Capítulo 10

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Un grupo de jóvenes se hallaban en una mesa del fondo. En la misma en la que Butters y Tweek siempre estaban, pero ahora no solos, sino con los antiguos amigos del rubio mayor, Tweek.

— ¡Tweeky, te extrañé demasiado! —Clyde abrazaba a Tweek de una manera muy cariñosa estando de su lado. Butters miró con celos la escena.

— Sí... ¿Yo igual?

Si tanto me extrañaste, entonces... ¿Por qué no te me acercaste mucho antes? ¿Tanto costaba? ¿Sólo porque Craig te lo pidió?

— Ya, Clyde. Estás asfixiándolo —intervino Craig apartándolo de Tweek.

Butters yacía en su lugar callado, se sentía incómodo, observó el suelo, detalle que Tweek notó, se preocupó.
Sonrió enternecido y con tristeza, no quiso verlo de ese modo así que decidió subirle ánimos. Si era posible...

— ¡Oye, Butters! —Lo abrazó de los hombros—. Después de clases, ¿quieres que vayamos al parque a divertirnos?

Bueno sí, eso había sonado mal, pero era dependiendo de cómo de las personas querían tomárselo. Al menos Tweek lo mal pensó, era mejor no tomarle importancia.

Leo se percató de sus intenciones así que simplemente asintió con una sincera sonrisa. Tweek le explicaría luego lo sucedido.

— Vaya. Ustedes dos se volvieron muy amigos —dijo Token.

— ¡Claro! Y... ¿Cómo estuvieron ustedes durante estos años?

— Oh, bueno...

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Stanley's pov

— Ah... —suspiré con decepción. Miré a Tweek desde lejos, reía y sonreía junto a ellos. Junto a Craig... ¡Maldito descarado! ¡Estúpido de dientes torcidos!

Admitió que estaba comportándose como un novio posesivo y suspicaz de las acciones de su pareja. ¡Los dos no eran pareja!... Stan no quería que Craig de nuevo le hiciera daño...
Apoyó su frente contra la mesa donde permaneció almorzando su comida, está situación le preocupaba más de lo normal.

Ahora mismo iré a disculparme, si es que tengo una jodida oportunidad.

Segundos después levantó su cabeza y el buscar con su mirada a Tweek fue inexacto, Tweek ya no se encontraba con el Team de Craig.

— ¿Te encuentras bien salchicha? —inquirió mi amigo pelirrojo con su tono de voz de preocupación.

— No me llames salchicha, Kyle. Y sí, estoy bien. No tienes que preocuparte.

—Rió—, de acuerdo, de acuerdo. ¿No quieres...?

— Disculpa. Iré al baño un momento...

Lo interrumpí a propósito en seguida me había ido hasta al baño. Al entrar me dispuse a dirigirme al lavamanos, mojé mi cara.

Tranquilo, Stan. Tranquilo.

No obstante, sentí una pequeña presencia de mi lado y volteé, no era nada más ni menos que Tweek. Quedé un tanto sorprendido y al mismo tiempo emocionado, en instantes él también había notado mi presencia.

Sé que sonará cursi pero, nuestras miradas chocaron entre sí.

¡Este es el momento! ¡Es ahora o nunca, Stanley!

Mis esperanzas se fueron hacia al suelo y fueron pisoteadas sin piedad alguna, no traía el termo en manos; me lo había olvidado.

¡Serás estúpido!

Desde un punto estaba jodidísimo, pero no le tome suma importancia, con una disculpa y prontamente con el objeto en manos y entregárselo en sorpresa todo estaría bien. ¿No?

— Tweek. Debo hablar contigo.

— ¡SÍ! Di-digo ¡NO! Tú no tienes nada de que hablar conmigo... —dijo retrocediendo tres pasos de mi. Supuse que quería escaparse y es lo que hizo en pocos segundos.

No. No iba perder esta oportunidad, no ahora.

— Tweek, esto es en serio —lo tomé de la muñeca, obviamente sin tanta fuerza, no querría lastimarlo. Rápidamente soltó mi agarre con fuerza.

— No es no, Stanley. ¿Qué no era un estorbo de mierda? ¿Eh?

Aquellas crudas palabras fueron la clave para dejarme callado y apenado. No, esto no está bien. ¡No lo está! ¡Aquello nunca había sido para él!

Algo tendré que hacer... ¡Tweek lo malinterpretó todo! ¡Demonios!

¡Grandísima y jodida mala suerte!

Cuando salió casi corriendo del baño, capté que el teléfono de Tweek estaba en la mesa del lavamanos.

— Qué tonto eres... Olvidaste tu teléfono —sonreí con sorna.

Ideas y esperanzas llegaron por mi cabeza. No sabía si decir si eran buenas o malas, sólo que tal vez y rezaba porque así fuera que hoy tendría al manos la oportunidad de disculparme con él a la salida de la escuela.

Ojalá...

En la parada del autobúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora