Nuevo objetivo escondido

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—Tengo que irme —anunció Kibum observando por la ventana de la cocina hacia el exterior; Minho yacía sentado en un banco de la isleta mientras terminaba de comer—, Jonghyun ha llamado varias veces y no quiero levantar sospechas.

Era mediodía, demasiado tarde para una jornada laboral, Kibum sabía las consecuencias de su atraso, sin embargo por primera vez después de quince años se permitía el sentirse amado y entregar a su vez el amor que había florecido en su interior, poco le había importado el tiempo cuando era Minho quien lo retenía entre besos y caricias, entre miradas de fuego y susurros de hielo.

Ahora; era demasiado tarde, Jonghyun podría entrar en una crisis nerviosa por sentirse perdido y solo al no encontrar quien le ayudara en su situación y lamentablemente Kibum no estaba ahí para calmarlo.

—¿Debería fingir que soy un buen novio y pasar por ti a tu trabajo ficticio? —Bromeó Minho aunque su seriedad no ayudaba mucho.

—No; te hablaré si llego tarde, necesito saber cómo está la situación entre ellos —Kibum bajó la mirada hacia la tarja donde yacían sus manos apoyadas—, ahora más que nunca debemos ser precavidos, no te delataré y espero sea mutuo.

—No dudes de ello —Minho se levantó para acudir donde Kibum yacía para abrazarlo protectoramente por la cintura, pegando sus labios al lóbulo ajeno dando un sutil beso—, somos un equipo ahora ¿no? seremos falsos enemigos.

—Sí... —Musitó.

—Kibum —lentamente giró al nombrado, deslizó las manos desde su cintura hasta sus hombros, dejó una caricia suave al cuello amoratado y sonrió con ternura—, te amo y estamos juntos en esto —retiró una de sus manos para introducirla en el bolsillo de su pantalón de donde extrajo el anillo del castaño; lo colocó con infinita calma sintiéndose doblemente feliz por retomar aquella relación que solo se había perdido por un par de horas—, anoche me lo lanzaste y terminaste conmigo, pero fue como enemigo, ahora te lo vuelvo a colocar para hacerte saber que seamos quien seamos, al final de todo esto nos reuniremos para estar juntos y en paz como lo hemos deseado por años.

Kibum observó el anillo de corazón, sonrió lentamente y asintió; Minho depositó un beso en su frente y después se alejó.

—Señor francotirador —alzó el rostro para ver al moreno quien se encaminaba hacia la salida de la salida—, cuide su espalda, hay un secretario fiel al candidato que lo está siguiendo —sonrió travieso ignorando el dolor de sus mejillas lastimadas—, puede verse frágil pero no dudará en lanzarle un disparo de amor.

—Tendré cuidado con ello —Choi imitó la sonrisa lanzándole un beso al aire—, aunque no lo crea hermoso joven espía, debo ir a arreglar las puertas de mi casa, anoche han violado la privacidad de mi morada y sinceramente espero encontrar al joven que cometió tal falta; mire que meterse a la casa de un sargento tirador, es atroz.

—Espero lo atrape, señor.

Ambos rieron bromistas, Kibum avanzó al igual que Minho hacia la salida, ya se había demorado demasiado.

—Kibum.

—¿Sí? —El nombrado observó al moreno quien yacía a pocos pasos de la calle que dividía sus casas.

—Te amo.

—Y yo a ti también te amo. —Sonrió con tintes de vergüenza, cerró la puerta de su casa y encaminó hacia el auto sin mirar a Choi ya que no podía alzar la vista o se sonrojaría como jamás lo había hecho.

Observó por el retrovisor como Minho le despedía antes de encaminar hacia su casa para arreglar la cerradura de la puerta que él una noche antes había volado con un disparo; la sonrisa lentamente se fue desvaneciendo, aquella burbuja de amor solo le había durado unas pocas horas, era momento de enfrentar la realidad y hacer uso de su otra faceta personal.

The sniper «MinKey»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora