Caminé rápido entre las personas, tenía un poco de frío y quería verlo. Comencé a mirar en todas la direcciones y al fin lo ví sentado en una de las bancas del parque. Siempre con sus ropas negras que tanto les gustaban. Cuando me vió se puso de pie y nos dimos un abrazo, un abrazo que acompañó un beso. Había extrañado tanto sus labios, sentía una sed que quería saciar en ese preciso momento, recompensar las horas que no había sabido de él... Lo besé con intensidad, sus labios estaban frescos, quizá fue cosa mía, pero los sentí dulces y más aperitivos que nunca.
Poco a poco nos fuimos alejando mientras él acariciaba mi cabello.
—¿Dónde habías estado?— pregunté entre jadeos.
Me miró con esos hermosos ojos tiernos que tenía, me tomó de la mano y me sentó en la banca.
—En casa. — respondió —Te extrañé todo el día.
Sonreí.
— También te extrañé. —dije con una amplia sonrisa.
—Te debo una explicación, ¿cierto?— asentí.
Me acerqué a él y me recosté en su regazo.
—Cuéntame.
—Sabes que no me gusta mentirte, así que diré la verdad.—asentí sin dejar de mirarlo— Diego fué por las llaves porque a mí me dió bastante vergüenza ir por ellas.
—¿Por lo que pasó?— él asintió— Pero son cosas normales, Stephen. —sonrió.
—No creí que lo vieras así.
—Pues créemelo. ¿Y sabes algo? —negó— me sentí muy bien después que te fuiste, eso me hizo pensar que me deseabas y es muy importante para mí.— se sorprendió.
—¿No te molesta que halla tenido una erección?—negué.
—No. Puedes tenerlas cuando quieras, pero que sólo sea conmigo. —lo ví sonreír y supe que se sentía muy a gusto conmigo.
—Claro que solo será contigo, princesa. Aunque he tenido otras chicas sabes bien que solo te he amado y te amaré a ti. Me sentí un poco mal porque no quería que pensaras que te acosaba mentalmente, o sea, no niego que te pienso y que me gustaría hacerte el amor, pero no fue mi intención... yo...— lo interrumpí poniendo mi dedo índice en sus labios, me acerqué y lo besé.
—Te doy el permiso de acosarme mentalmente. — alzó sus cejas en señal de sorpresa. — Venga señor Jooker, tomemos un helado.
No estaba preparada para seducir a Stephen, sabía que si hacía eso constantemente un día pasaría lo que es evidente. Pero tampoco perdería a mi hombre, calentarle la cabeza de vez en cuando no estaba tan mal.
—Sé que tu sabor favorito es el de pastel, pero ¿te gustaría hacer la excepción hoy? — oí que preguntaba, pero yo estaba anonada viéndolo. —¡Adriana!— gritó y salí de mi embrujo.
—Ehh... ¡Sí, si!— afirmé sin saber de qué se trataba.
Compró los helados y volvimos a sentarnos en la banca. Luego de comerlos, él limpió los sobrantes que habían alrededor de mis labios, me sonrojé, pero dejé que lo hiciera.
—¿Cómo es que eres tan hermosa?— preguntó.
Yo no supe que decir y él al ver mi torpeza me abrazó y besó mi frente.
—Mañana te prometo que iremos juntos a la universidad. —asentí felíz.
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La Dictadura De Jooker. ©✔️LIBRO 1 [CA2020] [TERMINADA] (Editando)
Romance¿Cómo una relación tan perfecta se puede convertir en una dictadura? Adriana y Jooker tenían el noviazgo perfecto hasta que un día Jooker vió a su novia besar a otro chico. ¿Lo más correcto no sería terminar con ella? Quizás, pero la quiso someter a...