La hormona de Jack -Fack

Fiveteen

...

Escuché su voz melosa.

— Os amo.

— ¿Otra mentira? — pregunté con una ceja encarnada.

Clark suspiró y relajó sus hombros. Aparté al gato de su vista y él muy feliz, se alejó.

— Vale, no soy muy fan de los gatos.

— Lo vi desde el primer instante — reí y solo negó con la cabeza — Bueno... tendré que dejarlo con mi vecina de nuevo.

Él asintió.

Después de bajarnos de su auto, caminamos hacia un pequeño restaurante, era muy lindo, sofisticado, tenía mosaicos color crema en las paredes, grandes ventanales, un aroma exquisito y el sol daba en las mesas que estaban afuera, esas fueron las que eligió Clark.

Después de revisar el menú como cien veces más, me limite a pedir solo un batido de chocolate y una rebanada de pastel. Clark había pedido café y frutas — era de gustos ratitos supuse — aún así cuando nuestros pedidos estaban sobre la mesa, decidí disfrutar mi pastel sin poner atención a la comida de él.

— Y Jack... — levante la vista con la cuchara en boca — ¿Qué te tiene tan preocupado?

Termine de comer aquel bocado y conteste.

— Bueno... no es algo así — sonreí de lado — Más bien quisiera... que alguien me explicara más detalles de lo que ocurrió entre tú y mi padre.

Dije no muy seguro, él lo debió notar y por un momento sentí que no se lo había creído, pero termino contestando.

— El asintió a mi club de golf por parte de tu madre.

¿Mi madre?

— ¿Cómo? — mi ceño se había fruncido.

— Sí... he... tú madre y su nuevo esposo se habían pensado en asistir a mi club, yo tenía entendido eso. Soy el dueño del campo además y asiste muchas personas el fin de semana. Pero también tengo mi propio club — hizo una pausa para tomar de su café — Ese día estaría reservado para mis miembros nada más. Estuve esperando a Ángela pero en vez de ver su cabellera castaña llegar, divisé a un hombre alto y cabello negro.

Clark seguía hablando y honestamente estaba embobado con la historia. El me platicaba que mi padre había llegado allí como representante de mi madre, ya que Philip — su esposo — había tenido una reunión. Y cómo supuse, Clark dijo que mi padre no sabía nada de golf, entonces gustosamente se propuso a aprender.

— Yo en ese entonces ya sabía mi orientación — dijo y tomó con su tenedor un pedazo de melón — Pero tu padre no lo sabía — metió el tenedor en su boca y lo masticó.

Con mi ceño nuevamente fruncido, le di un sorbo a mi batido.

— Y ¿Cómo supieron que se gustaban?

Él sonrió.

— Bueno... yo al inicio le invitaba a pasar el rato... ya sabes... — se removió incómodo en su silla — ... he como amigos.

Eleve mis dos cejas y asentí varias veces.

— Entonces después nos distanciamos un mes — se detuvo para volver a comer — Y no se... tal vez yo fui el primero en sentirme atraído. Después de unos días, él llegó de repente a mi casa.