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Erick

Sentir el aroma de Joel tan cerca de mi piel me hace querer quedarme por toda la eternidad junto a él.

Pensar que viví desde pequeño junto a este rizado y que nunca había sentido su tacto como hoy me hace sonreír.

Siento que de a poco estamos avanzando.

Puede que me esté ilusionado, pero ¿qué más da? Él me pidió que me quedara, casi suplicando, y eso es suficiente para mí.

El recuerdo de nuestro casi beso sigue rondando en mi mente, como él se acercó al ver que yo no lo hacía, y como lentamente notaba que sus ojos se iban cerrando.

¿Verdaderamente me iba a besar? Si es así ¿por qué se mantuvo callado después?

Al sonreírle, Joel también lo hace, notándose radiante, ¿este chico tiene idea de lo que causa su sonrisa en mí? Es como si de repente estuviera en una montaña rusa y me encontrase justo arriba hasta que él sonríe y caigo en picada.

Noto que Joel fija su mirada en la sala detrás de mí y el mismo niega riendo por debajo, me doy media vuelta y noto a mi madre y la de Joel detrás de la pared, con las cabezas sobrepasando un poco la misma, mientras hablan entre ambas.

—¿Nos están espiando? —Pregunta Joel en voz alta, su madre es la primera en reaccionar y salir de allí rápidamente, yendo a la cocina, mamá la sigue.

Río al instante y Joel también lo hace.

—¿Por qué nos espían? —Le pregunto, él se encoje de hombros y ríe para sí mismo.

—No tengo idea... —Responde, antes de ir a la cocina.

Lo sigo y a penas ambos entramos, nuestras madres dejan de susurrar y comienzan a agarrar los platos para la cena.

Joel vuelve a reír antes de ayudarlas, y yo también lo hago, agarrando algunos vasos y llevándolos a la mesa.

Al estar todo listo y la comida servida, comenzamos a comer, Joel está a mi lado mientras tanto mamá y la señora Patricia están delante nuestro.

Siento que me golpean el pie levemente y observo de reojo al rizado, quien no demora en sonreír sin mirarme.

Le devuelvo el golpe y libera una pequeña risita.

—Y díganme, ¿Siempre fueron buenos amigos? —Cuestiona la madre de Joel, el chico no demora en responder.

—Sí, muy buenos amigos —Admite con una sonrisa y hago una mueca al sentir su mano apretar mi pierna.

Por impulso al instante le golpeo la mano, tratando de que no suene lo mucho, aunque fue en vano.

Joel comienza a toser, obviamente para que no se fijen en el otro ruído que se escuchó, y toda la atención va a él.

—¿Estás bien? —Cuestiona su madre, el chico asiente y suspira volviendo a prestarle atención a la comida.

Continuamos comiendo mientras nos hablan de sus clases de jardinería, y cuando voy a fijarme en Joel el chico parece darse cuenta, por lo cual me mira.

Aparto la mirada y cuento quince segundos antes de volverle a mirar, aunque su mirada sigue fija en mí.

Siento mis mejillas arder y Joel hace lo que nunca pensé que haría enfrente de nuestras madres.

Mi Vecino || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora