Capítulo 21

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Me miró aún con dudas.

—¿Entonces no te irás?

—No —Le respondí mientras me llevaba la cuchara llena de nieve a la boca.

Estaba con Mariana. Después de haber hecho uno de nuestros exámenes finales la invite a comer helado a una plaza comercial que quedaba cerca. Cuando por fin pasé el helado, continué.

—Simplemente dudé por un momento por lo que me dijo mi madre.

—¿Y ella en realidad quería irse?

—No lo creo. Pienso que sólo aceptó por lo que le decía mi tía.

—Espero que sea así.

Lanzó un suspiro.

—Ya, tranquila, me quedaré mucho tiempo más y sólo para una mujer.

—¿Y quién es esa mujer? —Preguntó en tono coqueto.

—Obviamente... Mi madre.

Me observó por un momento levantando las cejas y luego miro su helado.

—Y también tú, linda.

—Te perdono solamente porque es tu madre.

Me reí.

—Bueno, sólo nos quedan tres exámenes y seremos libres de la escuela por dos meses.

—Gracias a Dios —Me respondió.

—Sí, así que creo que es momento de que vayas pensando con quién pasarás esos dos meses.

Le guiñé el ojo. Ella se mordió el labio inferior y se llevó de muro la cuchara a la boca.

***

Unas horas más tarde me encontraba en mi habitación leyendo "La cura mortal", tercera parte de The Maze Runner, estaba casi a la mitad cuando alguien se introdujo a mi habitación. Supe quién era al instante.

—¿Qué se te ofrece?

—Quería pasar a verte ya que tu madre salió a correr.

—Sólo estoy leyendo, una actividad que se hace mejor estando solo.

—Podríamos llevarnos mejor sí dejarás la inmadurez a un lado.

—¿Crees que soy inmaduro porque no dejo que nos llevemos bien?

—Un poco.

—Sí —Respondí sarcásticamente— No tienes idea...

—Sólo quiero que me digas por qué.

—¿Quieres que te diga la verdad de por qué no nos llevamos bien? —Cerré el libro y me incorporé en la cama—Bien... Te diré. Esto no es un asunto de madurez, se trata de lo que hiciste. Y, si de madurez se trata yo soy lo suficiente para saber que no está bien que te hayas ido por tanto tiempo sin siquiera preocuparte por nosotros y luego volver como si nada. Soy una persona casi adulta que tiene dignidad para decirte que no vas a conseguirme tan fácil. Tendrás que esforzarte más...

—¿Esforzarme más? ¿No ves que desde que estoy aquí he dado todo mi esfuerzo?

—¿En serio? Qué poco puedes dar.

—Simplemente no te entiendo... Lo único que yo esperaba era que por lo menos pudiéramos entablar una conversación sin iniciar una pelea, pero no he podido siquiera acercarme a ti sin que te pongas a la defensiva.

—No pasaría si no te acercaras.

—¡¿Ves?! —Respondió casi enfurecido, pero no quería hacerlo notar— A eso es a lo que me refiero. Sólo dime qué tengo que hacer para que por lo menos no empecemos una guerra de argumentos cada vez que hablamos. No espero que tengamos la mejor relación padre e hijo, pero que por lo menos podamos entablar una conversación.

ENTRE LA NUBE Y LAS ESTRELLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora