Tu sexy inocencia

213 13 0
                                    

BEN__

La inocencia de Aalis hacía que me diera mucha ternura pero a la vez me excitara. Su rostro al ver mi miembro queriendo ser expuesto fue de mucha ayuda, eso sirvió para que mi excitación fuera más obvia.

Ella preguntó si debía quitarse algo, y yo quería responder que quería verla completamente desnuda, pero no me atreví, al contrario, traté de hacer un buen comentario y que demostrara que respeto su decisión.

Todo pareció funcionar pues Aalis se bajó de la cama después de haber hecho que me sentara encima de las almohadas, y comenzó a moverse de una manera provocativa.

Aalis: Esto lo ví en una película - rió y comenzó a bailar sensualmente.

¿Cómo no podría amarla? Estaba tratando de bailar de una manera sexy, en pijama, y con una sonrisa de lado a lado. Se veía realmente linda tratando de hacerme esos bailes.
Se subió a la cama muy avergonzada pero feliz y se hizo bolita. Me acerqué a ella y la besé unas cuantas veces.

Ben: ¿Te ayudo? - sonreí pícaramente y le di un empujoncito para que quedara boca arriba.

Ella sonrió y mordió su labio inferior lentamente. Toqué su abdomen y se estremeció al tacto, sonreí y volví a hacerlo. Bajé lentamente hasta su pantalonera con algunas caricias para hacerla sentir bien. Tomé un extremo de esa pijama y la fui bajando lentamente, yo sólo observaba cómo la linda piel de Aalis iba quedando al descubierto, y volteaba a ver el rostro de Aalis de vez en cuando para saber si seguía cómoda con el proceso, al parecer lo estaba disfrutando.
Rozaba mis manos con su suave piel y comenzaba a querer más de ella. Llegué hasta sus lindos pies y tiré a donde quiera la prenda.
Aalis comenzó a cruzar un poco sus piernas, creo que era para cubrir su ropa interior, ya que ella era muy pudorosa.

Así las dejé y me dirigí hacia su rostro, le di un pequeño beso en los labios, después en su oreja derecha y llegué a su cuello; me parece que esa es una de las debilidades de Aalis, besar su cuello y acariciar el lóbulo de su oreja.

Hice algunas caricias en su cuello para ir bajando hasta su pecho, mis manos por fin habian llegado hasta el final de su blusa, tomé el extremo y la fui elevando poco a poco. Comenzó a ponerse más nerviosa pero se tranquilizó acariciando mi otra mano.
Su brasier estaba al descubierto, y con ello una parte de sus senos.

Mi miembro comenzó a recibir más sangre, estaba aumentando mi temperatura, sentí como mi vista mejoraba al apreciar esos senos tan hermosos y excitantes.
Estaba torturandome a mí mismo.

Aalis se sentó para que pudiera retirar la blusa.

Aalis: Ben - presté atención y ella estaba feliz - ¿Te gusto? - se refería a su cuerpo. Sonreí ampliamente.

Ben: Me encantas, Aalis, completamente - tomé su barbilla y la besé apasionadamente.

Aalis estaba muy tranquila, se sentía segura de esto y yo por supuesto que lo estaba.
Nos separamos un poco para ir hacia las almohadas, Aalis se acostó y yo me puse encima de ella. Pude apreciar que sus pupilas estaban super dilatadas, creo que en verdad comenzaba a disfrutar de esto.

Tomó mi rostro y me llevó hacia el suyo. Me besó tan románticamente y yo respondí de la misma manera. No quería arruinar este momento tan importante.

En eso tomó mi mano y la llevó a uno de sus senos. Me sorprendió mucho eso y sólo pude sonreír de la emoción. Fui presionando suavemente y después fui un poco más brusco pero sin llegar a dañarla.
Después de eso, Aalis se sentó de espaldas a mí y me pidió que le ayudara, asentí y comencé a desabrochar ese molesto brasier. Aalis se lo retiró y para no ir muy rápido, decidí arquearla hacia adelante. Quería que sintiera mi miembro rozar su enorme y exquisito trasero, y lograr besar y acariciar su suave espalda; todo estaba muy bien pero todo mejoró cuando bajé mis manos a los senos de Aalis, podía sentirlos tan suaves y voluptuosos.
Eso me volvió loco, ya que giré a Aalis para que estuviera boca arriba. Su rostro era tan inocente. La besé con mucha locura mientras apretaba sus senos para disfrutarlos.
Aalis comenzó a emitir pequeños gemidos mientras nos besabamos. Eso me excitó aún más, por lo que mis manos parecían no pertenecerme, ya que acariciaba todo su cuerpo sin algún control.

Ben Hardy - Destiny Donde viven las historias. Descúbrelo ahora