Capítulo 32.

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Narrador Omnisciente

En este mundo terrenal todos estamos conscientes de aquello que nos hace daño, de aquello que nos lastima, pero aún así estamos cerca de eso que nos hiere. ¿Por masoquismo? Muchas veces no es por eso, existen otras causas que solo un corazón enamorado y herido conoce.

Las noticias corrían por toda la ciudad de Detroit, Adriana y Stephen después de todo seguían juntos. Muchas personas criticaron, otros estaban felices, pues desde siempre esa pareja fue la más hermosa de la universidad. Independientemente de lo que la gente pensara de ellos, ellos estaban bien y construían lo más importante, la confianza entre ellos.

El amor que Raquel sentía por Stephen era el mismo amor enfermizo que él decía sentir por Adriana, ese amor sobrenatural capaz de hacer todo y de lograr todo. Esa chica no estaba tranquila con la felicidad de la pareja, sus planes no habían salido tan bien como ella los había planeado, estaba triste y a la vez muy enojada con la vida y con ella misma. No se quedaría tranquila, demasiado había intentado para separarlos y en sus manos descansaban suficientes argumentos para destruir de una vez por todas esa maldita relación. Raquel se pasaba los días pensando en la mejor manera de destruirlos a los dos, necesitaba saber cuál era el punto débil de Adriana en sí, pues el de Stephen ya lo conocía muy bien; era ella.

Pensó en las alternativas que le quedaban, eran pocas, pero si sabía usarlas haría algo definitivo.

¡Tenía un plan, un plan muy bueno!

Raquel se comunicó con Billy la mejor amiga de Adriana, ésta cita le parecía muy extraña a Billy, sin embargo, ella aceptó. Quedaron de verse en un café que estaba en el centro de Detroit, tranquilo y muy relajante.

—¿Que es lo que quieres? —preguntó Billy inmediatamente llegó al lugar.

Raquel le indicó que tomara asiento, ella dudó un segundo, pero luego se terminó sentando.

—Primero que nada, tranquilízate. —Raquel llamó al mesero y le pidió dos copas de Whisky.

Billy no quiso tomar nada.

—Ve al grano y di lo que quieras decirme. —Raquel suspiró y soltó la copa en la mesa.

—He estado hablando con Stephen estos días, me ha dicho que quiere arreglar algo muy lindo para Adriana. —Billy arqueó las cejas.

—¿Por qué haría eso? Aún no es el aniversario. —Raquel rió.

—No hace falta una fecha importante para hacerle algo lindo a alguien que quieres, eso piensa él. —Billy empezó a creer en ella y sonrió.

—¿Y que papel hago yo en esto?

—Eres la mejor amiga de Adriana, necesita de ti para unas cuantas cositas. —Billy frunció el seño.

—¿Y por qué no me lo dice directamente él? —Raquel rió nuevamente.

—¿Crees que organizar algo es tan sencillo? Ha estado demasiado ocupado como para perder el tiempo diciéndote algo que yo puedo decirte. —Billy dudaba de algo.

—¿Y desde cuándo ustedes son amigos? Tú y él eran amantes, eres enemiga de mi mejor amiga, ¿por qué debo creer en lo que me estás diciendo?—Raquel se estaba irritando ya.

Fingió una sonrisa y tomó algo de whisky.

—Yo ya no pretendo ser la segunda en la vida de nadie, acepto humildemente que Stephen y Adriana estén juntos, nosotros ya somos amigos. Además de eso, querida Billy, yo ya tengo una pareja que sí me da el lugar que merezco. —parecía que al fin la había podido convencer.

La Dictadura De Jooker. ©✔️LIBRO 1 [CA2020] [TERMINADA] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora