capitulo 18

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Me desperté y aún seguía sobre Alfred. Le miré y me fijé en qué aún seguía dormido  e incluso tenía la boca abierta. No pude evitar hacerle una foto, pero tuve la gran mala suerte de que tenía encendido el flash. Crucé los dedos para que no se despertara, pero tuve la mala suerte de que tenía los ojos abiertos como platos cuando me fijé en su cara. Me metí el móvil en el bolsillo trasero del pantalón y hice ademán de levantarme, pero cuando estaba a punto de ponerme de pie él me cogió del brazo y me caí encima suya.

Alfred- ¿Adónde te crees que vas?-dijo mirándome con esos ojos suyos tan penetrantes.
Amaia: Em, al baño.
Alfred: A mí no me mientes, sé que me has hecho una foto.
Amaia: ¿Yo? Para nada, no sé de qué estás hablando- dije sin poder evitar que saliera una sonrisa de mi parte. Desde pequeña siempre me ha pasado eso. No soy capaz de mentir, nunca se me ha dado bien y siempre se me ha notado en la cara.
Alfred: Dame el móvil-dijo Alfred poniendo su voz de bebé que tanto me gustaba y mirándome cara a cara.
Amaia: No, no… Que tú me la borras.
Alfred: Que te cojo yo el móvil en.

En ese momento me reí y vi como la mano de Alfred se posaba en mi culo para intentar cogerme el móvil. Me quedé mirándolo cara a cara con la respiración entrecortada. Así que le dije.

Amaia: Oye no te pases en- dije intentando parecer seria, pero la verdad es que no lo conseguía. Con él nunca conseguía estar seria.
Así dio fin a una tarde entre risas como los viejos tiempos. Yo no me había dado cuenta de cómo había echado de menos esos momentos con Alfred.
El tiempo siguió pasando y la verdad es que cada vez estaba postergando más el momento de hablar con mis padres. Aún no estaba preparada para decírselo por lo que me pudieran decir. Ellos sabían que yo estaba rara ya que últimamente estaba más cansada que de costumbre, pero no me atrevía a decirlo lo que estaba pasando en realidad.
Alfred me había dicho en múltiples ocasiones que él me acompañaría cuando se lo dijera, pero yo tenía tanto miedo con eso que no era capaz de dar el paso.
No sé si era porque una parte de mí temía que esto no saliera bien y que el embarazo se complicara. Le había cogido mucho cariño a este bebé y aunque supiera que Alfred no se sentía de la misma manera que yo, sabía que me apoyaba. Esto era importante y más teniendo en cuenta como él era con el tema de los bebés. Miedo me daba que naciera el bebé y él ni siquiera sabe cómo coger un bebé en brazos. A ver yo tampoco es que fuera ninguna experta, pero sí que había cuidado a la niña de mi hermana algunas veces.
Hoy cumplía ocho semanas de embarazo y tenía la primera ecografía del bebé. Alfred me dijo que estaría ahí, espero que en esto no me deje sola. La verdad es que no sé si se está viendo con alguna de sus amiguitas, pero en estos momentos poco me importa más que como esté el bebé.
Fui hacia el centro de salud donde me iban a hacer la ecografía y aún no había venido Alfred. La verdad que me desesperé un poco, estaba muy nerviosa. Esta iba a ser la primera ecografía y me daba mucho miedo de que algo no estuviera saliendo como debería. Me senté en la sala de espera sin parar de mirar el móvil por si venía en Alfred venía, pero para mi desgracia no recibí ninguna. Justo en ese momento pronunciaron mi nombre así que me levanté para entrar en la consulta. Estaba entrando por la puerta cuando escuché la voz de él a lo lejos y en ese momento respiré aliviada. Me daba coraje que no hubiera estado aquí con tiempo, pero lo importante es que estaba aquí para ver por primera vez a nuestro pequeño.
Entramos y el médico me pesó y me preguntó qué tal llevaba el embarazo. Yo la verdad que le dije la verdad que estaba muy cansada todo el día, pero por lo demás todo bien. Todavía no notaba una diferencia significativa, pero me dijo que era algo normal, pero que muy pronto empezaría a encontrarme mejor.
Me tumbé en la camilla y me subí la camiseta. Me pusieron un líquido en la barriga y la verdad es que estaba un poco frío. Alfred se puso a mi lado y me cogió la mano. Me dio un beso en los nudillos y me tranquilicé un poco.
Justo en ese momento vi la imagen y la verdad que en ese momento mi corazón empezó a ir más rápido. Este era nuestro bebé y había venido al mundo por esa noche en la que por primera vez en mi vida me dejé llevar. En ese momento empecé a tener las cosas mucho más claras, este bebé estaba aquí por una razón. Incluso pudimos escuchar como latía su corazón y ya tenía hasta la formita. Nos dijeron que tenía las medidas y el peso normal de este tiempo y la verdad es que me tranquilicé mucho. Quería que todo fuera bien y según lo que nos había dicho por el momento no teníamos nada de lo que preocuparnos.
Nos fuimos de allí, cada uno teníamos una imagen de nuestro bebé y la verdad que estaba muy ilusionada, pero me había extrañado mucho que Alfred no hubiera dicho ni una palabra. Tendríamos que hablar largo y tendido sobre esto así que le dije.

Amaia: ¿Qué te parece si te vienes un rato a casa?
Alfred: Claro- dijo no muy entusiasmado.

Llegamos a casa y lo primero que hice fue poner la ecografía en la nevera. Me gustaba tenerlo a mano siempre y verlo. Cada vez que lo miraba era como si fuera descubriendo miles de cosas nuevas.

Amaia: Alfred ¿Estás bien? Te noto raro desde la ecografía.
Alfred: Es que he tenido un día bastante ajetreado y verlo ha sido como un golpe de realidad.
Amaia: Lo sé a mí me sigue dando miedo…
Alfred: Pero tú lo harás bien. Yo tengo la impresión de que te decepcionaré a ti y a todos…
Amaia: Eso no lo sabes…
Alfred: Sí Amaia seguro que lo hago igual que lo hice con mi madre…
Amaia: Alfred sabes que tú no tienes nada de culpa de lo que pasó con tu madre.

Abracé a Alfred con fuerza y la verdad es que sin poder evitarlo vinieron a mi mente imágenes de cuando éramos pequeños. La madre de Alfred siempre había sido una persona muy fría que no mostraba mucho las emociones hasta tal punto de no haberle dicho a su hijo un simple te quiero en toda su vida.
Pero lo que no sabía un niño como Alfred es que en realidad ella estaba sufriendo depresión. A él eso le había marcado mucho y es que no era para menos. Esto es algo de lo que es complicado de superar y de hecho esto a Alfred le había marcado mucho. Antes de que esto ocurriera él era muy diferente, pero a partir de eso empezó a salir con muchas chicas y parecía casi no importarle. Supongo que le pasó en una edad bastante difícil, pero es que fue justo después del que fue al menos para mí mi primer beso. Yo al principio creí que me iba a convertir en algo más para él, pero cuando pasó eso no volvimos hablar de nada parecido.
Seguimos mucho tiempo abrazados hasta que empezó a sonarme la barriga. Con esto del embarazo había día que me moría de hambre y otros no era capaz de comer nada.
Creo que Alfred lo notó ya que empezó a reír y acabamos los dos riéndonos. Esa era una de las mejores cosas de estar con Alfred, podía pasar de estar triste a estar con una de sus mejores sonrisas.
Alfred: Anda vámonos a comer por ahí.
Amaia: ¿Estás seguro que tienes ánimo para irte?
Alfred: Sí, ahora lo único que necesito es comer y si me da el aire pues mejor.

Fuimos a un restaurante que tenía muchas ganas. Amo la pasta y ahora que estaba embarazada tenía más ganas que nunca, pero cuando estábamos en el restaurante pasó algo que no me esperaba para nada.

He subido también el capítulo 18 editado de amor pactado y espero que os guste ♥️♥️ espero que también  os esté gustando esta novela ♥️♥️¿sigo?

Solo por esta noche (Terminada y Editando )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora