Stephen
En los últimos días que había salido con Adriana estaba muy extraña, cada vez que comía algo pedía ir al baño urgentemente y cuando regresaba venía con el labial renovado. Varias veces le preguntaba que le estaba pasando, pero me decía que no era nada serio, y eso me preocupaba más. Si estaba mal no era por falta de alimentos, yo me había percatado de que comiera, si no estaba a su lado hacíamos una videollamada para comprobar que estaba comiendo. Que no fuera sincera conmigo no me gustaba, ella siempre me contaba las cosas y lo que pasaba no me lo quería decir.
Ese día la había invitado a mi casa para interrogarla y sacarle la verdad. Estaba esperándola en el sofá, contaba los segundos para escuchar el timbre sonar hasta que en unos segundos tocó.
Fuí a abrirle la puerta, la sonrisa que tenía en mi rostro fue borrada al verla tan pálida, no era mi Adriana.
—No vas a evadirme más, tienes que decirme lo que te pasa. — le dije tomándola de la mano y sentándola en el sofá.
Forzó una sonrisa.
—No pasa nada mi amor, de verdad. — seguía mintiendo.
—¿Cómo justificas el estado en el que estás? ¡Estás pálida! — le grité y con la mirada le pedí perdón, no le gustaba que le gritara y a mi tampoco me gustaba hacerlo, pero odiaba como al demonio que no me contara las cosas. —¡Perdón, princesa, necesito que confíes en mí. — me miró y me sonrió.
—Tengo miedo, Stephen, mucho miedo.— escuchar eso me rompió el alma, me acerqué y la abracé.
—No temas princesa, yo estoy contigo, confía en mí y dime lo que está pasando. — estaba tan desesperado.
—La verdad es que he estado sintiéndome mal, todo me da asco, y aunque me guste una comida termino vomitando todo... Creo que yo...— mi celular comenzó a sonar y otra vez el número era desconocido.
Si ignoraba la llamada Adriana sospecharía de mi y yo no estaba ocultando nada, así que la tomé.
—¿Sí?
—Necesito verte con urgencia y no acepto un no como respuesta, porque si te atreves a rechazarme nuevamente tu noviecita sabrá cosas que no debe. — mi rostro cambió a pálido, miré a Adriana y ví que se sentía intrigada por saber quién me llamaba. ¡En este precioso momento tienes que llamar, Raquel!
—¿Que pasa mi amor?— preguntó Adriana al ver que no reaccionaba.
—¡Responde!... Ah, está ahí tu noviecita.
—¿Podemos hablar después?— intenté hacer que colgara.
—¡Claro que no! ¡Si tu noviecita está ahí pues que escuche de una vez todo lo que tengo que decirle!—gritó tan fuerte que Adriana pudo escucharlo, tomó el teléfono y lo puso en su oído, intenté quitárselo, pero abrió la mano en señal de que no me acercara.
Era mi final. Raquel diría cosas que Adriana no debía saber bajo ninguna circunstancia. Mi imágen quedaría destruida frente a ella si Raquel hablaba de mi pasado.
—Habla Adriana la novia de Stephen, ¿que es lo que tienes que decirme? — preguntó una Adriana alterada.
No sé que tantas cosas le contó, pero Adriana estaba llorando, colgó el celular y me lo lanzó al suelo.
—Mi amor, ¿que fué lo que te contó?— pregunté impaciente por saber.
—Eres un maldito asqueroso.— sentía que mi corazón se rompía al escuchar esas palabras, ella nunca me había llamado así. Y lo merecía, aunque nunca la he engañado hice cosas muy vergonzosas con Raquel. —¡Nunca pensé que fueras capaz de hacer tantas asquerosidades!— me gritó y se mandó corriendo al baño, fui tras ella con el alma rota, ¿que diablos iba a decir?
Intentó cerrar la puerta del baño, pero yo lo impedí.
—Deja que te explique, por favor. Entiendo que en estos momentos no quieras verme, pero todas esas cosas pasaron antes de conocerte, te lo juro. — trataba de explicar, pero ella no paraba de llorar.
—¡Mentiroso! Eres un maldito mentiroso...— me tomó de la camisa— ella dijo que estabas en la secundaria, y en la secundaria nos conocimos...¿Por qué me mentiste? ¡¿Por qué!?— gritaba.
—Fué en la secundaria, pero antes de enamorarme de ti, ¡por favor créeme!— suplicaba mientras tomaba sus brazos y hacía que me viera a los ojos.
Tomé su cara en mis manos y la miré tiernamente.
—Tú sabes cuánto te amo y fallarte nunca ha pasado por mi mente. — parecía que me creía— no pongas en duda mis palabras, Adriana, confía en mí. — al fin se estaba calmando.
—Le creo Jooker... — la ví que estaba un poco mareada y rápido la tomé en mis brazos.
—¡Mi amor! ¡Mi amor! Adriana ¿que te pasa? ¡Adriana!— se había desmayado y estaba corriendo sangre por su parte íntima, me asusté, me asusté muchísimo.
La cargué en mis brazos y llamé a una ambulancia, pero estaba tardando mucho.
—¡Mi amor! ¡Mi amor, reacciona!— gritaba desesperado.
La rabia se apoderaba de mi y comencé a patear todo lo que estaba a mi alrededor, estaba furioso, desesperado y preocupado por ella.
Volví a llamar a la maldita ambulancia y dijeron que ya habían enviado una, les grité malditos y lancé el teléfono. Tomé a Adriana en mis manos y la bajé a la primera planta, la ambulancia ya había llegado y rápido me la quitaron de los brazos.
—¿No irá con nosotros? —preguntó uno de los enfermeros.
—¿Que maldita pregunta es esa?— subí a la ambulancia y tomé su mano.
—Todo va a estar bien, princesa, te lo prometo. — y las lágrimas comenzaron a salir.
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valecowui A ti, hermosa, por estar tan al pendiente. Gracias y disfruta.✨
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La Dictadura De Jooker. ©✔️LIBRO 1 [CA2020] [TERMINADA] (Editando)
Romance¿Cómo una relación tan perfecta se puede convertir en una dictadura? Adriana y Jooker tenían el noviazgo perfecto hasta que un día Jooker vió a su novia besar a otro chico. ¿Lo más correcto no sería terminar con ella? Quizás, pero la quiso someter a...