capitulo 29

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La verdad es que entre una cosa y otra no me había dado mucho tiempo a pensar en lo que le diría a Alfred cuando llegara aquí. Mira que yo antes era más de palabras que de actos, pero cuando estaba con él era como si todo cambiara. Solo él conseguía que sacara mis impulsos, aunque no sé si eso es algo bueno o malo, pero por ahora me estaba dejando llevar por ellos.
Alfred quería mi respuesta con lo de la carta y yo había venido aquí por eso aunque me daba bastante vergüenza decir las cosas que estaban pensando en mi cabeza en voz alta.

Alfred: Venga Amaix… quiero escucharlo desde tu boca.
Amaia: Ay no sé qué decir… He venido aquí porque quería darte una oportunidad…
Alfred: ¿Una oportunidad para qué? ¿Quieres que lo hagamos otra vez? ¿Para eso habéis venido los dos en?- dijo mientras ponía su boca en mi cuello. No pude evitar soltar un gemido ahogado.
Amaia: Déjame explicarte.
Alfred: Umm, ¿me lo explicas así?

Justo en ese momento noté como Alfred metía su mano en el interior de mi pantalón. Metió un dedo en mi interior mientras con el otro empezaba a acariciarme el clítorix. No podía creer como podía llegar a hacer algo así de repente. Es lo que menos me hubiera podido imaginar que hiciera, pero así era él, descarado, impulsivo y muy, pero que muy sexy.

Alfred: Venga dímelo.
Amaia: Vamos a intentarlo, pero esta vez de verdad.
Alfred: ¿De verdad?
Alfred quitó la mano del interior de mis braguitas y me mostró la mejor de sus sonrisas. Esas sonrisas eran capaces de paralizar a cualquiera.

Amaia: De verdad, pero por favor yo hago un esfuerzo enorme con esto. Tú tienes que poner de tu parte.
Alfred: Claro que sí, yo por ti lo hago todo amore mío, bueno y por el pequeño Oliver.

Acto seguido acercó sus labios a los míos en un profundo beso. Nuestras lenguas iban a la misma velocidad y batallaban en una lucha en la que nunca sabíamos si iba a existir un vencedor. Alfred volvió a meter su mano en el interior de mi pantalón. No podía con este hombre, era incansable en todo lo relacionado con el sexo y yo ahora embarazada había descubierto una faceta de mí que no creía ni que existiera, pero él la avivaba cada vez que se ponía a mi lado. Metió uno de sus dedos en mi interior y mientras con el otro acariciaba mi clitorix sin parar. No pude evitar soltar un gemido, intenté morderme los labios, pero no había manera. Era tenerle cerca y sentirme de esta manera tan poco común. Era casi como tocar el cielo con la mis manos.
Cuando separó sus labios de los míos pude coger un poco de aire por la efusividad del beso.

Amaia: ¿Siempre va a ser así?- dije mientras le miraba a los ojos y no podía evitar morderme el labio otra vez.
Alfred: No, a veces será sobre la encimera, otras veces en la piscina, en la playa, a cuatro….
Amaia: Pero serás guarro- dije mientras me reía.
Alfred: Oye que tienes tantas ganas como yo que yo lo sé.
Amaia: ¿Ah sí?¿y por qué lo sabes listillo?
Alfred: Pues por lo húmeda que estás aquí abajo- dijo mientras introducía un segundo dedo en mi interior.
Amaia: Pero bueno…
Alfred: Pero bueno dijo mientras imitaba mi voz.

Acto seguido puse yo mi mano en sus pantalones.  Me encantaba notar como ya había una erección bastante considerable. El hecho de que se excitara cuando ni siquiera le tocaba y con el embarazo hacia que me sintiera muy bien. Mi barriga era ya bastante grande y el hecho de desnudarme con él me daba un poco de vergüenza pese a haberlo hecho hace poco tiempo.
Le quité el pantalón y ya solo tenía unos calzoncillos y la camiseta, pero necesitaba que tuviera todavía menos ropa. Le quité la camiseta y cuando iba a intentar quitarle los calzoncillos me paró para seguir besándome. Me puso las manos contra el sofá mientras él pasaba su boca por mi cuello e iba bajando hasta que se encontró con la camiseta. Me la quitó de un solo movimiento como si fuera un experto en eso y en cierto sentido creo que lo era aunque esa parte me asustaba un poco el hecho de pensar a cuantas más les habría hecho lo mismo.
Aunque para ser justa él no sabía nada del beso con Luis, pero como no había significado nada sería mejor no decirle nada de eso. Demasiado celoso era ya con él como para darle una razón de peso.
Dejé de pensar en eso y me dejé llevar por las caricias de Alfred ya que se pararon en mis pechos y la verdad es que desde que estaba embarazada aparte de estar excitada todo el tiempo también tenía más sensibilidad en esa zona. Siguió acariciándomelos hasta que posó su boca sobre ellos y no pude evitar arquearme hacia él. Era como si todo mi cuerpo respondiera hacia a él.
Era como si estuviéramos hechos para estar el uno con el otro. Alfred acabó por quitarme los pantalones y las braguitas. Me intenté tapar un poco con la mano ya que estaba completamente desnuda frente a él, pero para mi sorpresa Alfred me quitó las manos de mi cuerpo y me dijo.

Alfred: Eres preciosa,  no sabes lo que me pone verte así embarazada.
Amaia: ¿Ah sí? ¿Y eso por qué?
Alfred: Pues porque esto es mío- dijo mientras me señalaba a la barriga con dulzura- bueno nuestro.  Y lo hemos hecho entre nosotros dos.
Amaia: Bueno ya, pero yo no soy toda tuya.
Alfred:¿Ah no? Yo creía que por lo mojada que estás no puedes decirme que no en.
Amaia: Pues a lo mejor lo hago. Voy a darme una ducha.
Alfred: Recuerda que estás en mi casa en.
Amaia: Bueno tu hijo y yo tenemos derecho de usar tu ducha.

Me fui hacia la ducha mientras notaba como Alfred no dejaba de mirarme el culo. La verdad es que me gustaba sentirme deseada y me daba mucho morbo el hecho de estar así.
Fui yendo hacia la ducha y mientras encendí el agua empecé a cantar. Al momento empecé a cantar y acto seguido noté como sentía unos besos en mi espalda. Me encantaba sentir a Alfred tan cerca. Notaba su erección sobre mi culo y es que de hecho ahora con el embarazo hacia que sintiera más y más ganas de seguir. Entré en la ducha y volví a notar sus manos y rápidamente me hizo darme la vuelta. Me vi cara a cara con él y su gran sonrisa. Su mirada era muy pícara y me estaba volviendo loca. Nunca me cansaría en mirarle a esos ojos negros y a ese lunar bajo su ojo.

Alfred: Te quiero
Amaia: Y yo a ti, papá.
Alfred: Oye que yo no soy tu padre.
Amaia: Pero el del peque sí.
Alfred: Bueno, pero no hagas ruido que no quiero que nos vea así.
Amaia: Él lo escucha todo.
Alfred: ¿Ah sí? ¿y esto?- dijo mientras bajaba una de sus manos a mi clitorix y empezaba a acariciármelo mientras  metía un par de dedos en mi interior.
Amaia: Te necesito dentro de mí ahora.
Alfred: ¿Ah sí? Pero no se puede tener todo.
Amaia: ¿Ah no?

Me acerqué más hacía él, lo máximo que pude ya que mi barriga estaba muy grande y mis pechos más que lo mismo. Le miré mientras bajaba mi mano hacía su gran erección y empecé a acariciarla ante la atenta mirada de Alfred.
El agua caía por encima nuestra y de un solo movimiento noté como Alfred me cogía en brazos e introducía su miembro directamente dentro de mí. Me encantaba sentirle dentro de mí, todos los poros de mi piel deseaban esto con todas mis ganas. Notaba como Alfred entraba y salía de mi interior mientras nuestras respiraciones estaban entrecortadas. Entre gemidos y muchos besos acabamos llegando los dos al orgasmo.

¿Qué os parece esta nueva situación?¿sigo? Comentadme que os está pareciendo la novela ♥️♥️
Pd: he subido en amor pactado el capítulo 24 editado y espero que os guste ♥️♥️

Solo por esta noche (Terminada y Editando )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora