Capitulo IV

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Mientras aquello pasaba, Shuri y James hablaban con ánimo. Shuri se había propuesto enseñar a James todo lo que tenía que saber, pero ella al ser alfa, no sabía muy bien como explicarle algunas cosas.

—Bueno, como eres un omega, es mejor que lleves un collar para que nadie te vuelva a morder, no te preocupes, por que la marca que tienes en la nuca pronto desaparecerá. Aun que, tu olor será más fuerte y atraerás a más alfas un vez que se haya ido la marca.

El omega le miraba con interés, intentaba recordar todo lo que la chica le decía, pero era difícil pues hablaba muy rápido y decía muchas cosas.

—¿Mi olor?

—Cuando un alfa muerde a un omega, el aroma del alfa se mezcla con el del omega, pero tu no has pasado tiempo con tu alfa a si que su olor está desapareciendo, por eso, tanto mi hermano como yo, sabíamos que tu eras un omega, y no sólo por el cuerpo. Aun que fue difícil, pues olías mucho a alfa.

—Ese tema a parte... ¿Donde podría darme un baño?

—Puedes acceder a alguna habitación para invitados, aun que... No se si lo van a ver con buenos ojos. ¡Ah! Y procura no mojarte mucho las vendas. —La chica sonrió con alegría, y empezó a guiar a su amigo por el palacio.

—Debo decirlo... Este lugar es muy bello. —Murmuró al mirar por una gran ventana. —Siento haber sido uno de los culpables en destrozarlo.—Estaba avergonzado y apenado, pero todo aquello pasó a segundo plano cuando notó un aroma a hierba buena, pero algo más amargo y fuerte.

—No te pongas así, eres un agonías, estas ayudando a que demos con los ladrones. —Al ver que el omega no le estaba prestando mucha atención, se dió la vuelta y le miró. —¿Me estas haciendo caso?

—Lo siento... ¿Puedo quedarme en esta habitación? Me gusta el olor.

—No, esa es la habitación de mi hermano, te matará si te ve allí. —Rió Shuri. —Pero puedes preguntarle.

—N-no... Prefiero no hacerlo. —El de ojos grises estaba sonrojado y empezó a caminar de nuevo.

—Puedes quedarte en esta, está libre. Pero, tienes que salir antes de que tu olor se quede. —Shuri abrió la puerta y dejó pasar al omega, pero una voz les interrumpió.

—Vaya caramelito de vainilla tenemos aquí. —ronroneó una voz.

—Hola, Erik. —Shuri se colocó enfrente de James.

—No te pongas así, primita, solo quería presentarme. —Se acercó al omega lo máximo que pudo. Enseguida, notó que era un omega marcado. —Que pena... Bueno, siempre pueden volver a marcarte. —Sonrió con una sonrisa torcida.

El omega se alejó hasta casi entrar en la habitación.

—Aléjate de él, si quieres algo con él, tienes que cortejarle.

—¿Cortejarme? —Susurró confundido.

—James, luego te lo explico todo. —Le sonrió Shuri.

—Bien, caramelito de vainilla. Pero... ¿Que hace un blanco tan mal herido aquí?

—Es el prisionero de tu primo.

—Que pena, me gustaba este omega. —Ahora, la mirada lasciva de Erik de convirtió en una mirada dura. —¿Acaso no sabes lo que le hacen a los omega que vosotros secuestráis? —Gruñó con una voz profunda. —Por que no me importaría enseñartelo.

—Erik, él también es un esclavo, dejale en paz. Nos está ayudando mucho. ¿Por que no has ido con T'Challa? El se ha ido con las Dora Milaje.

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