Ben Hardy - Destiny

Mi primer día

NARRADOR__

A los chicos los enviaron al orfanato, y ahí gozaron de unos cuantos meses a lado de Yena y Dalton, que eran los mayores. Aalis continuó pensando en Tom todo el tiempo, y nunca se detuvo.

Meses más adelante, la primera adopción se llevó a cabo, y fue la despedida de Carín. Así continuaron las adopciones y el retiro de los más adultos. Seguían en comunicación los 12 completos, hasta Derbin le pidió disculpas con el corazón a Aalis, y maduró.
Todos los menores fueron adoptados en menos de 2 años, excepto la más pequeña, Aalis.

No encontró a su familia ideal, pero eso no la entristeció.
Continuó prosperando y madurando, ya había cumplido los 18 años y el orfanato no podía darle más asilo, así que consiguió una casa de renta ya que a ella no le gustaban para nada los departamentos, hasta que el día de ir a la universidad llegó, tuvo que mudarse a un departamento cercano al instituto al cual había ingresado.

AALIS__

Yena por teléfono: Sé que te irá estupendo, sabrás todo sobre tus materias y encontrarás a un chico apuesto - dijo con una voz coqueta y feliz.

Aalis: No lo sé, sabes que estoy esperando a alguien perfecto y super complicado de encontrar - toqué el collar de Tom para recordarlo - no creo que pueda encontrar a alguien así, y si lo encuentro, no será correspondido mi amor.

Dalton por teléfono: ¡¿Quién no te va a amar, pequeña, Aalis?! - me sorprendí, pues no sabía que estaba con Yena.

Aalis: ¿Qué haces con Yena, Dalton? - sonreí pícaramente.

Yena: Bueno... Queríamos darles una sorpresa a cada uno de ustedes...¡Dalton y yo estamos iniciando una relación! - me tapé la boca, no lo podía creer.

Aalis: ¡¿Qué?! - salté de la emoción y en eso volteé a ver el reloj - ay, por dios, hago una hora hacia mi escuela, y sólo tengo 50 minutos antes de que inicie la clase - tomé mis cosas y salí de mi departamento rápidamente - chicos, muchísimas felicidades, tengo que colgar, los amo, bye, bye - colgué y salí corriendo por las escaleras.

Tomé mi bicicleta y salí rumbo a la universidad. Me fui por callejones inseguros pero que necesitaba tomar porque así acortaría mi trayecto.
Sentía la brisa en todo mi cuerpo, me sentía libre y feliz pero a la vez muy nerviosa.

Llegué sana y salva a mi escuela, era mi primer día y estaba súper ansiosa. Tomé mi mochila y estacioné mi bicicleta en su lugar.

Podía ver a demasiadas personas, de diferentes edades, unos muy jóvenes y otros bastante adultos. Yo tenía 20 años así que estaba en una edad intermedia.

Unos llegaban con sus autos lujosos y otros con sus bicicletas o un automóvil decente y útil.

Llegué justo a tiempo para analizar el lugar de mi primera clase, entré y fui directo al lado derecho del salón, y escogí un asiento de la segunda fila.

En este día no me importaba si hacía amigos o no, o si encontraba a algún chico que me gustara porque aprendí a no forzar nada y dejar que el tiempo se encargara de todo, de lo contrario sólo me deprimiría.

Todos comenzaron a entrar, se veían desanimados y adormilados. Casi nadie se sentó en la misma fila que yo, más que dos personas y sobraban 5 asientos; y ni se diga de la primera fila, sólo estaban dos personas.

Sentí que mis días en la universidad no iban a estar bien, que me deprimiría al saber que mis compañeros no son felices y que no intentan esforzarse.