Five

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Toda la noche estuve despierto, no me jodas, tuve que haber dormido por lo menos dos horas creo.

Aún así a las 6 am, me levanté para irme al gimnasio del edificio.

No se en que momento, no lo vi venir pero cuando di el golpe al saco con la mano izquierda, esta se dobló, y el dolor fue intenso, creí chillar como una niña, creí que me la había roto.

Hice una mueca, necesitaba ir al hospital, tenía práctica de basquetbol la próxima semana.

Llegue al apartamento y cuando abrí la puerta, inmediatamente vi a finn con Desty, platicando.

Lo peor no fue eso, lo peor fue que sentí una punzada de celos.

¿Y eso que tiene de malo?



Capta número dos.


Despeje a las dos personalidades molestas de mi cabeza.

Ellos dos estaban mirándome extraño.

Tenía la mano a un costado y me estaba doliendo como el infierno.

Desty me dio una sonrisa y se levantó para darme un beso, pero Finn me miro con el ceño fruncido y luego echó un vistazo a mi mano doblada.


— ¿Que te ha pasado? — dijo de repente, tomando un jugo que tenía en la mano derecha.


Entonces Desty me miro confusa, joder, Finn siempre tan observador.


— Nada, solo fue... — dude un momento antes de decirlo — ...fue un dobles — uh claro un dobles, pues este dobles de duele hasta el alma.

Finn encarnó una de sus cejas y camino a mi dirección, aparato gentilmente a Dess y me agarro la mano izquierda, la levantó y no evité soltar un jadeo de dolor.

— Así que un dobles he — dijo mirándome y sosteniendo mi mano, aquello era tan terriblemente incómodo — iremos al hospital, mi madre te atenderá.


Después me soltó la mano con sumo cuidado.

                                 (...)

Llegamos al consultorio de la madre de Finn.

Oh la señora Mary era muy dulce.

— Dios cariño ¿Por qué te ha pasado? — dice ella, examinando mi mano.

— Solo he dado un mal golpe a un saco de boxeo.

— No es grave.

— Vaya, ¿Podré ir a mis entrenamientos?

— Claro cielo, solo déjame vendarte y darte analgésicos.

Yo asentí felizmente.


Saliendo del hospital con un vendaje y con la buena noticia de que no era nada grave, el dolor era porque se había hinchado la parte del dobles.


— Ven, les dije que solo fue un pequeño accidente — Finn y Dess pusieron ojos en blanco.


— Menos mal tuviste razón, porque tienes partido de básquetbol la próxima semana y toda ella tendrás práctica — así como si nada, Finn dijo todo eso, ni siquiera Dess sabía mi horario y este se lo sabía de memoria.


Venga ya, sonríe.

Déjalo, es muy terco.

Joder empecé a desesperarme y a marearme de tanto que mi cabeza hablaba sola.

Entramos al auto, yo encantado de que Dess me diera cariñitos. Finn tenía como siempre su cara de amargado a más no poder, yo simplemente lo ignoraba.

Al llegar, mi guapa novia tenía que irse, yo estaba cansado, adolorido, y de mal humor. Pero aún así le dedique una sonrisa antes de que se marchara.

Estaba recostado en el suelo, bueno estaba esta alfombra súper masculina que finn había comprado, para darle más onda al departamento. Por supuesto que yo dije que; era una completa bobada.

Venga ya, a todos nos dan cringe algunas cosas.

Finn se acosto a un lado mío, sin decir nada, y lo prefería así. No había nada de que hablar. Eso fue por unos minutos, el silencio que ya no parecía tan incomodo, reinó.


— Me llamó tu padre — soltó Finn de repente, fruncí el ceño y me limite a seguir escuchándolo — Dijo que no le respondías los mensajes, ni las llamadas...


Oh ya, pero no es porque no quisiera.


Ajá.


Bueno en parte si era porque no quería, pero no había revisado mucho mi móvil, así que sólo era un descuido.


— Y ¿qué te dijo? — pregunte, Finn suspiro.


— Dijo que vendría a visitarte con su pareja   el fin de semana... pero este no, si no hasta la otra...bu-eno me doy a entender ¿no? — reí entre dientes y asentí con la cabeza, genial, no sabía que esto me fuera a poner tan nervioso.


Cuando se casó mi madre por segunda vez, fue muy diferente. Yo no me sentía para nada incómodo, pero lo de papá, me había tomado por sorpresa. Es que, jamás pensé que él era... bueno que el era bisexual. Que no tiene absolutamente nada de malo, pero venga, aún así siento raro porque es mi padre y me da mucha curiosidad cómo será convivir con su pareja y el.

— Venga Jack, no te vayas — Finn me da un golpe en el hombro y ríe — ¿Quieres que pidamos mi pizza y tus ensaladas de mierda? — se levanta del suelo y me mira.


Sonrío y encarno una de mis cejas.


— ¿Ensalada de mierda?... que yo sepa... te atragantaste con mi ensalada la última vez — siento que me lanzan un cojín en la cara y suelto una carcajada.

La hormona de Jack -FackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora