Minho tiene una misión: Acabar con el objetivo llamado Kim JongHyun.
Key tiene una meta: Ser el mejor secretario del futuro gobernador Kim JongHyun.
Lo que ambos no saben es que se conocerán y se volverán francotiradores de sus emociones, donde jueg...
—Vete. —La voz cansina de Key hizo que la sexoservidora asintiera lento.
A pasos apresurados y bien vestida, abandonó la habitación, en su bolso llevaba el dinero que el rubio había prometido, observó de soslayo como Kibum se llevaba las manos al rostro hasta ascenderlas a su cabello donde tiró de este con coraje.
No quiso saber el desenlace, había sido complice el suficiente tiempo como para darse cuenta de que aquel chico era peligroso y había creado un plan que solo anunciaba polémica, había cumplido su labor de acostarse con Changmin usando una peluca rubia y de corte pequeño; y al parecer había funcionado ya que el hombre repetía en varias ocasiones el nombre del joven que le había contratado.
Abandonó el cuarto de hotel dejando atrás su complicidad, tenía dinero suficiente como para no salir a trabajar por un mes y eso le bastaba para guardar su silencio comprado. Dejó atrás al furioso rubio y se desapareció entre las calles de Haeundae, su misión había sido cumplida.
Por otra parte, al quedarse en completo silencio, Key finalmente pudo soltar un profundo grito de coraje y decepción, saber que Minho llevaría a cabo la misión hasta el final solo le respondían las dudas del qué pasaría si su relación hubiese seguido.
Ninguno quitó el dedo del renglón, ninguno se doblegó, la falsa sumisión de Key no había servido para manipular al hombre y hacerlo desistir de acabar con Jonghyun, así como también ahora sabía que Changmin era un hombre estúpido y que solo había ayudado al hacerle saber sus intensiones, la reales y letales.
Con el coraje inundando su ser, tomó una hoja y escribió un pequeño y basto mensaje para el hombre que dormía desnudo en la habitación contigua, colocó el papel a lado de la almohada vacía y sonrió.
Se giró lentamente y encaminó hacia el tocador que había, observó su maquillaje ligeramente corrido y procedió a retocarlo con paciencia eliminando así todo rastro de sombra negra en sus pómulos, gracias al espejo también pudo ver como Changmin se removía lentamente hasta abrir los ojos, sabía que el hombre no recordaría nada dado el efecto de la droga pero a esas alturas poco le importaba.
—Los hombres como tú son como las joyas de fantasía; de adorno para un uso y de ahí directo a la basura. —Se giró para contemplar al hombre, tan adormecido y frágil que le sería fácil darle el tiro de gracia para quitarlo de su camino, sin embargo se contuvo ya que tenía mejores planes para él a futuro— ¡Buenas noches pequeño Changmin, disfruta tu libertad por ahora! —Sonrió altanero para después marcharse del lugar.
Tomó sus cosas asegurándose de no dejar nada personal, tras hacer una revisión se marchó de la habitación dejando a Changmin navegando entre el sueño y la realidad distorsionada, después de todo aquella acción tan solo era una muestra de lo que implicaba el meterse con un rubio de sangre rusa.
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La maraña de emociones se extendía por su interior a tal grado de que ni toda el agua bebida ayudaba a generar saliva, se sentía mal, abiertamente lo admitía y físicamente lo expresaba, sabía que solo eran consecuencias de la ansiedad generada por saber la verdad y también por no haber logrado desahogar su enojo con nada.
