Capitulo 28

761 55 13
                                    

Cuando Ángela se fue pude respirar tranquila. Esto quería decir que no tendría que soportar más preguntas de mi hermana. Es mi hermana y la quiero mucho, pero es que a cotilla no la gana nadie.
Ahora estábamos otra vez de nuevo Luis y yo a solas y la verdad es que me había dado que pensar los comentarios de mi hermana sobre Luis. Parecía el típico chico del que yo me hubiera enamorado antes, pero ahora mi vida era mucho más complicada. Estaba embarazada y no cualquiera quiere a una embarazada, aunque lo que no entiendo es porqué él tiene tanto interés en quedar conmigo.
Justo en ese momento la voz rugosa de Luis me hizo bajar de mis pensamientos. Últimamente me pasaba más pensando que otra cosa.

Luis: ¿Tu hermana siempre es así? Cuando estamos en el parque siempre está mirándome ella con sus amigas.
Amaia: Desde que la conozco siempre ha sido así- dije encogiéndome de hombros.
Luis: Bueno me vas a decir ¿de qué te reías?
Amaia: Es que tenías algo en la cara y era blanco y…
Luis: Pero que malpensada eres en…
Amaia: Puede ser dije sin poder contener la risa, pero inmediatamente noté como Luis acortaba más la distancia que había entre nosotros dos y me decía.
Luis: Que sepas que tú eres mucho más guapa que tu hermana.

No sé porque dijo eso, pero era la primera persona que me había dicho algo así. Siempre he vivido a la sombra de ella, todos los chicos se enamoraban de ella al momento por el hecho de ser rubio con ojos claros, y sin embargo yo siempre he sido como el patito feo al que nadie quiere o como solían llamarme la hermana de Ángela. Me sorprendió mucho su comentario porque la verdad es que tampoco venía mucho a cuento, pero me gustó mucho que lo dijera.
Pero de repente pasó algo que no me esperaba para nada. Luis se acercó todavía más a mí y cuando me quise dar cuenta tenía su boca sobre la mía y empezó a besarme.  Cuando me quise dar cuenta no sabía el tiempo que había pasado, pero me sentí muy mal. Tanto que me empezó a doler mucho el estómago y tuve que ir corriendo al baño. No pude evitar vomitar todo lo que acababa de comer. No sé si a este niño no le gustaba el chocolate o Luis, pero algo estaba segura que había sido provocado por él. Cuando vomité me quedé más tranquila, pero me acordé en que tendría que decirle algo a Luis cuando saliera y si soy sincera no tenía ni idea de que decirle. Yo no sentía nada por él ¿O sí? Estoy a gusto con él cuando salimos y no me puedo creer que pueda llegar a sentir algo por mí y menos ahora que estoy embarazada.
La verdad que cuando estoy con él no se parece en nada a lo que siento cuando estoy con Alfred, pero es que es diferente. Con Alfred también siento una inseguridad por lo que puede pasar…
Pero con Luis es como un sitio más seguro en el que estar. Por lo que lo conozco parece que no me va a hacer daño e incluso más de una vez me ha dicho que quiere acompañarme a las ecografías. Todas estas cosas dicen mucho de él y sin embargo hay algo que me impide acercarme de la misma manera que lo hace él.
Además no sé porque no paraba de acordarme de los momentos que había vivido con Alfred hace un momento. Era increíble como hacia un momento había mantenido relaciones con él y ahora me había estado besando con otro. Soy una persona horrible y lo que me preocupa es que todo esto le afecte al bebé. No me permitiría perderlo por nada del mundo. Me gustaría que el pequeño tuviera una vida estable, pero ahora mismo tenía de todo menos una vida normal.
No pude evitar sentirme mal otra vez y volví a vomitar. Odiaba sentirme así, pero no se me ocurría otra manera de seguir.
Me lavé un poco la cara y me enjuagué la boca. Me sentía sucia. Lo único que tenía ganas ahora mismo era de esconderme y no tuviera que ver a nada ni a nadie, solo estar con mi hijo.
Salí del baño y una vez allí me encontré con Luis. Estaba preocupado, supongo que me habría escuchado vomitar. Aunque ahora que lo pienso quizás lo más fácil sea hacerme como la que se encuentra mal para no decir nada.

Luis: Amaia, ¿Estás bien?
Amaia: Sí, me suele pasar con este niño- dije mientras me acariciaba la barriga. Luis puso la mano también ahí y me dio un beso.
Luis: Amaia, sabes lo que siento por ti y estoy dispuesto a hacer de padre de este bebé.
Amaia: Luis, ahora mismo no sé qué decirte. Estoy hecha un lío.
Luis: Bueno, decidas lo que decidas me gustaría saberlo…
Amaia: Vale, bueno… bueno me encuentro un poco peor, me voy a casa.
Luis: Yo te llevo, además tengo un regalo en el coche para él…
Amaia: No tenías porqué. Además yo todavía no le he comprado nada.
Luis: ¿Pues a qué esperas? Estas de casi 25 semanas.
Amaia: Ya…
Luis: Decidas lo que decidas si necesitas algo sabes dónde encontrarme.
Amaia: Gracias Luis de verdad. No merezco a alguien como tú.

Luis me dio un paquete y eran unos patucos blancos. Parecía mentira que este pequeñajo empezara a tener más cosas para él. Ya sabía hasta el sexo y el nombre. Era como si cada vez se estuviera haciendo todo más real aunque creo que lo era, pero a una parte de mí le costaba darse cuenta. Esa parte de mí no podía creer que Luis le hubiera comprado algo al niño antes que yo o que su padre. Este embarazo estaba siendo tan diferente a lo que me hubiera esperado en otros tiempos que me costaba asumirlo y responder ante las necesidades que podría tener en un futuro.
Aunque una cosa sí que tenía clara y es que haría todo lo que estuviera en mi mano por este niño. Ahora tenía algo más importante y a la vez difícil que hacer y era saber que era lo bueno para él. El hecho de saber lo que es bueno para él me hacía comerme muchas veces la cabeza sobre si hubiera sido el padre Luis como serían las cosas en mi vida ya que ahora mismo estaban hecho un auténtico desastre.
Cuando llegué a casa me fijé en que en la entrada había una carta. Supongo que alguien la habrá puesto por debajo de la puerta. Cogí la carta entre mis manos y la verdad es que me extrañaba que tuviera una carta y encima debajo de la puerta. Cuando me fijé en el nombre la verdad es que no pude evitar sonreír. Esta carta era de Alfred. Esto es muy típico de él, desde pequeño siempre le ha encantado poner cartas aunque la mayoría de ellas solían ser de disculpa y que yo recuerde no nos habíamos peleado sino más bien todo lo contrario.

Bueno Amaix, la verdad que no sé muy bien porque te escribo esta carta, pero es que estaba intentando concentrarme con algo y no podía dejar de pensar en ti.
Que sepas que voy a luchar por ti con uñas y dientes y contra el Luis ese para que te des cuenta de que yo soy lo mejor que podría pasarte tanto a ti como a nuestro hijo es que estemos juntos. Por favor Amaia dame una oportunidad y déjame demostrarte que yo también puedo ser bueno para ti.
Te quiero desde que te conozco y lo llevas sabiendo toda tu vida aunque siempre te hayas engañado a ti misma sé que lo sabías y quieres lo mismo que yo.

Vi la carta y la verdad que no podía creer lo que Alfred me había escrito. Esta vez había pensado en un nosotros y esto es algo que él no lo solía hacer. No pude evitar soñar despierta en lo que podría ser una vida con él, mi mejor amigo, esa persona que me conocía más que nadie y de la que de una manera u otra el destino me había unido para siempre. Parece mentira como lo que empezó siendo solo por esta noche pueda significar tanto. Ambos estaremos siempre unidos por este bebé y espero que eso signifique algo y que no esté dando un paso hacia un acantilado.
Tenía una decisión tomada y era darle una segunda oportunidad a Alfred. Parece mentira que estuviera a punto de dar un paso hacia Alfred y hasta nuestro futuro. No sé lo que  significará esto en mi vida, pero tras el encuentro con Luis y la carta de Alfred creo que será lo mejor. Además si a eso le sumamos lo que pasó entre Alfred y yo antes de esa quedada con Luis no hace más que darme más razones para hacer lo que estoy pensando.
Fui hacia el piso de Alfred y esperé a que me abriera, pero para mi mala suerte no estaba. Probé a enviarle un mensaje para que cuando estuviera libre habláramos. Debíamos dejar muchas cosas claras si queríamos que esto tuviera sentido los dos juntos.
La verdad es que hubiera preferido mil veces antes que hubiera estado, pero bueno al menos podría pensar bien en que decir y no hablar como un solo impulso.
Me quedé un rato en la puerta hasta que de pronto se abrió. Allí apareció un Alfred con los pelos alborotados y con pijama. Nada más verlo no pude hacer otra cosa que abalanzarme sobre él. Él rápidamente abrió sus brazos y me dio un gran abrazo mientras juntábamos nuestros labios y empezaba una batalla de lenguas. Me encantaba su sabor. Alfred sonrió mientras nos besábamos y bajó sus manos hacia mi culo. En ese momento sentí como el pequeño empezaba a moverse. Estábamos tan cerca que Alfred también lo notó y bajó sus manos hacia mi barriga. Paramos de besarnos mientras los dos poníamos las manos en mi barriga. Volví a notar otra patada del pequeño y es que desde luego que este niño iba para futbolista.
Cuando el pequeño dejó de moverse ambos nos sentamos en el sofá muy cerca el uno del otro. Alfred puso una mano en mi muslo y la otra la puso en mi mejilla mientras decía.

Alfred: Bueno veo que ya has visto mi carta, pero quiero escuchar de tu boca la respuesta.

¿Cómo creeis que seguirá la cosa ?¿sigo? Espero que os esté gustando ♥️♥️comentadme  que os está  pareciendo ♥️♥️
Pd: he editado el capitulo 22 y 23 de amor pactado por si os lo estáis leyendo también. Espero que os guste ♥️♥️

Solo por esta noche (Terminada y Editando )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora