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Cuando el sol empieza a molestar en las mañanas, me da por levantarme de mal humor. Bien, esta era una excepción; estirándome lo más que pude y soltando un largo bostezo de buenos días, me levanté de la cama. Una muy buena noche era mi sinónimo de un muy buen día.
cansancio solo es una excusa.

Dormir junto con Dess es bastante tranquilo, ella no suele soltarme patadas o manotazos mientras descansa. Y supongo que yo tampoco — esperemos que no —. Un nido de calor y suavidad, eso es mi cama. Terminé por levantarme completamente y me estiré un poco más para relajarme.



Entré a la ducha y traté de no tardarme más de lo normal. Porque por lo general siempre estoy bailando y cantando mientras me ducho, eso es algo que a Finn suele molestarle. Bueno... al menos yo me baño.




Cuando salgo con una toalla enroscada en la cadera, el ruido de la televisión en el canal de deportes, me avisa que Finn está aquí.



Entro a mi habitación y me pongo como flash un bóxer y una camiseta gris con mangas cortas.


De repente abren la puerta y salto de mi lugar.



— Oh lo siento tío — Finn se pone una mano en los ojos.



Suelto un ruido extraño, con una dosis de irritación y me pongo rojo.



— ¡Se puede saber qué coño te pasa! — él se ríe por mi enfado y me irrito más.



— Eah tranquilo, solo era para avisarte que tienes visitas — dice, mientras me pongo un pantalón lo más rápido que puedo.


— Uhm vale ya puedes irte — respondo, él se quita las manos de los ojos y me mira divertido.



— De nada, por ser el mensajero — ríe y vuelve a hablar — Tengo una reunión con el equipo de fútbol ... así que ... llegaré tarde hoy — se gira para irse y antes de desaparecer de mi vista, esboza una sonrisa y me mira — No es por ser pervertido pero...

— Cierra la boca —le interrumpo irritado y avergonzado antes de actuar con un poco de violencia.



Tomo lo primero que tengo a la mano para aventarle en la cara. Pero cae fuera de la habitación y todo lo que escucho son sus carcajadas alejándose.


Idiota.


Me dirijo a la sala mientras el estómago me rugía de hambre, lo mejor era comer una ensalada porque no quería perder mi maravillosa figura de modelo. Al llegar una silueta esta enfrente del televisor.



Paro en seco.


Es mi padre.


Sigo caminando, se voltea y me mira, sonríe para después levantarse, acercarse y darme un abrazo.



— Espero no te enfades conmigo por no avisarte que vendría —explica mientras se separa de mi, con una sonrisa.



— N-no claro que no — sonrío nervioso.


— De hecho, sé que es muy raro que me veas, lo sé —suspira pesadamente y vuelve a mírame.


— Sí... ¿ocurre algo?


Él me mira unos segundos.


Pero esta vez, me mira con un brillo en sus ojos, uno que no había visto desde que se separó de mamá, sin embargo, tampoco lo veía cómodo. Yo estaba creando una película en mi cabeza. Tal vez mis calificaciones de literatura le habrían llegado.



Ya estuvieras muerto campeón.


Vale, entonces mis calificaciones estaban descartadas.

Antes de poder crear otra hipótesis, el inhaló y luego empezó a hablar.



— Me voy a casar —dijo soltando todo el aire, que había guardado en sus pulmones.



Ahora sí, estaba seguro que mis ojos se saldrían de órbita y me caería de espalda.

La primera opción sobre mis calificaciones era algo más creíble, pues lo que acababan de decirme era información que no sabía manejar. Uh era un chillón.


No supe que decir.


Y cuando intente articular una palabra.

Mi padre volvió a hablar, yo solo escuché muy atento y cuando terminó de hablar, juré que casi me caigo de espalda al suelo. Entonces eso fue como si hubiera recibido una cachetada.



Solo entonces supe que ni siquiera podría articular ninguna palabra por el resto del día. Que bien había empezado esta semana.

La hormona de Jack -FackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora