En la parada del autobús

Capítulo 17

Se podía oír sollozos de un niño justo en frente en la vereda de la escuela de South Park, se abrazaba asimismo y murmuraba cosas que no se podían escuchar con claridad.
El pequeño Stanley levantó su rostro y comenzó a llorar aun más.

Se preguntó el por qué sus amigos no estaban a su lado para apoyarlo. No es que no pudiera superarlo solo pero necesitaba a alguien que lo abrazara o le dijera que todo estaría bien.

Creyó que al menos su mejor amigo, Kyle, estaría allí con él pero no era así, no fue así como el creía.

Un quejido se escuchó a sus espaldas, este de inmediato se alertó, no deseaba ser visto llorando.

— ¡Gha! ¡Lo—lo si—siento! ¡Ah!

— A—ah... ¿Twe—Tweek? ¿Qué haces aquí...? Pensé que no había nadie...—sorbió su nariz mientras refregaba con sus mangas sus ojos enrojecidos por el llanto.

— No—no. ¿Po—po—por qué estás llorando? ¡Ngh! —el pequeño rubio arrugó su camisa mal abotonada.

— No...nada. Sólo tengo alergia eso es todo —dijo con la voz entrecortada.

— ...¡ngh!

— ...

De repente el ojiazul volvió a soltar todo el llanto, tapando su rostro con frustración. Tweek no supo cómo reaccionar, no entendía lo que le sucedía al contrario.

— ¡Gha! ¡Jesús! ¡¿E—estás bien!? ¿¡Ngh, qué hago!? Mgh...

El pequeño, temblando, se acercó sentándose a su lado con timidez. No supo qué decirle o qué hacer.

— ¡Tra—tranquilo! ¡Agh!

Stanley sólo lloraba y lloraba, no lo soportaba más tampoco quería volver a casa.

— Ngh... ¿Sta—Stan?

El rubio recordó lo que su madre hacía y decía cuando lloraba o estaba triste.

— ¡Tranquilo! ¡Agh! Ya pasará, Stan. Tra—tranquilo...—lo abrazó con mucha fuerza, casi apoyando su mentón en la cabeza de este.

Thumb...

— Mi ma—mamá... —sollozaba el pelinegro—. Mi ma—mamá ya no es—está...

— ¡Ah! ¡Yo e—estoy aquí co—contigo!

Thumb...

Tweek no paraba de temblar aun así no dejó de abrazar al menor, el pequeño rubio comenzó a acariciar su cabello con serenidad. No supo cómo hacerlo pero de alguna manera lo intentaba.

— Yo e—estoy aquí.

Thumb Thumb...

Stan empezaba a tranquilizarse, no entendía el por qué le causaba ternura las acciones del blondo.

— Ya, ya...