Todos sabían que la primera semana de clases era bastante irrelevante, tanto así que varios alumnos prolongaban sus vacaciones de verano ese tiempo solo para regresar con apenas dos tareas pendientes. A Andrea no le agradaba esa idea, si el colegio se pagaba era para que se estudie y aproveche al máximo, no solo era una falta de respeto hacia el tiempo que los profesores usaban en diseñar una clase de calidad (a pesar de sus míseros sueldos), sino hacia el mismo esfuerzo de los padres; aunque sea debían asistir a las clases.
Es por ello que, a pesar de saber ya casi todos los temas a enseñar y aprender rápidamente los nuevos, Andrea continuaba yendo a las clases –aunque en algunas se quedara dormida. Nadie le decía nada, pues sus notas seguían siendo impecables y los conocimientos se preservaban en su cabeza, lo cual era aún más importante y admirable.
Javier se pasó toda la primera semana vagando, hacía cualquier otra cosa en clases menos prestar atención y Andrea se llegaba a enterar de esto debido a todos los chismes sobre él "Bueno, al menos viene a las clases..." siempre andaba distraído jugando con sus útiles escolares o dibujando en su cuaderno.
No hablaba con nadie y no sonreía casi nunca, solo se le veía feliz cuando estaba en su mundo, pero su expresión cambiaba cada vez que alguien lo sacaba de este "¡Javier! ¡Sal a resolver el ejercicio que puse en la pizarra!" Los profesores solían agarrarlo desprevenido y lo hacían salir al frente de la clase, pero él, ni corto ni perezoso, siempre se levantaba, resolvía el ejercicio y se iba a su sitio sin decir nada "Pura payasada este colegio".
Los chicos de Archi que estaban en el quinto A rara vez se veían con los del quinto C o B más que en la salida y algunos recreos, por lo que la distancia se empezaba a sentir, aunque para ello existía el grupo de WhatsApp, tal que nunca hubo una verdadera separación. Celeste y Alejandro estaban encantados con los nuevos salones, podían verse todo el tiempo y no debían cumplir roles de amigos, pues sus grupos estaban dispersos en otros salones, por lo que Beatriz, que también estaba en ese salón, empezó a frecuentar a sus otras amigas.
En una semana serían las elecciones para el nuevo presidente y Leonardo lo sabía, por lo que se estuvo paseando por todo el colegio buscando aumentar su popularidad al visitar todos los clubes y participando de sus actividades: populismo a nivel escolar.
Andrea y Vania estuvieron solas casi todo ese tiempo, compartían su silencio la una con la otra y así eran felices hasta que llegaba Gianfranco a hacerles la conversa "¡Buen día! ¿Qué tal?" "Hola, estoy bien" Vania se limitaba a asentir con la cabeza y continuar con lo que estuviera haciendo, era casi hora de iniciar las clases "¿Qué les parece el nuevo año escolar?" "Ha pasado una semana... creo que está bien por ahora" El sarcasmo ligero se iba apoderando poco a poco de la personalidad de Andrea "Este... ¿y ya saben qué van a estudiar después?" Andrea suspiró "Es un martirio exigirle a adolescentes de dieciséis años que elijan lo que harán el resto de su vida... Pero sí, ya sé qué le responderé al sistema educativo que tenemos" "...ya, ¿qué cosa?" "Estudiaré medicina" En ese momento entró el profesor al aula exigiendo atención y dejó a Gianfranco con la boca abierta a punto de comentar algo.
Tocaba, como siempre, los lunes en la mañana una hora de tutoría, no se aprendía nada académico, pero era interesante ver con qué se venían cada semana "Chicos, hoy en tutoría vamos a empezar con un pequeño proyecto como el año pasado, pero esta vez durará un mes" Los alumnos empezaron a mirarse entre sí y a cuchichear mientras que el tutor continuaba hablando "Así que una vez al mes nos juntaremos de a cinco al azar y discutiremos de un tema en las sesiones de tutoría, al final, cada grupo va a presentar un resumen de lo conversado y aprendido y lo expondrá a todos"
Forzar a las personas a juntarse no era algo que le agradase especialmente a Andrea, pero le había funcionado para hacer nuevos amigos el año anterior, así que esta vez no desconfió ni esperó nada de el nuevo proyecto, lo que sí, le parecía una medida desesperada porque la gente se conozca, pues en un mes no se iban a formar lazos tan fuertes, y más aún sabiendo que luego de ese tiempo se iban a separar.
Para iniciar con los grupos, el primero se haría por afinidad, así que rápidamente Andrea se juntó con Vania y Leonardo, Gianfranco se incorporó al grupo y esperaron a que hubiera una persona sola. Pudieron ver a Katia, la antigua encargada de la infraestructura en el consejo, pero ella estaba ya con Óscar, el antiguo encargado de optimización académica, buscando un grupo; ya se sabía que ellos dos eran pareja, así que no trataron de separarlos.
Al final no les quedó otra que tomar a quien estuviera solo, que resultó ser una chica relativamente alta de cabello ondulado y castaño y una permanente sonrisa en su rostro "Hola, soy Rocío... ustedes deben ser Gianfranco, Andrea, Leonardo y..." Vania no era popularmente conocida, así que tuvo que presentarse "Me llamo Vania, un placer" "Igualmente" La calma que transmitía Rocío era inigualable, su voz era suave y su sonrisa iluminaba el ambiente, era extraño que nadie la hubiera llamado en su grupo.
Andrea se presentó de todas maneras, se sentía mal al no cumplir con ese protocolo social "Parece que ya me conoces, soy Andrea" "Y yo Gianfranco... me parece haberte visto antes" Rocío se sonrojó casi al instante "Eh... no... este...ah... el club de pintura..." "¡Cierto! Ahí hablamos por primera vez ¿Sigues dibujando? Eras muy buena en ello" "Eh... gracias... este... sí, sigo dibujando..." Andrea abrió lo ojos al sentir que eso ya lo había visto antes, volteó a mirar a Vania, ella asintió y se le acercó para hablarle al oído "Es Hans, pero ella no es así normalmente" "No entiendo" "Ya lo verás"
Leonardo estaba feliz por ser reconocido en el colegio y encontrarse en el mismo grupo que Andrea, aunque fuera por un mes, así que no dijo mucho más que los saludos básicos hasta que el profesor volvió a hablar. Estaba bastante distraído con las elecciones presidenciales encima y andaba desconectado de la realidad.
Dados unos minutos de socialización, el tutor indicó que ya era hora de empezar con las discusiones "¡Chicos! El tema de la semana es: La amistad; conversen sobre qué significa para ustedes un amigo y por qué podrían considerar a los que están ahorita en su grupo como unos, tienen hasta diez minutos antes de terminar la clase" Los ojos de Andrea brillaron, era el momento de hablar de todo lo que pensaba que era la amistad y todo lo reflexionado el año pasado, incluso Rocío notó sus ansias inmedidas de hablar, por lo que aclaró su garganta y tomó un corto liderazgo "¿Quién quiere empezar a hablar?" Todos sabían esa respuesta, pero las formalidades no estaban de más "Yo, tengo mucho qué decir sobre eso...".
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Mi tiempo y el nuestro
Teen FictionLa vida es corta o, a veces, larga, depende de quién la viva o con quién lo hagas. Normalmente nos solemos quejar de algo mientras lo tengamos, no tenemos la culpa, somos ambiciosos; pero a penas nos lo quitan o simplemente se acaba, lo queremos de...