La Dictadura De Jooker. ©✔️LIBRO 1 [CA2020] [TERMINADA] (Editando)

Capítulo 18.

Marilin189

Narrador Omnisciente

—Entonces...¿lo golpeó?— le preguntó Raquel a su amiga.

—Te digo que sí, se le fué encima y hasta que no lo vió sangrar no lo soltó.— Raquel pensó en que realmente quería a esa chica, por ella nunca se peleó con nadie.

—Ésta es una gran oportunidad para mí...— dijo Raquel casi en un susurro.

—¿A qué te refieres?—Ella sonrió con ironía.

—Y tú me vas a ayudar.— La chica cada vez estaba más confundida.

—¿Que es lo que planeas hacer?— le preguntó intrigada.

—Debo aprovechar el desliz por el cual está pasando la linda parejita, pero sobre todo, las dudas que sé que Stephen tiene en estos momentos.— a la chica le pareció una idea descabellada.

—No cuentes conmigo para tus locuras.— Raquel puso su dedo índice en sus labios.

—Tú harás lo que yo te diga. — ella asintió aturdida por temor a lo que pasaba por la mente de Raquel.

—¿Que harás?— se quedó pensando un momento.

—Si él la encontró besándose con otro hombre en estos momentos debe dudar de su palabra. Unas fotos sensuales acabarían con la relación. — la chica se asustó al escuchar esas palabras. —Esas fotos las harás tú, eres la indicada.

—¿Yo-yo?...¿Por qué?— preguntó asustada.

—Tu color de piel es muy parecido al de Adriana y también tu cabello. Busca a uno de tus amantes secretos, tómate unas fotos sin que salga tu rostro y me las envías a mí departamento. —Raquel arquea una de sus cejas. —Lo más pronto posible, no puedo dar chance a una posible reconciliación.

—Pero, ¿por qué quieres hacerle eso a Stephen? ¿No se supone que él te trae loca y que lo quieres para ti?

—Efectivamente, pero debe sufrir por haberme rechazado tantas veces por esa estúpida. El momento de bajarle el teatrito a esos dos al fin llegó. — la chica seguía pensando que Raquel estaba mal, pero debía hacer lo que ella le pedía.

Raquel se despidió de su amiga para darle tiempo a buscar al chico indicado y un brillante hotel. Esperaba que sus planes funcionaran a la perfección, y sin duda lo harían.

***

Por otro lado, Stephen había salido de los separos. Estaba en su casa intentado concentrarse en los videojuegos, cosa que no podía porque no dejaba de pensar en Adriana. Ella lo había estado llamando desde la mañana para que se vieran, pero él se excusó diciendo que tenía cosas que hacer.

—Eres un Cretino, pero uno de los reales.— le decía Diego sentándose en el sofá.

El rodó los ojos.

—¿Que quieres que haga?— le preguntó.

—Que salgas con tu chica, hombre. Ayer le has dicho que todo estaba bien, pero no quieres verla. — Stephen le daba la razón.

—Realmente no me siento mal con ella, creo que ya asimilé que fue un malentendido, pero de igual forma las dudas me atormentan. Sé que debo confiar en ella y también sé lo que le dije en los separos, sin embargo, aún me quedan dudas... —se volteó para mirar a Diego a los ojos.— Los ví besándose con ternura y pasión.— Diego negó con la cabeza.

—Esas son imaginaciones tuyas, hermano.

—Yo la había besado unos minutos antes, le había dicho que quería hacerle el amor en ese preciso momento, que moría de ganas por estar con ella. Pensar que ese maldito besó sus labios me hace explotar de rabia y querer terminar de matarlo. — Stephen aún estaba que irradiaba rabia por los poros.

—Ni modo viejo, a veces solo nos queda compartir lo nuestro con otro. — esa fue la gota que derramó el vaso.

Stephen lo miró con el seño fruncido y muy enojado.

—¡¿Pero que diablos estás diciendo?!— le gritó sacándolo de la casa.

Diego no paraba de reír.

En ese momento alguien tocó el timbre y Stephen mientras iba caminando a abrir la puerta le señaló que todavía no habían terminado el pendiente.

—Hola, buenas tardes. Tengo un sobre para usted, señor...— revisó en una lista el nombre de Stephen.— ¿Stephen Jooker?— él asintió, firmó y tomó el sobre.

—¿Quien te envía sobres, Cretino?— preguntó Diego, pero Stephen tampoco lo sabía.

—No lo sé...¿Adriana?— Diego negó.

— Para eso está el WhatsApp y otras redes.

Stephen se sentó en el sofá para abrir el sobre. Diego estaba curioso y se sentó a su lado, quería ver lo que había dentro. En el sobre habían fotos de una chica desnuda enredada en las sábanas con un hombre. El pie de la foto decía: "Muchas cosas no son lo que parecen, comprueba por ti mismo lo que es capaz de hacer tu santa."

Diego tomó las fotos en sus manos para comprobar si era Adriana en verdad, pero parecía que no había duda.

—Contrólate, quizás no sea ella...— trataba Diego de controlar a su amigo, quién estaba con las manos en la cara respirando la ira y el dolor.

Levantó su rostro y ya estaba llorando.

—¡¿CÓMO ME PIDES QUE ME CALME!?— le gritó Stephen a su amigo. —¡Lo que yo creía real solo fue un maldito cuento, una maldita fantasía! Le entregué mi corazón, Diego. —se daba palmadas en el pecho—La amé desde que la conocí ¿y así me paga? ¿Haciéndome sufrir?— lloraba inconsolablemente.

Diego no encontraba las palabras correctas para decir. Su amigo se había enamorado de verdad de Adriana y ahora le tocaba sufrir la traición. Diego pensó que Adriana le había dicho la verdad, pero si era inocente ¿que significaba ésto? Volvió a mirar las fotos intentando buscar algo para justificar que quizás no era ella, pero esas imágenes y Adriana eran dos gotas de agua. Su cabello, su color de piel y los lados laterales de su rostro eran idénticos... Cansado de mirar y mirar llegó a la conclusión que más temía; era ella.

Stephen había comenzado a tirar al suelo todo lo que estaba a su paso. Ahora se sentía más herido y decepcionado. Lo que le daba color a su vida era Adriana y ella lo había traicionado. Jugó con sus sentimientos y no le importó lo que él pudiera sentir. Se sintió desgraciado y de la rabia tiró de su camisa con toda su fuerza. No se trataba de cualquier persona, se trataba de su princesa, de su amor, lo que le daba sentido a su vida; ahora era una maldita traicionera.

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Marilin189 Gracias por votar en mi historia, espero que disfrutes la lectura.♥️