Capítulo 33.

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Adriana cansada de esperar sentada se pone de pie y camina de un lado a otro para calmar los nervios y esperar. En un momento escucha a alguien que se acerca a ella, parecía no querer hacer ruido porque se sentía moderar la forma de caminar. La tomaron del brazo bruscamente, la hicieron caminar y la sentaron de un solo tirón en una silla. Inmediatamente Adriana pensó que no podría ser Stephen esa persona, intentó quitarse el vendaje, sin embargo, le tomaron las manos y la amarraron a la silla. El vendaje calló al suelo y Adriana vió que se trataba de Raquel.

—Pero ¿¡que diablos estás haciendo!? —le gritó y Raquel fue hasta una mesita y se sirvió una copa de vino. Pensó que al fin había llegado el momento de disfrutar de cerca esa escena que tanto ansiaba.

—He tratado de mostrarte la verdad miles de veces, de mil maneras, pero eres demasiado estúpida...—Adriana rió.

—¡Si no me sueltas voy a gritar! —le gritó y Adriana fue por cinta adhesiva para ponérsela en la boca.

—También ha llegado el momento de ver, escuchar y no hablar. —Raquel caminó hacia un televisor que había en ese cuarto, lo encendió y puso escenas sexuales de una pareja que Adriana no reconocía— ¿No te parece familiar el cuerpo de ese hombre?—le preguntó y Adriana negó— Esos somos Stephen y yo teniendo sexo. —Adriana abrió los ojos de par en par, de sus hermosos faroles salieron unas grandes gotas de lágrimas llenas de dolor.  Con decepción, respiró y soltó el llanto— ¿No te das cuenta de cuan estúpida eres? Esta habitación está llena de fotos de nosotros dos, besándonos, teniendo relaciones, entre otras cosas. ¿No te parece que ha estado feliz sin ti?—Adriana alzó la vista para corroborar, y efectivamente, la habitación estaba llena de fotos de ellos dos haciendo diferentes cosas.

Adriana sintió que el corazón realmente se rompía en mil pedazos pequeños. Pensar en esas sonrisas que Raquel les sacó le daba puñaladas constantemente en el corazón, él ya no le pertenecía a ella desde hacía mucho tiempo. No se había dado cuenta, no quería resignarse y él tampoco lo hacía. ¿Por qué todo esto de repente? Quizás la historia se había terminado.

Raquel caminó hasta el televisor, el show para ella acababa de empezar, tomó el control y puso un vídeo de ella y Stephen en una noche de borrachera. Adriana rápidamente miró el televisor mientras las lágrimas caían silenciosamente.

—Pero, ¿la quieres realmente?—sonrió y se quedó pensando.

—No lo sé, creo que no...o sí. — Adriana cerró los ojos con dolor, estaba temblando de la desesperación.

—Esa no es una respuesta. —le dijo Raquel sentándose a su lado.

—¿Sabes? Adriana es linda, pero tú eres sexy... —rió nuevamente y Raquel se posó en sus piernas para besarlo.

—¿Por qué sigues con ella?

—No lo sé realmente, entre nosotros muchas cosas se rompieron, pero siento que todavía hay algo...o quizás no, quizás sea mi necedad y en verdad no sienta nada por ella. Últimamente me ha hecho enojar mucho, siento a veces que quiero matarla y luego pienso en su engaño. Raquel, ¿que haré? —Ella rió y besó sus mejillas.

—Quedarte solo conmigo, antes éramos muy felices.

—No puedo dejarla, aún sin quererla siento que debe estar conmigo. No soporto que ella esté con otras personas, desearía que esté conmigo, solo conmigo. —tomó la botella de ron y se tomó todo el que había—No me siento culpable por engañarla, ella me engañó a mí también.

Raquel rió y comenzó a quitar su camisa...

Raquel apagó el televisor, fue hasta donde estaba Adriana en la silla y la tomó del pelo para que ella la mirara a los ojos.

La Dictadura De Jooker. ©✔️LIBRO 1 [CA2020] [TERMINADA] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora