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Erick

Ha pasado un mes desde que con Joel comenzamos una relación que va más allá de la amistad. El rizado se ha comportado genial, y a decir se lo agradezco, ya que al parecer el estar bien el uno con el otro nos ha ayudado a ambos con el insomnio.

Seguimos durmiendo después de la hora indicada, sí, pero ya no nos quedamos hasta grandes horas de la madrugada.

Mamá fue la primera en darse cuenta, a decir verdad su reacción no era lo que esperaba, pero ahora que lo pienso sí me causa mucha risa.

—Ma, debo hablarte de algo... —Dije en aquel entonces, la mujer delante de mí dejó de prestarle atención al televisor y me indicó que me siente a su lado.

Lo hice, entonces ella al notar que no dije nada se adelantó

—¿Me vas a decir que eres Gay? —Preguntó, abrí la boca sorprendido y asentí.

—¿C-cómo lo supiste? —Cuestioné, ella rió.

—Esto parece un capítulo de la rosa de Guadalupe —Dijo entre risas, al notar que no lo hice intentó parar, pero se le dificultó—. Ay, Erick, se nota a leguas que te gusta el hijo de Patricia.

—¿Disculpa? —Cuestioné, ella rió un poco más.

—¿Ya son novios? —Preguntó, asentí levemente y ella hizo festejos con sus manos—. ¡Gané la apuesta!

—¿Qué apuesta?

—Con Patricia apostamos cuánto tiempo iban a durar en ponerse de novios desde la vez que los vimos juntos en su casa, cuando tuvimos aquella cena y nos pusimos a hablar en la cocina —Respondió, me mantuve en silencio en estado de shock y ella volvió a reír.

Ahora, estando a punto de entrar al salón de clases, aquella escena me sigue causando gracia.

Noto que Christopher se encuentra hablando con alguien por teléfono y corta la llamada furioso, alzo el ceño y él me da su mejor sonrisa a pesar de que se note triste.

—Hola —Dice, lo saludo y me coloco a su lado—. ¿Joel trabaja en una Cafetería?

—¿Por qué preguntas eso? —Cuestiono, Christopher se encoje de hombros.

—Es que desde que se pusieron de novios y subes fotos con él a estados me sigue pareciendo conocido, ¿no tiene un amigo moreno? —Inquiere, asiento recordando al de su trabajo—. Ah, entonces sí lo conozco.

—¿Conoces a mi novio sin que yo los haya presentado? —Pregunto, él ríe.

—Pero solo porque una vez fui a su trabajo a pedir café, y fue por segundos, seguramente ni siquiera me recuerda —Dice, asiento—. Y a mí nunca se me olvida una cara.

—No sé por qué pero en mi mente apareció la paloma de Bolt —Bromeo, Christopher ríe—. Por cierto... ¿por qué tan enojado?

—Un chico sigue insistiendo que nos veamos, pero yo ya no quiero —Acusa, alzo el ceño.

—Entonces... ¿antes querías? —Cuestiono, él asiente.

Mi Vecino || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora