7. Unos días de medusa hostigadora

77 5 31
                                    

¿Sabías que podrás ser veloz, audaz o la encarnación de un bólido y aún así, siempre habrá alguien que sea más veloz que tú? El Tiempo es el único corredor a quien no se puede rivalizar, por más que lo intentes. Es el mejor jugador de todos, ya que, nunca se olvida de dar, mucho menos de quitar. Es ambicioso pero no lo sabe, es cruel sin intenciones y por alguna razón sigues allí... Creyendo que puedes vivir toda una vida en siete semanas, ahora, sabiendo que has desperdiciado una de esas siete, tienes una menos. El tiempo puede ser tan noble que se parte en piezas y te entrega una de ellas a ti; es simple, invaluable, y por ello, lo tomas de un inicio como si fuera un orbe infinito. Pero lo que tienes es finito hasta contando por microsegundos. Y si decides sumergirte en helado de vainilla y cacahuate para pasar tu tiempo, no importa. A nadie le importa.

Tenías una criatura chistosa, enana y con cara de mazapán. Nadie pudo explicarte que un pequeño tambaleo a una torre de bloques de madera, incluso la más perfecta y estable; un soplo, un terremoto, el canto de un ave, una presencia... Todo esto, se vuelve suficiente para perturbar aquella vulnerabilidad; es preciso que se de en el tiempo y forma, porque en momentos de crisis y aislamiento puedes alterar la realidad. Tu criatura chistosa, enana y con cara de mazapán-la misma que tuvo que aprender a mover las patas para conseguir lo que quería, la que aprendió a jugar en vez de sufrir por un triste waffle, la que huyó a tus brazos al escapar de unos bravucones...-Esa criatura también se enfrenta al tiempo en una carrera finita. Crece con él para que sepas que tu criaturrita puede serte un igual, un amigo y consejero. Más que un cachorro con cara de mazapán, ser un cazador y defensor innato.

A veces adquiere tantas habilidades que hacen que te necesite menos cada día, pero ahora tú le necesitarás más. Le diste un propósito, a la vez que tu propósito era vivir para él, pero debes volver a ti. A tu reflejo y más allá, encontrarte a ti mismo...

Salmet, Julio 17 de 2020/ Día siete después de clases/ Tiempo atmosférico: se avecina tormenta y mucho helado de vainilla.

Recordar tu punto de origen, ese mismo en el que no tenías nada, donde brotaste de un cascarón como un polluelo, recordar ese día como si lo vivieses ahora mismo y darte cuenta de que es tan solo una ilusión; un tesoro maldito con el cual cargas creyendo que ha ocurrido tan solo ayer. Quisieras regresar allí, cuando tus actos tenían otros propósitos y tu inocencia parecía colosal comparándola con la de ahora. El horizonte es difuso, tan solo un preludio del mañana, mas vives en el hoy, donde no importa cuantos autos se dirijan al cúmulo de nubes que harán la tormenta. No obstante, te falta mucho para haber llegado.

Sobre tu cabeza, la parvada de patos se orienta en dirección oeste-cada pato tiene una vida propia, en sí mismo es tan intrínseco como un caparazón-. Esa misma dirección que ha tomado la parvada, es por la que se dirigen Bosco, Lina e Incín. Misma trayectoria por la que optarán para algún mañana partir de Salmet, fuera de los arreboles y la espléndida vista de las montañas y trenes que llegan de partes por millón del país. Trenes donde siempre contempló Bosco a la gente; llegando a sus nuevas vidas y gente escapando a una nueva. Desde una pendiente, de pie frente a su hogar, intrínseco sentimiento.

Los humanos tienen la extraña costumbre de festejar un cumpleaños, es decir, felicitas a una persona por no haber muerto todavía ¿¡Qué con eso!? Igual impones costumbres y regalos para demostrarles el verdadero cariño que les tienes a tus seres queridos en contadas ocasiones al año. Sin embargo, no todo el mundo es así y este tampoco es el único modo de ver estas celebraciones. ¿Qué se puede hacer con un gato y un par de lunáticos que se hacen llamar hermanos y que a cada uno de ellos le importa un carajo su propio cumpleaños? Nada. Por mucho que sea el cumpleaños número uno de un gato persa llamado Incín, no se necesita de un solo día para demostrarle que le quieres.

Las últimas ocurrencias de un gato persaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora