Eleven

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(No corregido)

Al llegar a casa con mi orden de; dos hamburguesas, me senté en el sillón de nuevo, mire la bolsa que contenía mi comida con cara de desprecio. Esa comida estaba contaminado por la presencia de aquellos dos traidores.

Eran apenas las 3 de la tarde, mi padre había llamado hace dos horas, para decirme que llegaría a las 5 pm. Tenía tiempo para darme una ducha y bajarme los humos.


A si fue, una larga ducha siempre me ponía de buenas.


Finn decía que...


Nada, no decía nada caray.


Tan solo recordarlo me ponía los pelos de punta. Y hoy debía poner mi mejor cara, claro que yo nací con una muy buena cara.


Dios mío, el egocéntrico.


Oh miren, a Jack 1 le dieron ganas de por fin opinar, ¿donde habías estado?



Te vale.



Pues no, eres parte de mi, tú y tú maldito amigo Jack 2.



A mi no me metan.


Sacudí la cabeza, me estaba volviendo loco, no se si era normal, hablar conmigo mismo, si mi madre me viera, hubiera llamado al manicomio.

No perdí más tiempo y me metí en la ducha.

Después de un largo tiempo de relajación con agua tibia, me vestí lo más formal que pude, una camisa blanca y unos vaqueros. Mi padre había dicho que traerían comida china.


Supongo que me previne con mis hamburguesas, la verdad no era muy fan de comer fideos o cualquier cosa de esas.



Muy puntal mi padre como siempre, escuché el timbre y me dirigí a abrir la puerta. Al abrirla la gran anatomía de mi padre me emboscó y me sorprendí por el repentino abrazo.



Nos separamos después de unos segundos.


— ¡Que bueno es verte! — sonaba emocionado y no lo culpaba.


— ¡Yupi! — al momento me arrepentí de haber dicho eso tan patético.

Mi mirada de poso en el hombre alto que estaba todavía afuera del apartamento, mirándose las puntas de los pies. Papá rompió el silencio y se posó a un lado del hombre.


— Jack... él es Clark — me dio una mirada alegre y por fin aquel tipo levantó la mirada sonriendo cálidamente — Clark... él es mi adorado hijo Jack.


Clark extendió una de sus manos y yo hice lo mismo, un saludo formal.



Yo sabía que se me estaba escapando algo.


Es que mi padre jamás me había contado nada de él, por eso fue que mi cara de shock no había desaparecido por días.


¿Quien en su sano juicio, le diría a su hijo que se va a casar a si, de la nada?


Pues mi padre claro.


Volviendo al tema de la vista, estuvimos hablando de cosas muy normales en la comida, mi padre me enseñó el no sé qué de la comida que había comprado. Creo que su muy observador Clark, se dio cuenta que quería vomitar de tan solo ver eso y le dijo a mi padre que me dejara comer mi hamburguesa en paz.


Bendito Clark, le pondría un altar más tarde.


Como dije, todo iba bien, pero de repente salió el tema que menos quería tocar.


La hormona de Jack -FackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora