capitulo 19

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Cuando estábamos allí no me podía creer a quien veía. Allí estaba mi madre con mi hermana. No quería que me viera con Alfred, sabía lo que pensaban de él. Estaba cansada de estar discutiendo una y otra vez. Entonces no se me ocurrió otra cosa que esconderme debajo de la mesa. No sé porque lo hice y la verdad que si hubiera estado al menos un segundo pensando hubiera desechado la idea al instante, pero estaba tan nerviosa que no pensaba nada. Alfred miró debajo de la mesa y se empezó a reír sin parar. Yo  no pude evitar acabar riéndome también, pero con la mala suerte que me di un golpetazo en la cabeza. Esto provocó una risa más escandalosa esta vez por parte de Alfred. Tanto que incluso se acercó el camarero y yo hice como la que buscaba algo por debajo de la mesa y me senté en la silla. Fui al baño  mientras venía la comida ya que últimamente con el embarazo aunque estuviera de poco tiempo tenía que ir muchas veces. Cuando estuve allí me encontré a mi madre que me dijo:

Javiera: Amaia tengo varias preguntas para ti.
Amaia: Espérate que tengo que hacer pis que no puedo más.

Tenía la esperanza de que se fuera, aunque si soy sincera ya me esperaba que ella siguiera allí todavía. Ahí estaba cruzada de brazos y mientras me disponía a lavarme las manos dijo:

-Javiera: Primero, ¿Por qué hace tanto que no vienes a misa ni se nada de ti? Segundo, ¿Qué haces con ese aquí otra vez?  Y la última ¿Qué hacías debajo de la mesa? Espero que no estuvieras haciendo ninguna guarrada aquí en medio… Eso no es propio de una señorita…
Amaia: Mamá por favor…
Javiera: Responde.
Amaia: Pues la razón por la que no he ido es porque he estado ocupada y lo de Alfred joder mamá es mi amigo y lo vas a tener que ver más de lo que querrías…
Javiera: ¿Y eso por qué?
Amaia: Nada…
Javiera: ¿Y qué me vas a decir de lo de la mesa?
Amaia: Pues para huir de esto. Lo único que quería es no tener esta conversación.
Javiera: Estás siendo muy injusta conmigo.
Amaia: Paso…
Javiera: Esta semana nos tenemos que ver y me da igual que vengas o no con tu noviecillo Alfred.
Amaia: No es mi novio, pero mira a lo mejor vamos…
Javiera: Venga, la semana que viene.

Me fui de allí con paso decidido, estaba cansada de la actitud de mi madre. Siempre se mostraba de la misma manera autoritaria. Para ella siempre tenía la razón y tenía que hacer lo que ella dijera. Estaba tan acostumbrada de que siempre tuviera la razón que no aceptaba un no por respuesta. Esta era la razón por la que no le había respondido. Aunque necesitaba salir del baño e ir a la comida. Tal vez al estar con Alfred me sienta más tranquila.
Me senté en la mesa y Alfred se quedó mirándome a los ojos directamente. Él me conocía y sabía cómo me sentía en esos momentos. Se levantó rápidamente y me dio la mano y nos fuimos de aquí. Me alegré mucho de que así fuera, tenía que salir de allí. Era como si esas paredes se hicieran más pequeñas y no podía dejar de mirar a mi hermana y mi madre que no paraba de mirarme.
Cuando salimos por fin pude respirar profundo, Alfred me miró y dijo:
Alfred: ¿Qué ha pasado con tu madre?
Amaia: Nada, lo de siempre. Quiere controlarlo todo, pero no pude hacerlo y bueno el domingo ha dicho que vayamos allí.
Alfred: Dices que no quieres que te controle, pero luego la dejas…
Amaia: Es complicado Alfred. Mi madre está acostumbrada a eso durante toda su vida…
Alfred: ¿Y para qué se supone que quiere que vaya yo? ¿Tú quieres decirle ya lo del embarazo?
Amaia: No sé… Depende.
Alfred: ¿Y cuándo es?
Amaia: El domingo.
Alfred: ¿No es muy temprano no?  Es que he quedado el sábado.
Amaia: No, tú vente a comer y yo estaré desde por la mañana allí.

La verdad es que no me esperaba que Alfred me dijera algo así. Me daba coraje de que siguiera siendo el Alfred de siempre, pero no sé porque yo pensaba que Alfred no sería así. Siempre lo será, y por mucho que sea el padre de mi bebé no puedo cambiarlo a él.
Supongo que me daba coraje por el hecho de que el bebé pudiera darse cuenta de todas esas cosas. No pude evitar quedarme quieta y tocarme la barriga. En ese momento me vino una arcada  y no pude hacer otra cosa que ir a la papelera más cercana. Creía que iba a vomitar, pero no lo hice. En su lugar me quedé con las piernas temblando enfrente de esa papelera.
Noté que Alfred se ponía detrás de mí e incluso me sujetaba el pelo, pero sorbí aire y creía que me caía. Alfred me sujetó por detrás. Puso las manos en mi cintura y me sentó en el banco.

Alfred: ¿Estás bien Amaia?
Amaia: Sí, es solo que me he mareado. Será del hambre.
Alfred: Bueno vamos a un italiano que está cerca de aquí, pero tú no vas a andar.

Rápidamente Alfred me subió a su espalda. Desde luego que era un exagerado, pero no pudo evitar hacerme gracia la manera en la que me cuidaba. Alfred era muy protector con las personas de su alrededor y la verdad es que no tenía ninguna duda de que siempre protegía a los suyos. Cuando llegamos al otro restaurante esta vez nos encontramos a Miriam con Luis, yo no sé que pasaba hoy, pero estábamos predestinados a encontrar muchas personas. Luis era un chico de la oficina que siempre había estado colado por Miriam, pero ella nunca le había hecho mucho caso. Típico de Miriam, pasar de todos los chicos de su alrededor que de verdad le importan ella. Yo siempre pensé que acabarían juntos, pero no me imaginé que fuera ahora ni el hecho de encontrármelos en este restaurante.
Miriam: Mírala ella que cómoda en. No te vayas a marear con el bebé en las alturas en.

Luis nos miró con cara de no entender nada, pero no dijo nada más. Yo miré a Miriam con una mirada asesina. No quería que nadie más supiera lo del embarazo y menos una persona de la oficina.
Miriam: Oye chicos, ¿Qué os parece si nos quedamos a comer los cuatro? O bueno si queréis hablar de cosas de tortolitos…
Amaia: No venga, todos juntos mejor.

Alfred se puso a mi lado y me susurró en el oído mientras me decía.

Alfred: Que sepas que queda pendiente una quedada de solo nosotros y que eres una celosa. Acto seguido me dio un beso en la mejilla y no pude evitar ponerme roja al momento. A Alfred no se le había olvidado lo que te dije y aunque yo hubiera deseado mil veces no haberlo dicho así era y no podía cambiarlo.
El resto de la comida la pasamos entre risas. No había conocido antes a Luis y la verdad es que me pareció muy buena persona. Al parecer no tenía ningún tipo de relación amorosa con Miriam.
Lo había conocido y la verdad es que me cayó muy bien, aunque no entendía porque Alfred de repente se mostraba tan cortante sin casi hablar. Tendría que hablar con él, no sé qué le habría picado esta vez, pero después hablaríamos largo y tendido.

¿Cómo creeis que seguirá la cosa ?¿sigo? Espero que os esté gustando la novela ♥️♥️me gustaría poder subir más pero es que tengo pocos capítulos hechos y muy poco tiempo para escribir y prefiero ir poco a pcoo para que no os quedéis demasiado tiempo sin capítulo.
Pd: he subido el capitulo 19 editado de amor pactado que espero que os guste también ♥️♥️

Solo por esta noche (Terminada y Editando )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora