La hormona de Jack -Fack

Seven

Por arte de magia, por cuestiones del destino, por órdenes de Dios, por brujería.

Por lo que fuera.

Quiero que ese momento se borre de mi mente y yo desaparecer de la faz de la tierra. Lamentablemente ese momento pasó, ese momento hizo cambiar todo.

Hoy era lunes, mis ojos paseaban de un lado a otro tratando de buscar a Finn con la mirada. No es que lo quisiera ver, más bien... estaba evitándolo, pero que me vea como un cobarde escondiéndome de él, no significa que no tenia mi dignidad.

Ya no la tienes campeón.

A vale no la tenía.

Ese día se lo conté todo a Dess, su expresión fue como relajada, después sonrió y al final dijo "¿Besa mejor que yo?".

Odiaba que la respuesta fuera que si.

Tal vez eso fue el fin, de más de 8 años de amistad, se fueron a la basura totalmente, es que era como una tortura, en especial recordar aquel beso, y más horrible todavía era recordar lo bien que se había sentido.

Llegue a mi destino, a mi destino final.

Matemáticas, álgebra, todo lo relacionado con los números era mi maldito final. Creo que debí haber divagado mucho mientras caminaba, porque estaban todos en el salón. Abrí la puerta y entre como si fuera el mismo de siempre, sin preocupaciones, sin que me importara nada. Ninguna mirada se posó en mi, eso estaba bien, ahora mismo no aguantaría la mirada acusatoria de nadie,.

— ¿Estas mejor? — el capitán Jonny del equipo de básquetbol me abordó antes de llegar a mi lugar. Levante mi mano izquierda.

— Si creo que si.

— Bien, que bien, nos vemos más tarde — sonrió y suspiró de alivio, yo simplemente llegue a mi lugar y me senté.

La clase estuvo cincuenta por ciento aburrida y el otro cincuenta pues... también. Aunque pusiera toda mi atención, no entendía nada de lo que hablaba, era como si él hablara idioma extraterrestre o algo así.

(...)

Genial, aquel inútil no había asistido a clases, yo la verdad se lo agradecía, pero no podía evitar preguntarme millones de veces si esto iba a empeorar.

Qué tal y mientras estoy aquí, él está mudándose.

Ya llorona, el no se va a mudar.

Pues a mi me daba igual si se iba.

¿Enserio?

No, no me daba igual joder, es mi mejor amigo, lo necesito.

Era mi última clase y había hecho equipo con Tina, la chica que siempre estaba mirándome con ganas de arrastrarme de los cabellos por toda la escuela.

Pero al hablar e interactuar con ella, me había dado cuenta que esa mirada se la lanzaba a todos.

Al terminar, necesitaba hablar, necesitaba saber que todo estaba bien entre Finn y yo. Así que lo esperaría, no tenía claro que es lo que le iba a decir.

Pero si tenía claro que no iba terminar mi amistad más duradera y la más importante por un... un.

Un descuido.

(...)

Llegue al apartamento, como lo había estado imaginando, no había nadie.

Me prepare mi ensalada.

"Tus ensaladas saben a mierda"

Oh maldita conciencia, ahora no quería recordarlo.

Pero aún así era inevitable, desde el momento en que lo vi, desde que nos hicimos mejores amigos. Hasta llegar a comprar nuestro apartamento para la universidad.

— Vaya que buen gusto tienes.

— Obviamente — Finn sonrió con suficiencia.

— No por favor, no te pongas egocéntrico maldito — rodé lo ojos y le aventé un cojín.

— Ahí lo tienes, siempre me haces quedar mal — me irrite.

— No quiero mentiras — le di una sonrisa burlona.

El bufó.

— Lo ha escogido mi hermana ¿vale? — dijo como si le costara más que sus lujosos gustos.

— Pues deberías invitar a cenar a tu hermana — solo recibí una mirada de pocos amigo por el parte de él.

— Ya no te metas con mi hermana.

Puse mis manos en señal de rendición.

— Vale, con tu hermana ya no.

Oh maldita memoria.

Estaba tan concentrado en recordar aquello, que apena había salido a tiempo de mi trance, para ver que la puerta se abría.

Y aquel alto tipo de gran cabellera, entraba tambaleándose.

Genial, lo que faltaba.

Que estuviera ebrio.

El levantó la vista y se paró en seco al verme, el color abandonó su rostro.

Iba a ser una charla muy larga.