Capítulo 1

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Al día siguiente –fiel a su plan original– y tras una jornada escolar agobiante e intensa, Jungkook se dirigió a la misma vivienda, sosteniendo el paraguas entre sus dedos.

Indeciso, entre dejarlo exactamente donde lo encontró e irse ipso facto, o tocar y devolverlo directo a su dueño/dueña.

Difícil disyuntiva, ¿eh? Por una parte, sería desconsiderado solo colocarlo allí, sin el valor de excusar su atrevimiento, pero... no estaba dispuesto a escuchar regaños y acusaciones, cuando sabía de sobra que obró mal.

Entonces, ¿qué...?

Reforzó su agarre y escrutó la entrada: la reja volvía a estar totalmente abierta. O bien el propietario no poseía nada que pudiese ser robado (a excepción del paraguas), o no le importaba, o sencillamente era demasiado negligente. Pero, a fin de cuentas, nada tenía que ver consigo.

Siendo lo más sigiloso posible, se adentró en el lugar, directo a la puerta.

Levantó su mano, en ademán de tocar el timbre, pero se detuvo a medio camino. Parcialmente arrepentido de asumir la responsabilidad.

Mejor dejar el objeto en su anterior ubicación, y largarse lo más rápido posible.

Sin embargo –para su desgracia–, la puerta principal se abrió, dejando ver una figura más baja que él. Un chico: delgado, cabello negro revuelto, ojos rasgados y oscuros, labios carnosos, y mirada inquietante. Con pantalones de chándal y sudadera gris.

Jungkook tragó saliva, inesperada e innegablemente impresionando.

A pesar de la sencilla vestimenta, algo en el joven resultó magnético, atrayente. Aunque le mirase con cara de pocos amigos.

— Ladrón — fue la primera palabra que abandonó esos labios tentadores. — No deberías tomar lo que no te pertenece — acusó, señalando el paraguas.

«Oh… Mierda» la parte consciente de Jeon volvió a la vida, al procesar sus palabras.

— Este… yo no... Esto no… — intentó balbucear, mientras movía la cabeza frenéticamente en negación, pero las palabras volaron lejos; su capacidad del habla disminuyó tan abruptamente, que podría ser sobrepasada por un bebé, aprendiendo sus primeros términos.

Alejó el paraguas de sí, entregándoselo al chico, que le asió cuidadoso, como si el contacto doliera.

Jungkook, protagonizó una docena de exageradas reverencias, y disculpas casi inaudibles, antes de intentar retirarse, y dejar atrás el incómodo momento. Pretendía girar en dirección a la salida, pero la voz ajena frustró su plan.

— Tómalo —  alzó la mirada confuso, posándola en esos oscuros orbes, que le detallaban, carentes de brillo.

— ¿Eh?

— Te lo habría dado si lo pedías. Cógelo. — y le regresó el objeto.

— ¿Qu-... ¡¿De verdad?! — Jeon no salía  de su asombro: ¿realmente le estaba obsequiando el paraguas, o se lo dejaba en caso de otra eventualidad, como la del día anterior? — Yo... te lo devolveré cuando termine de usarlo. — prometió, mostrando una expresión solemne.

— No es necesario que lo hagas. — dos orbes gélidos, le dieron a entender que no era algún tipo de broma: hablaba totalmente en serio.

— ¡¿Ehh?! No, yo no… no podría, posiblemente... — negó torpe. No se vería bien aceptar un presente así como así; más cuando ya se avecinaba la temporada lluviosa. Al otro también debía hacerle falta.

¿Por qué se lo estaba dando entonces? ¿A qué se debía la intensa necesidad de deshacerse del objeto?

— Está bien — le tranquilizó, sosteniendo el pomo de la puerta, con claras intenciones de regresar al interior — Solo aléjalo de mí. — el ruido seco de la madera en el marco, llenó los tímpanos de Jungkook.

El misterioso chico había desaparecido.

Jeon quedó estático. Eso fue… extraño. Bizarro. Devolvió el paraguas, como le dictaba su conciencia, solo para recibirlo nuevamente, y de manera indefinida.

No obstante, algunas gotas de lluvias se precipitaron desde las nubes, impactando el frío asfalto, y solo entonces, cayó en cuenta del abrupto deterioro en las condiciones atmosféricas.

Era increíble, lo rápido que cambiaba el clima esos días. De un momento a otro, los nubarrones coparon el cielo, y una escena casi idéntica a la del día anterior, se reprodujo.

Abrió el paraguas, con intensiones de salir definitivamente de allí, cuando algo llamó su atención. Algo en lo que no había reparado antes, tan nervioso e inseguro.

Al costado del intercomunicador: un pequeño buzón, apenas visible, y parcialmente abierto. Sobresalían algunos sobres de recibos, notificaciones de pagos de servicios, y un nombre podía ser leído en la superficie: Park Jimin.

—Park Jimin. Con que así se llama, eh. — una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro — Gracias, Jimin hyung.

A pesar de todo, el extraño fue lo suficientemente amable, para no dejarle desamparado ante la lluvia, aunque sus intenciones podrían considerarse dudosas. 

« Aléjalo de mí… es algo extraño para decir» el pensamiento cruzó fugazmente su cerebro, mientras observaba por última vez la casa del intrigante chico.

La lluvia se acrecentó, ahora a cántaros. Y Jeon se encaminó sin demora hacia su hogar, a través de las calles sombrías.

Sin embargo, aquel fortuito encuentro arrojó una inquietante conclusión: Jimin era, por mucho, la persona más enigmática que alguna vez irrumpió  en su vida.




















Pues me quedó cortico también, pero ya vendrán algunos más largos. Espero que les haya gustado.

Bye bye 😘😘😘😘

Under The Umbrella [PJM & JJK] ° 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora