★★ [ Capítulo 16 ] ★★

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A tu lado



Katsuki se encontraba recargado en un árbol, estaba pensando, tanto a si que las estrellas en el cielo empezaron a aparecer.

Cuando salió de sus pensamientos escucho leves sollozos, suspiro, alguien también estaba sufriendo al igual que él.

Se alejo de donde estaba y empezo a caminar, cuando paso por donde estaba el sonido se sorprendio al ver como el que lloraba era Eijirõ.

Escucho lo que dijo y fruncio el ceño, "¿A caso es idiota?" pensó.

Se acerco hasta quedar frente al joven, cuando Eiji lo noto trato de limpiar sus lágrimas.

— Bak... — fue sorprendido por el agarre del chico, sintió como su cuerpo era levantado y era envuelto en un abrazo.

— Aleja esos estúpidos pensamientos de tu estúpida cabeza, idiota — lo regaño.

— Lo... lo siento... — mordió su labio y lloro más fuerte.

Se quedaron en esa posición por varios minutos con tal de que el chico se calmara, cuando por fin se calmo Katsuki lo alejo de su cuerpo pero Eiji lo impidió.

— Espera... unos segundos más... — pidió escondiendo su rostro en el pecho del rubio.

— Kiri... Eijirõ — se corrigió, el chico se sonrojo al ser llamado por su nombre de pila, sintió como era separado del cierpo cálido del rubio — te quiero, idiota — murmuro llevando una de sus manos a la mejilla de Eiji, la acarició y pego sus frentes.

Lo más difícil estaba dicho, ahora faltaba que el chico contestara.

— También te quiero, mucho, mucho — apreto sus manos en la playera del rubio.

— Bien... ¿Ahora que hacemos? — pregunto.

— Quedate a mi lado — pidió, levanto su rostro y mostro una pequeña pero tímida sonrisa.

— Siempre — susurro.

Kat se acerco lentamente a sus labios, dando tiempo a Eiji de alejarse si así lo quería, pero el chico se desespero llevo sus manos al cuello del rubio y lo beso.

Después de unos segundos de ese cálido beso se separaron, sonrieron y dándose la mano empezaron a caminar, no hacía falta palabra alguna.

— Vamos a casa a cenar — aviso.

— Pe... pero tu padres... — dijo nervioso.

— No pasa nada, los viejos cada rato joden con que te lleve, así que no les importara — le resto importancia.

— No digas eso... — regaño, desvió su mirada.

Katsu sabía porque decía eso, el ama a sus viejos aunque lo hagan enojar, especialmente su madre, esa mujer... agh, lo hacía enojar de sobre manera.

Superando el DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora