twelve

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(Faltas de ortografía)

El camino fue muy silencioso, Finn se había quedado dormido y Sophia no hablaba para nada.


Por lo menos la paz me acompañaba.


Con la mirada hacia la carretera, pensé dos opciones que llegaban a mi.

Una de ella era: llevarlos a mi departamento.

Otra era: llevarlos al departamento de Sophia.


No se como se tomarían despertar en mi departamento, pero no creo que a la compañera de mi amiga pelirroja, le hubiera gustado ver a un borracho llegando.


- Iremos a donde vivo - comente de forma cortante.



- No Jack, tienes que llevarme a dónde te he dicho - respondió ella casi al instante.


- A Jenna no le molestará tener el departamento sola.



- Pero...


- Cállate no estoy de humor... iremos a donde yo digo porque es mi coche.


- Idiota.



- Gracias.




(...)



Encendí las luces y avancé con Finn apoyado en mi hombro derecho, Sophia estaba caminando enfrente de nosotros. Abrí la puerta de la habitación de Finn. Estaba intacta, no había entrado en ningún momento. Lo acomode en su cama y lo cubrí con una delgada sábana.


- Duerme en mi habitación - le dije a Sophia cerrando la puerta.


Supongo que ella no tenía la suficiente fuerza para discutir, así que abrió la puerta de mi habitación y entró.


Yo caminé por el pasillo que daba a la sala.

Me senté en un sillón y mi cuerpo se relajó, suspiré y me acomode para dormir.




A la mañana siguiente, mi cabeza me dolía, no tanto como para llorar de dolor pero si lo suficiente para que fuera molesto. Abrí los ojos y me tallé la cara con las palmas de mis dos manos. Estaba sucio. Escuche el ruido de alguien saliendo de una habitación, después el ruido de otra puerta y luego escuché como Finn vomitaba.

Que mañana tan agradable.

Me levanté y caminé hacia la cocina pensé un momento y me detuve, la verdad es que no tenía tanto apetito después de haber escuchado a Finn levantarse con aquellos quejidos. Sin embargo sabía que tenía que preparar algo para que aquel idiota comiera.

Sí, volví a escuchar la puerta del baño abrirse y cerrarse. No necesitaba ser adivino para saber qué Finn había terminado de vomitar, pues claro haber bebido tanto hasta el punto de volver a hablarme, era algo que no se veía todos los días, después de una discusión como la que habíamos tenido.



Me apoyé con mis dos brazos sobre la pequeña mesa que estaba en frente de la cocina, inhale y exhale lentamente, quería relajarme por completo, porque de verdad estaba tan tenso que estaba a punto de explotar.



Unos pasos se escuchaban a través del pasillo y se venía acercando cada vez más hacia mí, suspiré y mire al lado derecho, ahí estaba; con su cabello desordenado como si un remolino le hubiera pasado por la cabeza, estaba con solo unos pantalones y la parte de arriba del trozo descubierta, ni si quiera me di cuenta que tragué saliva al recorrerlo con la mirada.


La hormona de Jack -FackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora