Episodio 18: No es momento para hablar

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Apoyó su cabeza sobre el abdomen del animal mientras lágrimas comenzaban a descender por sus mejillas. Se calmó durante un momento, y notó que aún respiraba. Una sonrisa entre lágrimas se formó en su rostro, dejando realmente extrañado al pobre Uchiha que no entendía de que sonreía.

Naruko: Está bien... ¡Debemos llegar rápido a casa! - Lo miró con felicidad y eso lo hizo sentirse bien, desde que comenzaron las vacaciones no veía aquella sonrisa que le fascinaba de la rubia.

Sasuke: Dámelo, tú guiame - Y así lo hicieron, Sasuke cargó en sus brazos al zorro y Naruko intentaba horientarlos. Habían dejado pequeños stickers en forma de tomate pegados en los árboles, aunque parecía que el pegamento no funcionó del todo bien; a mitad de camino ellos dejaron de ver a los tomates en los árboles, miraron por todas partes, pero no había ninguno... Estaban perdidos en medio del bosque mientras el cielo comenzaba a adquirir ese color grisáceo oscuro, producto del amanecer.

Sasuke: ¿Y ahora qué? - Intentaba encontrar un lugar que le sonará familiar, huellas o alguna señal de que hubieran estado ahí, pero no, la nieve tapó todo rastro de ello.

Naruko: No hay nada... - Sin darse por vencida comenzó a caminar hacía un lugar donde había luz natural. Aquella luz tétrica y oscura que hacía el ambiente más sugestivo; esperaba que pronto fuera de día.

No se fijaba bien por dónde iba; se había centrado tanto en la luz que ni siquiera notó que estaba dirigiéndose a un lago congelado. Al pisarlo resbaló hasta el medio de este, alertando al Uchiha. De inmediato dejó al zorro en el suelo, intentando calmar con sus manos a la nerviosa rubia.

Naruko: ¡Esto no parece muy resistente! - El ruidos de resquebrajamiento era tortura para sus oídos, una melodía que sin duda alguna sonaba a muerte.

Sasuke: ¡Cálmate! Ven tranquila hacía mí... Da pasos pequeños - Estiró sus brazos como si estuviera esperando a que un bebe diera el primer paso y retenerlo cuando cayera, pero sus brazos no llegarían hasta la Namikaze.

Dió un paso, otro, y otro, ya faltaba poco para llegar a la orilla pero... Esta era la zona más fina. Al tocarla con su pie, se rompió inmediatamente, lo único que escuchó el azabache fue el grito de la rubia para quitarse el abrigo y saltar al agua, no sin antes romper la orilla por completo para salir más fácilmente.

Sentía que el cuerpo dejaba de funcionarle; el frío se apoderaba rápidamente de todo su cuerpo, no pudo resistirlo, por más que intentó nadar no podía moverse lo suficiente para llegar a la superficie, sus ojos comenzaban a cerrarse, estaba colapsando.

Abajo estaba oscuro, le costó encontrar a la rubia que se hundía cada vez más. Nadaba como podía, aunque el frío ayudaba a qué su cuerpo se cansará más fácilmente.

La encontró inconciente en el fondo y nadó velozmente hacia ella para sacarla del agua. Su peso dificultaba nadar hacía arriba así que tuvo que olvidar la mochila que la chica llevaba con ella, pero logró sacarla por el lugar que rompió antes de saltar.

Se apresuró a dejarla en la tierra, el viento se estampaba contra sus cuerpos temblorosos y sentía que no podría resistirlo más. Quitó el abrigo a la rubia y los tapó a ambos con el de él que estaba secó; trajo con él al zorro y lo colocó debajo del abrigo también, se abrazó a ella para mantener el calor corporal pero no iba a funcionar, ambos estaban helados. Se quedó inconciente a los pocos minutos.

Llegaron los guardabosques y las familias junto a ellos algunos pocos minutos después.

Mikoto: ¡Sasuke!

Minato: ¡Apresurense! ¡hay que abrigarlos, están mojados!

Los guardabosques destaparon a los jóvenes y vieron debajo a un zorro, se asustaron pero Kushina corrió a agarrarlo entre sus brazos

La extraña familia de al lado | Naruko y SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora