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Erick

Christopher siempre ha sido una buena persona, no solo conmigo, sino con todos los que lo rodean.

Siempre se encuentra bromeando y haciendo reír a las personas.

Christopher Vélez es una luz que nadie, absolutamente nadie, puede apagar.

Y al ser mi mejor amigo, con el cual tengo una confianza de años, no le puedo mentir.

—Necesito hablar contigo después de clases —Suelto a penas llego al lado de Christopher, el chico el cual se encontraba mirando su teléfono alza el ceño y se fija en mí—. Es importante.

En ese momento tenía valentía suficiente para decirlo, pero ahora que me encuentro en el parque junto a él y ya ha terminado el horario escolar, los nervios se apoderan de mí.

El chico a mi lado me observa con atención, sin decir absolutamente nada.

—¿Recuerdas, la vez que nos conocimos...? —Cuestiono, el chico a mi lado asiente sin dudar acomodándose en el banco de la plaza en el cual estamos—. Me dijiste que nunca debíamos ocultarnos cosas.

Camino a la par de mi madre mientras nos encaminamos a la oficina de la directora del colegio, ya que mi progenitora quiere saber si los trámites de inscripción se encuentran completos.

A penas entramos a la dirección, observo a un chico sentado en una silla a lo lejos, es bastante pálido por lo cual el moretón en su ojo se hace realmente notorio.

Mamá lo mira con cautela pero no dice absolutamente nada, y luego mira hacia la puerta de la oficina, cuando la misma se abre, dejando ver a otros tres chicos.

Ellos también están golpeados, y por las miradas que le dieron al chico de tez blanca, supongo que fue contra él la pelea.

Esperen... ¿tres contra uno?

Mamá habla con la directora y la misma le dice que pase.

—Vamos, Erick —Me dice, niego con la cabeza.

—Me quedaré aquí —Respondo, mamá me mira con el ceño alzado y después de un suspiro asiente.

—No armes problemas —Pide, asiento y se adentra en la oficina, cerrando la puerta.

Creo que no me tomé muy literal lo de mi madre ya que a penas cerraron la puerta me encaminé hacia el chico y me senté a su lado.

—¿Qué quieres? —Cuestiona, sin humor.

—¿Cómo te llamas? —Inquiero, el chico se mantiene callado por lo cual continuo intentando sacar tema de conversación—. Si te sirve de algo, ellos quedaron peor.

El chico se mantiene en silencio por unos segundos, hasta que veo una pequeña sonrisa formarse en su rostro y después comienza a reír asintiendo.

Sonrío al instante, tiene una risa muy contagiosa.

—Christopher —Suelta luego de terminar de reír.

Mi Vecino || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora