capitulo 37

555 40 7
                                    

Luis me había dicho lo del beso y de repente noté como Alfred se acercaba a nosotros con rostro enfadado. Yo no podía creer lo que veía. Me había seguido para ver si le ponía los cuernos o para ver lo que estábamos hablando. Ahora mismo me decepcionó mucho el hecho de que ni siquiera confiara en mí. La confianza era algo que yo consideraba muy importante y después de lo que me había pasado con Alex no estaba preparada para tener a alguien controlándome todo lo que hacía. Y lo peor es que se creía con el derecho para hacerlo como si fuera lo más normal del mundo cuando obviamente no lo era. Odiaba que se normalizaran los celos. Había ciertos puntos y este no estaba dispuesta a sobrepasarlos. Además lo peor fue la manera en la que Alfred se acercó a nosotros diciendo.

Alfred: Joder Amaia, de eso no me habías dicho nada.
Amaia: ¿Qué coño haces aquí?- yo no era muy dada a decir tacos, pero en estos momentos no podía decir otra cosa. Me daba mucho coraje todo lo que estaba pasando.
Alfred: No cambies de tema. Se suponía que estábamos juntos…
Amaia: A ver si aprendes una cosa de las relaciones y es que cuando tú estás con alguien es porque confías en esa persona. Yo confío en ti pese a todo, pero al parecer tú no. No sé qué sentido tiene todo esto.
Alfred: Al parecer para ti ninguno ya que fuera cuando fuese nunca me has dicho esto que ocurrió entre vosotros. 
Amaia: Fue solo un beso Alfred, además fue antes de empezarlo todo. Si te lo hubiera dicho antes te hubieras puesto como loco, como estas ahora. Pero mira paso, no quiero alterarme más, ya sabes lo que le pasa al niño cuando me altero. Ahora mismo no quiero saber más nada de ti salvo en las ecografías si es que quieres verlo.
Alfred: Pero Amaia no saques las cosas de quicio.
Amaia: Lo siento, pero no. Vete por favor que no quiero verte.
Alfred: Pero…
Amaia: No hay peros… y que sepas que no quiero verte en casa.

Miré para otro lado. Me dolía con todas mis fuerzas verlo así, pero es que no podía hacer cosa. Me había decepcionado mucho la manera en la que había respondido ante eso. No tenía ganas de discutir más sobre eso y más que podía hacerle un mal al bebé. yo era muy consciente de que no confiaba en mí y eso es algo que no voy a tolerar más. Se fué y cuando lo hizo no pude evitar que lágrimas empezaran a brotar de mí. Luis antes estaba enfrente mía, pero fue verme y se acercó. Realmente había sido un momento muy incómodo y me daba pena que Luis tuviera que presenciarlo, pero no podía hacer otra cosa. Las circunstancias habían hecho que me diera cuenta lo que podía llegar a hacer Alfred conmigo en todo lo relacionado con una relación y no me veía capaz de seguir con alguien así. Cuánto más lo pensaba más coraje me daba la idea de lo que había hecho. Mientras estaba sumida en mis pensamientos escuché la voz de Luis. Antes se había acercado a mí, pero no sabía si era que no la había escuchado o el qué, pero era como si hubiera venido, pero no hubiera dicho absolutamente nada.

Luis: ¿Estás bien? Si quieres me voy… y siento que haya pasado esto.
Amaia: Tú no tienes la culpa de nada de lo que ha pasado. La culpa la tiene él por haber venido aquí. Además yo he venido aquí para hablar de lo que pasó.
Luis: ¿Y esto qué ha pasado cambia algo de tu idea sobre el beso?
Amaia: Ojalá pudiera decirte que sí, pero ciertamente creo que te mereces alguien mejor. Alguien que te quiera de verdad y no tenga ninguna carga.
Luis: Eso es cuestión de tiempo y sabes que tu hijo no es ninguna carga para mí. Lo querría como si fuera mío.
Amaia: Pero yo estoy enamorada de él.
Luis: ¿Y si tan claro lo tienes por qué no has ido tras él? Yo te he hablado de mis sentimientos que son claros y sinceros y pese a todo lo que ha pasado sigo por ti.
Amaia: No es tan fácil Luis… él es padre de mi hijo, pero lo demás creo que ha tomado su propia decisión de no confiar en mí.
Luis: Yo a él no lo conozco y quizás sea tonto por decirte esto, pero hay veces que las personas guardan más de lo que nos podemos imaginar. Quizás hay algo de él que no te está contando.
Amaia: Lo conozco de siempre. Sé todo de él y él lo sabe todo de mí, pero justo por eso lo hace más complicado. Si sabiendo eso ha actuado así…
Luis: No sé qué decirte a eso. Lo único que sé ahora es que no quiero perderte pese a lo que te he dicho.
Amaia: Y no lo harás, de eso puedes estar seguro. Gracias por todo y bueno mejor vamos a comer ¿no?
Luis: Sí, porque me muero de hambre.

Comimos y la verdad es que me sentía algo mejor. A pesar de haber hablado temas serios con Luis que eran importantes para definir nuestra relación, habíamos hablado de otros que estaba segura que los había dicho solo para que yo no pensara demasiado en eso. Cuando terminamos de merendar me acompañó a casa hasta la puerta. Yo podía ir sola aunque él insistió en acompañarme ya que estaba preocupado por mi estado. 
Me despedí de él y me quede aquí sola en casa. No pude evitar fijarme en que mi armario tenía ropa de él. Había pasado tanto tiempo aquí que casi era como si viviéramos juntos. Nadie se hubiera imaginado antes de todo lo de Oliver que yo podría estar viviendo con alguien en la misma casa. Si hace poco tiempo estaba con Alex y aunque nos hubiéramos llevado toda la vida juntas ni siquiera habíamos llegado a convivir. También influye que soy una persona completamente diferente. No sé si ha sido Alfred, el embarazo o el qué.
Me fui a la bañera para relajarme un poco, pero estaba muy nerviosa y me costó bastante entrar ya que con esta barriga enorme poco podía hacer. En el embarazo me había vuelto una persona muy independiente, pero ahora a medida que ha ido avanzando y la barriga se ha ido haciendo más grande es más complicado todo. Llené el agua con jabones y sales de baños para intentar relajarme. Quería hacer todo lo posible por el bebé y sabía que él necesitaba relajarse. Me agarré con sumo cuidado cuando me iba a meter en la bañera y una vez que entré no pude evitar ponerme a llorar de nuevo. Estaba sola con el bebé y parecía que esta iba a ser mi vida a partir de ahora, aunque había sido yo la que había echado a Alfred de mi vida.
Cerré los ojos y me quedé aquí intentando quitar todos los pensamientos de mi cabeza, aunque me resultaba casi imposible. No sé el tiempo que pasó, pero de repente escuché que sonaba el timbre. Mierda, pensé para mis adentros. Ahora tendría que salir del baño con sumo cuidado para no hacerme daño. Maldito el momento en el que se me ocurrió meterme aquí. Llamaron varias veces y al fin conseguí salir de la ducha.
Me puse una toalla alrededor de mi cuerpo y fui a abrir la puerta. Para un momento que había decidido cuidarme un poco por el bebé va y viene alguien. 
Antes de abrir la puerta no pude evitar ponerme a pensar en quién podría ser. No soy una persona muy sociable y no es algo a lo que esté acostumbrada al hecho de recibir visitas.

¿Quien creeis que es la persona que viene ?¿sigo?

Solo por esta noche (Terminada y Editando )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora