Capítulo XII

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El omega despertó algo adolorido por la dura cama que tenía. Añoraba la que tenía en Palacio, la añoraba mucho.

Otra de las cosas que más echaba en falta era la ducha. Si, quizás el Omega estaba obligado a ducharse con agua fría, pero siempre era mejor que ducharse en un río junto a más gente.

Suspiró resignado al ver la hora que marcaba el viejo reloj de pared. Un lujo para lo que era su casa.

Como pudo se vistió y lavó los dientes. Y luego, salió de la casa.

Nada más salir, soltó un largo suspiro, y después de levantar su brazo izquierdo y notar que no olía demasiado bien, se vio resignado a ir a la zona de baño común, pero le era imposible. Por ello, fue a una zona apartada, y empezó a desvestirse.

Una vez se sumergió hasta tapar su cadera, usó un gel de baño no dañino, (que básicamente era un trozo duro de jabón vegetal) que usaría más tarde para lavar su cabello.

El agua estaba fría, pero contrastaba bien con el clima seco y caluroso de aquella región. El Omega daba la espalda a la tierra, y estaba muy centrado en lo que hacía, tanto, que no notó la presencia de la persona que ahora le espiaba subido a un árbol.

El susodicho, cansado de esperar, bajó gracilmente y se dispuso a hablar.

—En esta zona hay cocodrilos y seguramente habrá algún hipopótamo. ¿Por que no vas a una zona más segura? —Soltó con voz calmada y lo más agradable que pudo.

Nada más escuchar su voz, el omega se dió la vuelta y se arrodilló para que aquél hombre no le viese el torso.

—¿Se puede saber que mierda hace aquí? —Bramó colérico.

El susodicho, quien ahora se daba cuenta que no vestía con su disfraz, cambió rápidamente tanto su tono de voz como su postura.

—Solo vine para verte, tenía que saber cómo te incorporabas. —Dijo tranquilo.

—A ti eso te da lo mismo. —Contestó el Omega de forma brusca.

—No, ahora no. —Suspiró T'Challa mientras se acercaba al omega.

—¿Por que tengo más información? ¿Por que se como entrar en Alemania? —Gruñó cada vez más molesto.

—S-si... —Volvió a suspirar. —Vístete, tienes que ir a trabajar y hay noticias.

—Vete y me vestiré. —Casi le ordenó.

El alfa quien ahora maldecía por no llevar puesto su disfraz, abandonó el lugar, no sin antes decir su última frase.

—La herida de tu hombro no ha terminado de sanar, pasa luego por la enfermería.

James no dijo nada, solo observó como poco a poco el futuro rey abandonaba el lugar.

Un rato más tarde, el Omega ya se encontraba trabajando en el Palacio. Preparaba el desayuno junto a los demás trabajadores, quienes poco a poco se acostumbraban a su presencia.

Una vez todo estuvo listo, los invitados bajaron al comedor junto a la familia real. Y como acostumbraba, el omega fue a su esquina a comer lo que había sobrado de preparar el desayuno. No le quedaba mucho tiempo, tenía que ir a recoger fruta.

—¡James! ¡Ven a comer a esta mesa! —Escuchó gritar a su amiga Shuri. Él, miró al rey y al futuro rey, quienes miraron con desaprobación a la princesa por haber gritado.

El omega se acercó, se colocó en una distancia prudente, adoptó una actitud pasiva, y habló.

—Princesa, usted es muy importante como para que yo me siente a su lado.

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