capítulo 10

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Capítulo 10
Tras esa puerta me encontré a nada más y nada menos que Alex. No quería saber más nada de él y no podía creer como había tenido la cara de aparecer en mi casa de repente sin avisar. No quería tenerle cerca. Ya me había hecho suficiente daño como para que viniera y volviera a hacérmelo de nuevo.
Intenté cerrarle la puerta en las narices, pero él era mucho más fuerte que yo así que puso la mano y entró rápidamente en el piso. Yo no sabía qué hacer. Me encontraba acorralada en mi propia casa. Por más que quisiera no podría salir de aquí así que opté por afrontarlo y que me dijera lo que tuviera que decirme. No estaba dispuesta a tenerlo durante mucho más tiempo en mi propia casa.

Amaia: Dime lo que tengas que decirme rápido no tengo todo el día.
Alex: Sí, ya veo que has quedado con alguien. Mira que vestirte de esa forma con lo recatada que eras cuando salíamos. Si  es que yo lo sabía que las santitas sois todas unas guarras.
Amaia: Eres un imbécil y yo me pongo lo que me da la gana. No eres nadie para opinar sobre eso.
Alex: Amaia estuvimos juntos mucho tiempo y jamás te hubiera dejado que te hubieras vestido así. Bueno si hubiéramos estado a solas en casa claro que sí porque ni te imaginas las cosas que se me ocurren hacerte cuando te veo con ese traje.

Acto seguido se acercó más a mí y puso su mano en mi culo. Yo lo único que podía llegar a sentir por él ahora mismo era repugnancia. No podía creer que se estuviera comportando de esa manera conmigo. Nunca me hubiera imaginado que podía llegar a ser tan machista y tan autoritario. Cuando estaba con él nunca lo había visto de esa forma o quizás es que estaba tan ciega que no era capaz de darme cuenta de eso.
Ahora mismo no podía creer como llegué a estar tanto tiempo con él. Supongo que parte de culpa de eso lo tendrían nuestras familias que de una manera o de otra querían que estuviéramos juntos. Ahora mismo lo único que podía sentir era un terrible asco por verle frente a mí y más poniendo sus sucias manos sobre mi culo.
Intenté deshacerme de sus brazos, pero era imposible. Alex era terriblemente fuerte y yo a su lado era como una simple muñeca con la que podría hacer lo que quisiera.
No pude evitar gritar para intentar salir corriendo, pero cuando empecé a alzar la voz él me puso la mano sobre mi boca.

Alex: Hoy vamos a follar y tú lo sabes. No pretendas abrirme la puerta así y que no pase nada entre nosotros dos.

Justo ene se momento pasó algo que no me esperaba para nada que ocurriera. Apareció Alfred vestido con una camisa y sus pantalones negros. Le miré en sus ojos negros algo que no había visto nunca antes. Estaban llenos de furia.

Alfred: Quita tus asquerosas manos de Amaia.
Alex: ¿qué pasa te la quieres follar tú? Siempre tuviste celos de nosotros dos. Se nota que siempre has estado enamorado de ella. Y ahora que lo hemos dejado querías follartela en.
Alfred: No hables de Amaia como si fuera un objeto inútil.

Acto seguido vi como Alex me soltaba sin apartar la vista de Alfred y se iba. No sabía porque se había ido cuando lo había visto. Esto me dio muy mala espina, pero me sentí libre cuando se fue y no pude hacer otra cosa que abrazar. Me sentía segura con él. Me alegraba que hubiera estado él para protegerme. No es que yo no fuera una chica autosuficiente, pero es que en estos momentos no sabía qué hacer para que Alex parara. Me sentía tan impotente sin poder hacer nada.

Amaia: Gracias Alfred de verdad. No sé qué hubiera hecho si tú no hubieras aparecido.
Alfred: Seguro que te la hubieras apañado muy bien. Eres fuerte Amaix yo lo sé.
Amaia: No tanto.

Lo volví a abrazar y él me dejó en su pecho mientras yo esta vez soltaba las lágrimas de impotencia que había sentido antes. No quería volver a sentirme de esa manera. Era como si no pudiera escapar de él. Alex lo único que me había causado era daño, pero me sirvió para darme cuenta del tipo de persona que era.

Alfred: Amaix.
Amaia: Dime.
Alfred: Si quieres no vamos a la fiesta. Sé que lo has pasado mal y necesitas estar sola y descansar.
Amaia: Ni de broma a esa fiesta vamos, pero por favor no te separes de mí. Contigo me siento segura Alfred.
Alfred: ¿Estás segura?
Amaia: Lo estoy y si no te importa entra en casa y quédate en el sofá mientras yo me maquillo.
Alfred: Claro vamos.

Alfred entró en mi casa. Fui directo al salón y puso la televisión mientras yo terminaba de arreglarme. Ahora mismo lo único que quería hacer es no pensar en nada y estar con Alfred y con mucha música a mi alrededor me parecía la mejor manera para conseguirlo.
Me puse un maquillaje de noche ya que quería sorprender bastante. Me puse los ojos negros con algo de brillo y me maquillé mucho más que en otras ocasiones. Me miré al espejo y casi no me reconocí. Yo nunca solía maquillarme de esta manera, pero me gustaba ir así. Hoy tendría la oportunidad de relajarme y de ser yo sin preocupaciones. No me iba a permitir el lujo de pasarme el resto de la noche llorando por lo que había pasado con Alex.
Salí del baño y me encontré con Alfred totalmente tumbado en el sofá, pero al escuchar mis pasos se dio la vuelta y me miró durante un rato. Creo que antes no se había dado cuenta del vestido que llevaba y ahora con el maquillaje y los tacones no hacían más que rematarlo.
Alfred no decía absolutamente nada tan solo tenía los ojos abiertos y pasaba su vista de arriba abajo de mi cuerpo. La verdad que si no hubiera llevado maquillaje se hubiera dado cuenta de que estaba muy colorada.

Amaia: ¿Alfred? ¿Qué tal estoy? ¿Te gusta?
Alfred: Te fo… em quiero decir que te queda estupendamente madre mía Amaia no me puedes hacer esto.
Amaia: ¿Y eso por qué? Soy yo Alfred.
Alfred: Pues porque entre lo que veo y lo que está en mi mente…
Amaia: Anda no seas tonto y vámonos.

Nunca había visto a Alfred quedarse sin palabras. Él siempre solía tener una respuesta para todo pero parecía que ahora se había quedado sin habla. No sé si era el vestido o que era, pero Alfred no paraba de mirarme.
Me incomodaba un poco, pero tampoco quería darle mucha importancia ya que Alfred con lo que le gustaba picarme probablemente me lo dijera más veces solo por ver mi cara. Soy de enrojecerme muy fácilmente y últimamente Alfred lo conseguía con suma facilidad.
Nos fuimos en dirección a la discoteca y la verdad que notaba que Alfred no me quitaba la vista de encima. Incluso una de las veces en la que casi tropecé con algo que había en el suelo tenía su brazo rodeándome la cintura para no caerme.
Después de eso no quitó el brazo de ahí. Me dijo que era para que no me cayera, pero la verdad es que me sonó un poco a cuento. Yo no le di más importancia y por fin llegamos a la discoteca.
Lo peor fue que al entrar por el hecho de ser una chica los guardias me miraron de arriba abajo y me dijeron que yo no pagara, pero que Alfred sí. Me parecían muy machistas esas actitudes y no es el hecho de que yo quisiera pagar, pero es que me miraban como un trozo de carne. Noté como Alfred los fulminaba con la mirada y era tan cabezota y protector conmigo que incluso pagó la entrada para los dos. La verdad que este tipo de gestos me parecían increíbles de Alfred. Me respetaba de una forma inimaginable e incluso sabía lo que hacer para que me sintiera mejor y más después de lo que había vivido con mi estúpido ex novio.

¿Sigo? ¿Cómo creeis que irá en la fiesta ?

Solo por esta noche (Terminada y Editando )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora