capitulo 3

1.4K 58 9
                                    

Narra amaia


Los labios de Alfred en los míos eran una de las sensaciones más extrañas, pero a la vez más gratificantes que había sentido nunca. eran dulces y a la vez salvajes, nunca me hubiera imaginado que me pudiera sentir así por unos simples besos, aunque esos besos poco se parecían a algo inocente. La mano de Alfred cada vez apretaba más mi culo contra él. Alfred me miró esperando mi aprobación y yo asentí.


Alfred: te sienta genial este vestido, pero te va a durar poco tiempo.


Dijo esta frase en mi oído y no sé porque me excitó de sobremanera. Me gustaba la manera en la que me trataba, sentía como si mi intimidad estuviera cada vez más caliente. Estaba con Alfred García, mi mejor amigo y estábamos a punto de acostarnos, cualquier chica habría soñado esto toda su vida, pero yo no, sin embargo aquí estaba yo como otra cualquiera enredándome entre sus caricias y sus besos.


Metió su mano por dentro de mi vestido y me lo quitó de un solo movimiento. Ni siquiera me dio tiempo de darme cuenta de la manera que lo hacía. Me quedé con tan solo unas braguitas de tanga ante él. Me sentía pequeña ante él, pero no porque él me hiciera sentir inferior sino todo lo contrario. Era muy consciente de que él tenía mucha más experiencia y menos remilgos que yo a la hora de mantener relaciones sexuales y esta vez por primera vez en mi vida pasé de preocuparme por ser la perfecta amaia romero que todo mi alrededor pretendía que fuera para convertirme en amaia a secas.


Alfred se quitó la camiseta rápidamente y pude admirar su torso desnudo. Lo había visto multitud de veces, pero jamás de esta manera. Sus abdominales mostraban lo mucho que se cuidaba y su piel algo tostada por el sol lo hacía todavía más atractivo. Me fijé en su pantalón, parecía estar a punto de estallar. Pensé en cómo sería sentirlo en mi interior y creo que enrojecí ya que Alfred me dijo


Alfred: pagaría por saber lo que piensas en estos momentos


Me volví valiente y lo dije. No tenía miedo de lo que iba a pensar Alfred de mí. Era mi mejor amigo y ahora mismo no podía pensar en otra cosa que no fuera en cómo me sentiría con él en mi interior


Amaia: pensaba en cómo me sentiría cuando entraras dentro de mí-dije sin poder evitar mirarle hacia la entrepierna y ponerme más colorada de lo que ya estaba.


Alfred: dilo otra vez, pero esta vez mirándome fijamente dijo Alfred cogiendo un poco de aliento.


Amaia: no puedo parar de pensar en cómo me sentiré al sentirte dentro


Acto seguido Alfred me besó con más y más pasión. No podía soportar más esta fricción a través de la ropa. Notaba que empezaba a serme más complicado aguantar esto así que bajé la mano hacía su pantalón, pero al ser tan torpe no conseguía quitarle la estúpida correa que llevaba. Además el hecho de que Alfred me estuviera dando besos por todo el cuerpo no ayudaba.


Alfred: dios amaia, cómo sigas tocando tanto voy a correrme ya


En otras circunstancias eso me habría parecido una guarrada. Nunca le había dejado a nadie hablarme de esa manera, pero no pude evitar que me excitara más. Alfred se quitó el cinturón ya que yo con mi torpeza no lo conseguía. Me parecía que mi corazón estaba a punto de estallar. El pantalón cayó a algún lugar del salón y yo no podía dejar de mirar los bóxer de Alfred. Se notaba que había un gran bulto en ellos y me moría de ganas por poder verlo y sentirle dentro por mí.


Alfred: ummm amaia que la vista se te va


Amaia: vamos a la cama porfavor


Alfred: mejor vamos a hacerlo a mi modo. Déjate llevar.

Solo por esta noche (Terminada y Editando )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora