Capítulo 3

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— ¿Te ocurre algo, Owen? Te noto pensativo —Lamber se había percatado de que algo le molestaba al joven, estuvo muy distraído durante las lecciones.

Como hombre observador que era no se le escapó este cambio de actitud de su aprendiz, aunque este intentara disimularlo. Los dos establecieron una relación que aunque no podía ser llamada amistad, no estaba lejos de serla, tanto así que Murder le pidió que lo llamara por su nombre y no por héroe o mi señor como muchos solían hacerlo. Owen lo miro a los ojos, eran de un azul tan claro que pudo ver su reflejo en ellos. Quería ocultar sus emociones de él, por eso hizo un intento por engañarlo.

—No, estás imaginando cosas, a mí no me sucede nada.

—Owen, está bien si no me lo quieres decir, solo deseo que sepas que puedes confiar en mí para cualquier problema.

—Mejor continuemos ¿Cuándo aprenderé a usar magia? Hasta ahora solo he aprendido a preparar esas estúpidas pócimas para no sé qué cosas —dijo Owen.

Lamber sonrió por aquel comentario.

—En primera, medio aprendido, aún no sabes cómo hacerlas bien, en segunda son muy útiles, ya lo verás. En tercera no puedo enseñarte el uso de la magia.

—¿Por qué no? —preguntó asombrado.

—No has recibido tu objeto mágico, ya te dije que de ahí proviene tu magia y al paso que vas no creo que lo vayas a recibir pronto.

—Para ser personas que dicen quererme tanto y estimarme, no tienen mucha confianza en mí. Wallace dijo algo parecido pero a diferencia de ti no lo adorno tanto.

—¿Qué te dijo ese animal?

—Nada, simplemente que no era bueno con la espada —suspiró un poco, recordaba las palabras dichas por el gigante, dudaba si continuar hablando o no, al fin se decidió—. Estábamos entrenado, él es más enérgico que yo y golpeo mi espada con tanta fortaleza que cayó en el piso, me enoje un poco con él. Rápidamente me agaché para recogerla, me detuve cuando lo oí hablar, lo hizo muy serio.

—No eres bueno.

—Claro, es obvio que no lo soy —respondió de mala gana, porque nunca antes había tocado una espada real.

Wallace negó con la cabeza.

—No se trata de eso, he entrenado a muchos héroes que al igual que tú jamás tocaron una espada sin embargo tenía lo que no posees: motivación. Les interesaba el bienestar de Jaenis pero a ti no te importa nadie más que tú. No sé quién eras en tu otro mundo pero de algo estoy seguro, nadie te echa de menos, están mejor sin ti.

Después de decir cosas tan ofensivas, dio por terminado el entrenamiento. El joven desde luego que no se quedó callado, lo insultó de varias maneras, sentía rabia, cómo podía hablarle así. No lo conocía, no sabía nada sobre él, pero en ese instante habló como si lo supiera todo sobre Owen.

—Odio a ese sujeto —la rabia se había apoderado del joven, rechinó los dientes en la última frase, era obvio que no le gusto lo dicho por Wallace.

Lamber le puso una mano en el hombro.

—Vamos, cálmate, no tomes en serio a ese ogro. La vida lo ha amargado, ya no es ni la sombra de lo que solía ser pero debes de admitir que tiene un poco de razón. Desde que llegaste aquí te has comportado como un tirano, no te esfuerzas en aprender a pesar de que todos tenemos puestas nuestras esperanzas en ti.

Owen quito con brusquedad la mano que tenía sobre el hombro.

—Lo que suceda con este pueblo no es de mi incumbencia—dijo encolerizado.

The Lost Glory  [ #Prewings]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora