Disparo final

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Kibum abrió los ojos lentamente, el espacio donde yacía comenzó a tomar forma cuando la luz del sol iluminaba sutilmente la habitación volviéndola étera y falsamente pacifica. Lejanamente se oía el ruido de los autos en la vía rápida que solo le hacían ser consciente de que estaba en su realidad.

Giró el rostro lentamente topando su mirada con unas espesas pestañas acariciando sutilmente los parpados inferiores, bajó lento y directo hacia la boca sonrosada que se mantenía sellada mostrando el grueso de sus labios en forma circular. Key se movió un poco al notar el peso de la mano ajena directo sobre su abdomen, soltó una baja risa y se permitió acercarse al cuerpo ajeno para abrazarse a él.

—Perdón. —Musitó cerrando los ojos decidido a no revelar sus lágrimas— Es necesario, amor.

Permaneció unos segundos cerca de su amado para separarse con suavidad; al lograr tomar asiento Minho abrió los ojos y sujetó la cintura ajena para abrazarla con su brazo en un acto reflejo ocasionando que Kibum se sobresaltara.

—¿Dónde vas?

—Iré a hacer el desayuno —relajó sus facciones y se acercó a él para darle un beso a sus labios—, lamento despertarte.

—Descuida —soltó lento el agarre hasta asegurarse de que su rubio no huía—, ¿dormiste bien? ¿Tuviste algún mal sueño?

—Ninguno, desde que duermo contigo ya no sueño. —Confesó regalándole una sonrisa.

Minho pareció convencerse por lo escuchado, observó la sonrisa del rubio y asintió tomando asiento para dejarlo ir, estaba seguro de que todo cambiaría cuando se marchasen a Seúl, aunque la culpa sobre Changmin seguía siendo un peso grande, no le impedía el sentirse bien por saber que su rubio iba progresando en sus ataques de ansiedad.

—Haré el desayuno. —Informó el más joven abandonando la cama.

Minho asintió para después tomar un tiempo antes de dejar la habitación, sabía que Kibum gustaba de cocinar por eso le permitió tal acción ya que a veces él mismo se sentía demasiado cuidadoso para con el cuidado de su pareja y lo que menos deseaba era limitarlo en sus gustos culinarios.

Kibum por otra parte bajó despacio las escaleras para ir directo a la cocina, ahí observó el reloj de pared percatándose de que Youngmin sería transferido al penal de Seúl dentro de poco menos de ocho horas por lo que estaba a tiempo para transferirse al lugar asignado.

A pasos agiles y rápidos abrió la alacena y la nevera para sacar los necesario, antes de que Choi lograra bajar, se acercó al reloj de pared para despegarlo por la parte inferior haciendo que del diminuto hueco que tenía lograra caer una capsula blanca que contenía una cantidad adecuada de ketamina, suficiente para adormecer a un humano por un par de horas.

Las ganas de llorar eran nulas, solo se concentró en elaborar algo lo rápido antes de que bajara su pareja, como tal logró pincharla para vertirla en la taza de café de Minho. No era justo lo que le hacía pero era su única salida por ahora.

—Para protegerte, perdón por favor. —Musitó bajo desechando la capsula vacía dentro del lavabo para que se deshiciera con el agua.

Sabía que era arriesgado que Minho supiera de su última misión ya que si lo tenía cerca sería incapaz de completar su última labor logrando así ponerlo en riesgo y ante todo lo amaba lo suficiente como para protegerlo de lo que haría.

Respiró hondo sintiéndose debilitado de golpe, aferró sus manos al borde de la mesa y cerró los ojos esperando a que su malestar pasara, era consciente de que se trataba de un malestar por el embarazo lo que no deseaba era que pasara a un ataque de ansiedad ya que temía no poder acudir al encuentro con Dongwoon.

The sniper «MinKey»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora