Una siesta

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Al día siguiente me senté a su lado y aprendimos mucho mejor de nuestras clases ya que compartíamos entre los dos nuestras opiniones y nos ayudabamos mutuamente.

Aún sabiendo que nuestra relación aún no era oficial, me sentía genial a su lado, disfrutando de conocernos mutuamente e ir mejorando y siguiendo los pasos para una gran y muy sana relación.

Me invitaba a salir, yo a él, nos dábamos pequeños presentes, jugábamos y nos divertíamos como todos unos adolescentes. Pasó alrededor de un año de coqueteo, y ninguno de los dos sintió la presión de continuar con el siguiente paso, en realidad, para los dos se pasó muy rápido ese gran año y todo iba a su tiempo.

Una noche, Ben llegó a mi departamento con un gran ramo de flores, sé que para muchos puede llegar a ser tan común o poco original, pero Ben sabía que para mí era un detalle super lindo y especial.
Me entregó el gran ramo aún fuera de mi departamento y sonrió tiernamente; sus ojos brillaban tan hermoso y su actitud era tierna y seductora a la vez, eso me volvía loca; lo invité a pasar con una gran sonrisa y lo hizo.

Ben: Te ves preciosa - me acompañó a dejar mi ramo en un lugar especial, estaba justo detrás de mí; me tomó de la cintura y me volteó hacia él - Aalis, tengo algo que decirte.

Asentí con la cabeza y le dí la oportunidad de expresar lo que tenía que mencionarme. Me tomó de las manos y las acarició.

Ben: Aalis...- estaba nervioso y muy inquieto, podía notar eso porque sus pupilas siempre se dilatan al sentir esa adrenalina fluir por su cuerpo - quiero decirte que me has hecho muy feliz este año...Y la verdad es que yo quiero continuar a tu lado pero dentro de una relación seria y oficial - sonrió al igual que yo - es por eso que quiero pedirte que seas mi novia...Quiero poder estar conti...- no lo dejé terminar pues me lancé a él y acerqué mis labios a los suyos.

Ben me tomó de la cintura y me siguió el beso; al parecer estaba acumulando mucho el deseo de besarme, pues no me soltó ni un segundo y sus besos se volvieron más duraderos.
No sé cómo pudo pero se detuvo, me tomó de los hombros y sonrió con muchísima felicidad.

Ben: ¿Nos vamos, hermosa? - asentí con la cabeza y tomé mi bolso muy contenta.

Su caballerosidad parecía nunca irse y eso me ponía muy feliz. Pasamos una velada maravillosa, ¿y cómo no lo iba a ser si estaba con un gran hombre?

Esa noche decidimos no separarnos así que la queríamos pasar en la casa de alguno de los dos, y esa casa fue la de Ben.

Nos la pasamos riendo y disfrutando de la noche. Llegó el momento de estar juntos en la cama, pero nosotros aún no estábamos pensando en tener relaciones sexuales, eso sería para otro momento, y sería cuando los dos estuviéramos completamente de acuerdo. Sólo nos observamos, hacia nuestros labios, nuestros ojos, nuestras narices, nos acariciamos e hicimos algo sumamente inocente y amoroso a la vez, nos dimos besos tan románticos, llenos de amor y pasión.

Ben Hardy - Destiny Donde viven las historias. Descúbrelo ahora