Por mucho que duela decirlo, los adultos tenían razón, parece que después de todo nada es para siempre.
Deberíamos atesorar más nuestro presente. Atesorarlo en serio. Poner en el interior de nuestros corazones un baúl y llenarlo de aquello que amamos ser. Algún día lo abriremos de nuevo, entonces el fantasma de nuestro pasado se reflejará en el nuevo rostro. Y con suerte no se pareceran en nada.
El tiempo es un ladrón, uno despiadado e insensible. Si piensas correr contra él; no hay momento para tomar un solo respiro.
¡Corre!
El último día de secundaria —aquel donde se marca el final de una era de tu vida—, puede resultar inolvidable para algunos, mas no tiene por qué ser emocionante. Ningún profesor quiere hacer nada más que entregar promedios o matar horas de clase. El único consuelo con el que cuentas es que el tiempo te gane esta carrera.
1
La profesora de Español había avisado que no daría clases el último día (aunque iría a la escuela, de todas formas) y eso quería decir que la última clase sería Biología. En ella, el profesor se quedó sentado durante toda la clase. Mirando fijamente a una mosca que rondaba a vuelo por el aula. Su zumbido era hipnotizador e inquietante, como una avioneta con bajas defensas y algo de estabilidad. La mosca existía. El fin llegó por adelantado cuando el profesor tomó sus archivos y los ingresó a su mochila minutos antes de lo usual. La mosca se paró en su escritorio y éste la contempló unos pocos segundos. Cuando la aplastó con su gorda mano, los alumnos hicieron un gesto de asco. Limpió la mugre de su palma contra el saco. Y corrió la silla chillando las patas.
Antes de irse, para nunca volverlos a ver, exclamó: «Suerte con sus vidas, niños».
Bosco se había quedado dormido sobre su pupitre —las últimas semanas no había dormido mucho—, ni siquiera notó cuando el profesor mató a la mosca de un manotazo. Soñó en blanco. pero recordaba escuchar los aleteos de la mosca. Lo peor de todo era que no se quitó los lentes de contacto: le había ocurrido antes y temía que regresara con problemas en un futuro
Un olor familiar a algodón de azúcar despertó todos sus sentidos, quienes después lo despertaron a él. Su mano le agitó el cabello ébano con una sonrisa, y dijo:
—Durmiendo en clase, Bosco. No es bueno para tu reputación —Bosco miró su propio reflejo con los parpados entrecerrados en las redondas gafas como de placas petri.
—Mi inversión está en la hora de despertar —dijo Bosco, enamorado de sus ojos marrones—.
¿Por qué tenía que ser la última vez que él vería sus ojos...? ¿Por qué?
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Las últimas ocurrencias de un gato persa
Teen FictionSinópsis provisional: Medio año después de los eventos transcurridos en Ocurrencias de un gato persa, Bosco pasa por una serie de espectros mentales que amenazan con derrochar su grasa cerebral. Y si de por sí sufre más de lo que debería con ello, e...