miedo, peores castigos había pasado como para ahora atemorizarse por el hecho de estar varios metros bajo el agua entre la presión de su cuerpo y la atmosfera marina, sumando probablemente la poca luz que llegase al fondo.

El trámite se realizó fácilmente debido a que Minho mostró su credencial de militar tomando como referencia su experiencia en buceo, así que diez minutos después ambos caminaban hacia el interior para salir por un pequeño muelle donde un barco de buceo los esperaba.

—¿De verdad no te da miedo el internarte en aguas profundas? —Cuestionó el moreno sosteniendo con facilidad las maletas de ambos.

—En absoluto, después de haber nadado en aguas congeladas todo miedo pasó al olvido. —Confesó a medias.

—¿Has nadado en aguas congeladas?

—Sí, cuando era niño caí por accidente en un lago, el invierno creó una capa demasiado ligera en el centro y por andar jugando el hielo se rompió —contó cambiando la versión ya que la realidad era que él había sido sumergido contra su voluntad siendo uno de los castigos impuestos por alta traición, las frías aguas de Rusia demostraban que no había peor tortura que ser sumergido en el mar antártico—, fue el dolor más grande que pude haber experimentado.

Minho escuchó atento, por un momento la expresión de Kibum se reflejó trayendo de nuevo al doloroso pasado, la mirada perdida y la boca entreabierta causaron en el moreno un sentimiento de dolor por haber hecho revivir algo que posiblemente ya estaba enterrado.

—No tengo palabras para consolar ese momento.

—No lo hay —suspiró volviendo a la normalidad—, pero eso no impide ahora el que quiera bucear. —Animó esbozando una sonrisa.

—¡Esa es la actitud!

Choi ayudó a subir al más bajo, el capitán del barco ya se encontraba en su lugar por lo que arrancó al ver que ambos ya se encontraban seguros al estar arriba, Kibum observó cómo se alejaban de la concurrida y bulliciosa playa haciendo que se vieran a lo lejos puntos de colores que creaban una bonita armonía.

—Iré a cambiarme. —Anunció tomando su maleta tras recibir un asentimiento de Minho quien amablemente le entregó el traje de neopreno negro.

En la soledad del camarote, se fue despojando de sus prendas holgadas doblándolas cuidadosamente sobre la cama matrimonial que se encontraba ahí, cambió su ropa interior por un bóxer de natación, al alzar la pierna izquierda para adentrarla en el traje, su vista se posó sobre la cicatriz rusa que gritaba «Escoria», al levantar la otra se fijó en la cara interna de su tobillo derecho donde se leía «Bastardo», se ajustó la parte interior del traje para ahora internar los brazos, mismos que se encontraban en iguales condiciones puesto que en la cara interna del brazo izquierdo se leía «Basura» mientras que del lado derecho en el interior del antebrazo yacía el único tatuaje que no había sido creado en base a violencia y una navaja o cuchillo, en su lugar la tinta negra había teñido la tez clara dejando una bonita y estilizada rosa, para muchos sería algo lindo pero para Kibum solo significaba la juventud arruinada. Suerte que ese símbolo solo lo conocieran los rusos entre el gran mundo de la mafía.

The sniper «MinKey»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora