Nineteen

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— Yo digo que se ve muy mono.

— Uy uy, opino lo mismo.

Suspiro pesadamente y vuelvo a dejar el traje azulado en su lugar. He estado más de una hora viendo hasta debajo del azulejo, haber si hay un traje que me guste. Dess y Sophia no ayudan en nada. Se dedican a darme siempre halagos con lo que sea. Me he probado más de 6 trajes y todo lo que escucho es— "genial muy lindo" —. Pienso muy seriamente que estas dos no me ayudan en nada.

— Quiero algo fresco — digo por milésimas vez y camino sin rumbo por todo el departamento de hombres.

— Suerte la tuya que no eres un "damo de honor" — Sophia sigue mirando los trajes con el ceño fruncido y pongo una mueca a su comentario en refiriéndose a mi como "damo".

— ¿Tienes a fuerzas que escoger un traje formal?

Mi vista se posa en Dess quien tiene una ceja encarnada y se muerde el labio inferior. Bueno mis padres no dijeron exactamente cómo debía vestir.

Solo dijeron "busca algo que se vea muy... para la ocasión".

Y supuse que algo adecuado era un traje.

— Creo que no — le respondo a Dess y vuelvo a tomar otro rumbo.

Veo todo lo qué hay a mi alrededor y me reprendo por no haber venido con anterioridad. Han pasado dos semanas desde que Finn se fue, Sophia regresó hace dos días, Dess regresó para la boda. Mi padre había decidido que sería el día domingo y yo solo tenía hoy y mañana, para buscar un atuendo adecuado.

— ¡Bingo!

Dess grita detrás de mi y no tengo más opción que voltear. En sus manos tiene una camisa formal blanca, con mangas un poco holgadas. Encarno una ceja y le pongo una mueca.


— ¡Oh si es perfecta! — Sophia viene corriendo y con los ojitos brillando.


— Pesadas, esa es muy grande para mi.

— Claro que no... las mangas tal vez.


— Además...


— A Finn le gustan así — Sophia interrumpe con cara de inocencia y lo más triste es que ese comentario hace que mi yo interior, quiera comparar aquella camisa.


Pongo los ojos en blanco y saco mi billetera.


— A la mierda, dénmela ya.

Ella sueltan risitas de cómplices y trato de mantener mi tolerancia.

La chica que está cobrando la camisa tiene un piercing en la nariz que brillaba más que el sol, tenía unos lentes de aumento —supuse —, puestos.

— ¿Sería todo? – pregunta.

Antes de responderle, Dess y Sophia llegan a mi lado agitadas y con un pantalón de mezclilla, color azul marino.

— Se llevará este, también — las dos le entregan el pantalón a la chica.



Cuando salimos de aquella tienda siento que me he librado de todo ya.

— ¿Cómo saben mi talla de pantalón? — interrogo. Dess se aclara la garganta incómoda.


Oh, sí.

Lo siguiente qué pasa es mi tortura final. Ayudar a dos mujeres terriblemente indecisas, a encontrar un vestido o conjunto lindo.

Gracias Dios.

                                
                                   (...)

Entro al gran jardín de la casa de mi padre. Me aborda Calvin y sonrío cuando se frota en uno de mis pies.

— También te extrañe chico.

Los dos nos dirigimos a la entrada de la casa y nos recibe Fernada —la chica le ayuda a mis pobres padres a limpiar la casa —. Definitivamente ellos no son muy buenos para limpiar. Además de que también la cocinera llegó para hacer comida de verdad y no un pastel quemado. Mi padre y Clark son un desastre.


— Vamos Jack, deja a mi nieto Calvin.

Mi padre alza a mi gato.

— Tú nieto Calvin he.

Le encarno una ceja y ladeó la cabeza.

— ¿Donde está Clark? — le pregunto sentándome en el gran sofá.

— No se, creo que le hacen manicura o algo así.

Se encoge de hombros.

Paso toda la tarde con Calvin y soportando las crisis de mi padre con su obsesión, siempre tratando que todo esté lo más perfecto para su boda. Subo a la habitación que tienen ellos para mi, en esta casa y abro las puertas del balcón.

La noche es fresca y me gusta, el frío es una delicia. Para dormir. El calor es insoportable y jamás me ha gustado. Me alejo del balcón y me adentro en mi habitación.

Me dejo caer en mi cama y suspiro. Reviso los mensajes de mi celular, Finn y yo no hemos hablado mucho y eso es porque él ha estado ocupado en su viaje. Entro a nuestro chat y escribo un "Hola".

Pero lo borro al instante. Vuelvo a escribir.


"Buenas noches, espero que estés bien"

No, no. Miro el mensaje una última vez y pongo una mueca. Mi párpados pesan del sueño que tengo. Busco el botón de eliminar. Lo presiono y apago el celular.

Cierro los ojos y mientras caigo rendido, mi móvil vibra. Lo enciendo y lo desbloqueo. Sigo en el chat, frunzo el ceño pero después abro los ojos rápidamente.


Le he enviado el maldito mensaje, en vez de borrarlo.

Mi respiración se agita.

Bórralo tonto.


Sí, uhm borrar. Lo selecciono y busco la opción de borrar pero antes de apretar, se marca el mensaje como "leído". Ay mierda. Luego se marca en el chat el "escribiendo".



¡Ay doble mierda!

Ni si quiera borro el mensaje porque me he salido lo más rápido posible y he apagado el móvil. Que cardíaco estuvo esto.


A la mañana siguiente mi despertar fue muy de mal humor, tenía las ganas de quedarme todo el día en la cama. Escuchaba ruido por todas partes. Mi padre ya tendría que estar despierto.

Bajo las escaleras para desayunar y en el camino saludo a Calvin. Papá y Clark están sentados en el gran comedor, está enfrente de una gran ventana y la luz del sol traspasa las enormes cortinas color crema.


— Muy buenos días Jack — ambos dicen al mismo tiempo y luego se miran el uno al otro, sonriendo.


— Buenos días.

Tomó un sorbo de jugo y me dispongo a comer.

— A que no me adivinas quien ha llamado hoy — mi padre anuncia.

Ni si quiera le volteo a ver, sigo comiendo y suelto un — «¿Quien?» —. Yo se perfectamente que le molesta cuando hablo mientras estoy comiendo. Él suelta un gruñido de desesperación.

— Me ha llamado la madre de Finn.

Eso hace que deje de comer y pose mi vista en mi padre.

— Ya están aquí, devuelta para mi boda — anuncia y sonríe para después seguir comiendo.

Ay no... triple mierda.

La hormona de Jack -FackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora