Revelando el enemigo

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Minho acomodó su gorra negra, el aire fresco era molesto debido a la altura desde donde se encontraba, respiró hondo acomodando la sudadera negra para así limpiar a su paso sus manos que yacían un poco húmedas debido al sudor palmar.

Armó con rapidez su amado rifle, colocó la mira y enfocó el restaurante, así mismo sacó su libreta para hacer sus cálculos, con la ayuda de anemómetro registró el gélido aire, anotó todo e hizo la conversión adecuada, incluso movió el rifle hacia el este para quedar ligeramente inclinado hacia la derecha del objetivo, observó a través de la mira el lugar que apenas y estaba habitado por algunos comensales que degustaban de un exquisito plato italiano.

Su rostro serio e inmutable daba credibilidad de que podía transformarse en un hombre carente de emociones cuando se trataba de trabajo, los movimientos eran silenciosos y precisos aún en la oscuridad del lugar siendo rodeado por costales de cemento, máquinas de construir y soportes de metal; Apoyó cautelosamente el rifle en el borde de la barandilla sin protección con la ayuda de su tripie y esperó silencioso en su lugar.

Lejanamente podía parecer como una estatua, una escultura hecha de oscuridad y cemento puesto que no había movimiento alguno en él, se mantenía fijo sobre sus pies analizando y esperando el momento oportuno.

Sus ojos destilaban frialdad, tan mortales como una daga y tan vacíos como un ser sin alma. Sus brazos se arqueaban sobre el arma de manera tensa, firmes y listos, suavemente su mano se deslizó hacia la empuñadura para ascender un poco hacia el arco donde yacía el gatillo, ajustó el dedo por sobre el anillo y lo posicionó un segundo para verificar su tiro, segundos después extrajo la caja de municiones para colocar una bala .338 en la ventana de inyección.

Lo que consideró eterno se vio finalizado cuando finalmente se apareció en su mira al candidato a gobernador, acompañado fielmente de su novio, ambos iban un poco menos arreglados comparado con las veces anteriores, esta vez no había un chaleco antibalas y eso le hizo a Minho cuestionarse la razón, ¿acaso ya se habían olvidado de los anteriores atentados?

Gracias a la mira logró detectar que la pareja sonreía forzadamente, Jonghyun echó un vistazo en todo el lugar y después se dispuso a leer la carta bajando el rostro casi por completo.

Minho retuvo el aire, su corazón latía acompasadamente, flexionó una rodilla para mayor estabilidad, fijó su objetivo y presionó lentamente el gatillo.

—No creo conveniente que hagas eso, dulzura.

La aterciopelada voz de Kibum inundó los sentidos del moreno, suerte que Minho controlara sus reflejos ya que no se vio sorprendido ni tampoco se sobresaltó al escuchar que hablaban tras de él; fueron segundos después los que acontecieron en la noche para que el más alto sintiera algo duro y firme posarse sobre su nuca, algo semi rectangular que le hizo quitar con lentitud el dedo del gatillo.

Choi no tuvo vacilación en inclinarse hacia adelante para posteriormente girar el rostro, el choque de miradas fue inevitable, mientras que Minho sonrió burlesco, Kibum se vio sumergido en un estanque de agua helada al ver frente a él a quien tanto había seguido.

Minho. Su Minho. ¡Era él quien estaba detrás de cada atentado! ¡Su novio aquel que una noche antes le había besado con devoción se encontraba frente a él dispuesto a dispararle a Jonghyun!

Su corazón bombeó con fuerza, sintió los ojos volverse vidriosos, al tiempo en que un nudo en su garganta se formó acumulando todo el dolor de golpe, extrañamente se sentía traicionado aun sabiendo que él era peor, el sentimiento de sentirse saboteado inundó cada fibra de su ser; el arma que sostenía entre sus dedos se mantuvo firme al ver al moreno sonreír.

El francotirador observó detenidamente al hombre, el saco rojo era llamativo y provocador fundiéndose apenas con la oscuridad, la cabellera dorada le hacía lucir peligrosamente atractivo, los ojos tintineaban un azul celeste que se podía apreciar aun con poca luz, sin embargo y lo que le coronó fueron aquellos ojos felinos rodeados cuidadosamente por un antifaz rojo con toques negros que adornaban su rostro, la piel pálida hacían ver al espía como alguien fantasioso.

The sniper «MinKey»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora