Capítulo 15

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Los días siguientes fueron de lo mejor. Mariana y yo pasábamos más tiempo juntos y nos divertíamos más que antes. Yo creo que a todos nos ha pasado, estar enamorado. Pasar tiempo con una persona y que no importe cuanto tiempo sea nunca será suficiente, siempre querrás más. Siempre. 

Pero, concertándome en otra cosa... Mis amigos, aún seguían ahí y aún seguían siendo algo molestos.

—Así que... Ahora que ya tienes novia, ¿Nos cambias por ella? —Me preguntaba Martín.

—No los he cambiado —Respondí— Sigo viniendo a jugar fut todos los días con ustedes.

—Tranquilo, Santiago, es sólo una broma —Dijo Carlos.

—Pues, yo creo que ustedes dos también deberían esforzarse en conseguir una novia.

Los dos me miraron.

—No lo creo... Estamos feliz solos —Contestó Martín.

—Hey, no hables por los dos —Interrumpió el otro.

Yo me reí.

Seguimos jugando hasta que sonó el timbre y tuvimos que subir al salón.

Después de clases ya me era costumbre ir a dejar a Mariana a su casa. Cuando llegamos, le hice una señal de que esperara para que yo le abriera la puerta. Por fin ya que estuvimos los dos abajo ella dijo.

—¿Sabes? Es muy lindo que me acompañes hasta mi casa, creo que nunca me cansaré de eso.

—¿Y de mí te cansarás? —Pregunté sonriendo.

—Claro que no.

Nos sonreímos. Estábamos prácticamente sincronizados, cuando uno reía ambos lo hacíamos y, simplemente, éramos el uno para el otro. 

—Bueno, Mariana, quedan dos semanas para nuestra fiesta del día del estudiante. Pero antes de ir a una fiesta como pareja quiero que tú y yo salgamos.

Se ruborizó.

—¿Me estás pidiendo una cita?

—No, aún no... Mariana, ¿Quieres salir conmigo? Ahora sí —Le guiñé el ojo y Ella me sonrió.

—Claro que quiero, Santiago. 

Me dio un beso en la mejilla. 

—Bueno, entonces será este sábado.

—Bien, que sea el sábado, me parece perfecto —Hizo énfasis en “perfecto”.

Nos tomamos de las manos. Quería besarla, pero en ese momento no podía, así que simplemente me limité a decir.

—Te amo, Mariana.

Sus mejillas enrojecieron y dejó escapar su linda y hermosa sonrisa.

—Yo también te amo, Santiago.

—Bien —Le dije mientras jugaba con su cabello— Entonces te veré el sábado, hermosa.

—Hasta el sábado.

Mientras subía a mi auto, me lanzó un beso y yo hice ademán de que lo atrapaba. Después me fui.

Los días de espera para el sábado me emocionaban. Cada vez que pensaba en que saldría con Mariana no podía evitar sonreír. Sin embargo esa sonrisa se borró de mi rostro el día siguiente.

***

—¡No lo puedo creer! Fui una completa tonta —Decía Carolina entre llanto.

—No te preocupes Caro, todo estará bien —La consoló Mariana.

ENTRE LA NUBE Y LAS ESTRELLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora