capitulo 23

700 47 12
                                    

Alfred puso su mano en mi vientre y se puso a hablarle y dijo.

Alfred: Oye pequeñín que sepas que te voy a cuidar y tanto tu mamá como yo haremos todo lo posible para tenerte entre nuestros brazos.

Miré hacia Alfred y la verdad es que no sé porque, pero no podía evitar soltar una lágrima.

Alfred: Eh eh, no llores en- dijo mientras ponía su dedo en mi rostro. Me dio un beso en la frente y me apoyé en su hombro. No sé el tiempo que pasó ni que puso en la tele pero me quedé dormida y cuando me desperté estaba en la cama y Alfred en el sillón de al lado dormido profundamente. Miré el reloj y aún eran las cuatro, pero tenía ganas de hacer pis así que me levanté y cuando volví a la habitación estaba Alfred de pie mirándome.

Alfred: ¿Estás bien?
Amaia: Sí de verdad, pero puedes dormir en la cama si quieres en. No me perdonaría que estuviera durmiendo más tiempo en ese sillón.
Alfred: No pasa nada, estoy bien. No quiero que te sientas incómoda.
Amaia: Ven aquí anda.

Alfred se tumbó a mi lado y me quedé dormida al momento. Pasó esta semana y Alfred no se separó ni un centímetro de mí. Sabía que tenía que tener cuidado con el embarazo ya que lo que me había pasado había sido un aviso.
Después de estar totalmente recuperado tras el aviso de aborto quedé con Luis. La verdad que era más simpático de lo que yo creía, pero cuanto más quedaba con él más sentía que me alejaba de Alfred. Él me estaba poniendo excusas para vernos e incluso se estaba perdiendo algunas ecografías. Por el momento yo no quería saber el sexo del bebé. Me negaba averiguarlo sin el que era el padre de mi hijo. El día que Alfred viniera y lograra convencerle querría saberlo. Mientras tanto lo único que haría sería pensar en mil nombres de los que nunca ninguna parecía gustarme. A mis padres les costaba asimilar la noticia y de hecho tampoco hemos vuelto a quedar muchas veces. Cuando estoy con ellos me piden que me ponga ropa ancha ya que el embarazo empieza a notarse cada vez más. Estoy de 24 semanas y me siento súper hinchada. Yo siempre he sido una persona muy delgada y ahora el hecho de verme de esta manera me costaba mucho. Además si a esto le sumamos el hecho de vivir todo esto sola…
Miriam me estaba ayudando mucho e incluso me había mucha de las ecografías e incluso Aitana también ya que ella al haber tenido un embarazo antes también me daba muchos consejos.
Hoy tenía una ecografía así que me armé de valor y fui a casa de Alfred para que viniera. Costase lo que costase iba a conseguir que viniera a verla ya que al fin y al cabo era su hijo de la misma manera que era mío. Estas semanas me estaba sintiendo muy sola, necesitaba que él estuviera en este tiempo. Todo este embarazo estaba siendo muy triste verlo en soledad. A veces me quedo en los parques mirando como las parejas cuidan a sus bebés y están juntos. Nunca hay ninguna que esté como yo...
Soy muy consciente de que Alfred y yo no somos unas parejas, pero al principio estaba más implicado en todo lo relacionado con el bebé. No sé si es que se ha dado cuenta de todo lo que conlleva un bebé y se está arrepintiendo o el qué, pero me hace sentir muy mal. Espero que a esta ecografía venga porque es que ahora incluso cuando voy ni siquiera quiero saber el sexo del bebé ya que para mí eso es algo que se tiene que vivir las dos personas. A unas malas si no quiero saberlo le pongo Noa que vale tanto para niño como para niña.
Muchas dudas se posaron por mi cabeza hasta llegar a la puerta de Alfred. Estuve a punto de darme la vuelta en más de un instante, pero logré coger aire y al final opté por llamar a la puerta, aunque ni de lejos me imaginaba encontrarme lo que me encontré ahí. No sé porque sentía como si Alfred me estuviera traicionando. No éramos nada, tan solo padres de un mismo bebé, pero me sentía dolida. El hecho de que fuera nada más y nada menos que con la chica que nos encontramos ese día en la bolera me molestaba aún más.
Si soy sincera ese día me puse muy celosa y justo por eso acabamos besándonos. Sin embargo ahora estaba allí con esa chica y con nada más que unos pantalones. Me quedé mirándolo y él me miró la barriga ya que hacia bastante tiempo que no nos veíamos y parecía que era la primera vez que me veía así.
No iba a permitir que Alfred me tratara así ya que era el padre de nuestro bebé. No es que hubiera hecho algo, bueno más bien no estaba haciendo nada y eso me dolía mucho, porque era como si no le importase que íbamos a tener un hijo.
La chica que estaba al lado suya me miró con aire de superioridad, así que dije lo que se me ocurrió en ese momento que pudiera molestarle.

Amaia: Alfred amor, tenemos la ecografía del bebé vámonos.
Alfred: emm, voy. Pasa, y Ámber ya nos vemos.

La chica no dijo ni una palabra más y se fue rápidamente de allí.  Me sentí bien porque se hubiera querido ir. Yo no sentía nada por Alfred, pero el hecho de que estuviera rodeado de chicas no era algo que me gustara por el bebé. Cuando se fue Alfred se cruzó de brazos y me miró intrigado. La verdad es que espero que no me pregunte nada relacionado con la razón por la que he actuado así porque si soy sincero no sabría que responder ante esto, pero para mi pesar fue justo lo que me preguntó…

Alfred. ¿De qué se supone que vas Amaia? Vienes a mi casa como si fueras mi novia o incluso mi mujer y nombras al bebé con una amiga mía sin pedir ni siquiera permiso a mí para decírselo.
Amaia: Pero, serás cabrón.  Llevas desde la primera ecografía pasando de todo lo relacionado con el bebé y cada vez que te digo algo siempre estás ocupado. Joder que un poco más y lo tengo y todavía no sé el sexo del bebé…
Alfred: Y si has ido a las ecografías ¿Por qué no lo has preguntado?
Amaia: Joder porque es algo de los dos, pero mira que si no quieres saber nada muy bien que me parece sigue follándote a quien te de la gana, pero después no vengas pidiéndome nada del bebé porque no será nada tuyo…
Alfred: Perdón no sabía que te sentías así… Podrías habérmelo dicho.
Amaia: ¿Cómo quieres que te lo diga si cada vez que voy a verte o a decirte algo me dices que estás ocupado?

Justo en ese momento me sonó el teléfono. Lo miré por encima y vi que era Luis. Miré a Alfred y se le tensó el rostro. Antes parecía que estaba dando unos pasos hacia delante en el tema de responsabilidades, pero ahora parecía como si volviéramos a atrás.

Alfred: Otra vez el pesado ese…
Amaia: Se llama Luis y cuando lo he necesitado ha estado a mi lado. No como la persona que creía mi mejor amigo- dije mientras no podía evitar romper en lágrimas. Estaba cansada de todo esto, me sentía sola en este embarazo. Se supone que cuando estás embarazada es uno de los mejores momentos de tu vida, pero sin embargo yo nunca me he sentido tan sola que en estos momentos. Supongo que el hecho de que siempre soñé de formar una familia junto al chico de mis sueños no se podría cumplir porque ese chico no existía o quizás si existía yo no lo encontraría porque me había quedado embarazada de nada más y nada menos que de mi mejor amigo el cual siempre está rodeado de chicas y parece que ni siquiera tiene intención de hacerse responsable del bebé.
Las hormonas me tenían en una  constante montaña de emociones y ahora había explotado delante de él. Aunque hubiera preferido no hacerlo no pude evitarlo, así era yo. Antes no solía llorar delante de las personas, pero ahora solía hacerlos todas las noches. Este sentimiento de soledad no había manera de quitármelo.
Pero justo en ese momento pasó algo que no me esperaba para nada. Alfred me acercó a él y me abrazó como hacía tiempo que no hacía.

¿Creeis que se arreglará todo ?¿sigo?










Solo por esta noche (Terminada y Editando )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora