Capítulo one-shot de larga extensión: 5128 palabras.

1. Días perdidos
Un día más.
Tiempo atrás.
—¿Quedó libre?
La voz cantarina se extiende calle abajo, y al poco rato recibe respuesta.
—¡Llama a los niños!
—¡Lina, Bosco!
Por la puerta de entrada, una mujer traslada un par de cajas apiladas al interior de una casa vacía. Aquellos zapatos cubiertos de la tierra de su nuevo jardín, al menor descuido, tropiezan con las botas de un pequeño. La mujer le reclama que tenga más cuidado y el niño absorto en sus pensamientos rodea a su madre, sin tomarle mayor importancia. Cuando la mujer se había creído a salvo, una sombra le pasa por encima y la tumba al suelo junto con las cajas.
—¡Es la mejor casa del mundo! —asegura aquella sombra, Lina.
—¡Me quiero quedar con el cuarto más grande! —exclama Bosco.
Su madre se pone de pie trabajosamente. Contempla el contenido de las cajas disperso a más no poder. Despide bolas de humo hacia los niños, quienes no paran de reír con las manos en el rostro. El niño se escabulle entre sus piernas, desequilibrando el cuerpo de Clara. Lina se queda frente a ella con un gesto retador y toreándola.
Lina es agarrada y tirada de la oreja. Y mientras ella se queja, el otro se apresura a huir y es jalado de la camisa hacia ella.
—¡Agghh! —pelea para escabullirse del agarre—. ¿Qué te pasa?
—¿Que qué me pasa? —responde con aturdimiento—. Ambos parecen el gato y el ratón. O mejor dicho, me hacen quedar como una pobre rata. ¿Saben qué había en esas cajas, lo saben?
Lina aprieta los dientes y niega en silencio. Bosco parpadea tristemente, con aquellas pestañas que parecen ser robadas de una jirafa.
—Oye, Clara —la anima una mujer joven. Hace movimientos sutiles con la cabeza y junta sus manos frente a la cintura—. Seguro no fue a propósito. Un accidente, es todo.
—Escucha... —contiene con trabajo ese tono autoritario, el mismo para regañar niños—. Puede que tengas razón, pero no los conoces tanto como tú crees. Suelen ser muy... Ellos no son lo mismo si hay... alguien ajeno a mí. ¿Sabes a lo que me refiero, Pilar?
La pequeña Lina voltea a verla jadeante.
—Soy el apóstol número trece.
—¡Lina! —trata de apretar con más fuerza y a su pesar, la niña rueda por el césped, mancha sus pantalones de tierra y se refugia en las espaldas de su tía.
—Entiendo —menciona Pilar—. Es decir, no como tú... del todo. Mi hermana y yo éramos un dolor de muelas para mi mamá...
—¿Es en serio que quieres conversar conmigo acerca de dolores de muelas?
—Éramos más que eso: dos muelas del juicio removiendo su vida.
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Las últimas ocurrencias de un gato persa
Teen FictionSinópsis provisional: Medio año después de los eventos transcurridos en Ocurrencias de un gato persa, Bosco pasa por una serie de espectros mentales que amenazan con derrochar su grasa cerebral. Y si de por sí sufre más de lo que debería con ello, e...