★★ [ Capítulo 28 ] ★★

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¿Ilusión o realidad? ¿Cuál es la verdad?



Al desertar sintió algo en su cabeza llevo su mano hasta ella y quito lo que había, parpadeo varias veces hasta acostumbrarse bien a la luz, dejo el trapo aun lado y miro como Katsuki se removía.

Se bajo de la cama teniendo cuidado de no despertar a su pareja y salió de la habitación, al ser fin de semana estaba libre de obligaciones. Bajo las escaleras y antes de llegar a la cocina escucho un ruido, pensó que sería su suegra pero no fue así.

Frente a él la imagen de un pequeño niños se hizo presente. El niño al verlo sonrió y corrió a sus brazos.

— Al fin despiertas mami — dijo él pequeño viendo los hermosos ojos de su madre.

Eiji se encontró confundido ante esa escena, como era posible que su hijo ya haya nacido. Eso debía ser un sueño, un lindo sueño.

— ¿Mami? — el pequeño ladeó su cabeza confundido.

— Lo siento — se disculpo Eiji, abrazo a su hijo y acaricio sus azabaches cabellos.

— Hace hambre... — el niño hizo un puchero mientras Kiri lo levantaba.

— ¿Qué quieres comer? — Eiji se adentro en la cocina.

— Mmm... — el pequeño puso cara pensativa, su manita la poso en su barbilla — ¿Panqueques? — dijo a modo de pregunta.

— Lo que tú quieras... — ánimo a su hijo.

— Entonces eso...

Bajo al pequeño y se acerco a la alacena a buscar los ingredientes, cuando los tuvo listos miro a su hijo tomar asiento en una silla cercas de la mesa con una cajita de leche sabor fresa en la mano.

Regreso su vista al bowl y colocó harina en él, piso leche, huevos, chocolate y esencia de vainilla. Integro los ingredientes hasta conseguir una mezcla homogénea.

Calento la sarten, puso un poco de mantequilla y coloco un poco de la mezcla, retiro una vez estuvo cocido por ambos lados. Repitio el mismo procedimiento hasta terminar la mezcla.

Le sirvió unos a su hijo colocando mermelada encima. El pequeño sonrió y empezó a comer. Eiji lo observo varios segundos hasta notar que no sabía su nombre.

— ¿Cómo te llamas?

El pequeño dejo de comer, levanto la vista y miro a su madre.

— Seiji Bakugō...

— ¿Edad?

— 6 años.

— ¿Dónde están todos?

— ¿Quienes? — pregunto confundido.

— Mi madre y los padres de Katsuki...

Superando el DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora