18- Celos.

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Lo llevo a la boca y lo tomo de un trago para sentir como baja por mi garganta y nada ha cambiado con respecto a los que he tomado en mi estancia. Al preguntarme que tal está digo que "mejor" que los otros para no entrar en detalles.

La siguiente hora, la paso con ellos mientras asan carne en brazas y al fondo suena un tipo de música bailable extraña que lleva a la la pista a algunas parejas. En ese instante una en especial llama mi atención en este preciso momento es Elisa quien está acompañada de un niño pequeño, veo como se sujetan de las manos y ella lo hace dar vueltas mientras el sonríe e intenta repetir este mismo movimiento para ella y ella se inclina para hacer más fácil la vuelta.

Como si fuera tan alta—Digo para mí mientras me llevo el vaso con un poco de licor y fruta a mis labios.
Este me lo entregó uno de los jóvenes para que no me emborrache tan pronto, pero de lo que si estoy seguro es que está más suave que el puro que tienen macerando en el barril.

Veo a Elisa allí tan hermosa con su vestido blanco y cabello rojo trenzado a la mitad de la espalda y me parece increíble que esa mujer sin querer me esté interesando.

—¿Y ese idiota qué hace aquí?—Escucho que pregunta de repente su Papá, dirijo la mirada hacia donde el la tiene y veo un hombre entrando al lugar.

Precisamente es el mismo joven quien estaba ayer en la tienda. Observo detalladamente y veo que Elisa al percatarse de su llegada corre (literalmente) a sus brazos.

El tal Néstor.

—Tío son amigos, así que déjalo en paz— Dice Jean uno de los sobrinos mayores del señor.

—No me cae bien—Contesta. Y veo que nuestro sentimiento hacia ese jóven es mutuo.

—A nosotros tampoco nos cae bien pero es amigo de tu hija y la abuela lo quiere, así que tenemos todas las de perder.

Vemos como ese hombre y Elisa se acercan a la señora Elena y esta lo abraza un buen rato mientras se ríen y charlan alegremente. Todos nos ocupamos mientras de vez en cuando dirigimos la mirada a los dos jóvenes sentados a unos metros de nosotros.

—Si la sigue tocando así. Lo sacaré a patadas.— Oigo que dice su padre solo para mi.

—Yo te ayudo.— Confieso quizás más apoyado por el alcohol que por otra cosa.

Celos.

—¡Ja! me caes bien chico, es mas creo que tú serás mis ojos en la capital.—Me dice un poco ruborizado por el licor — Me notificaras si algún hombre se le quiere acercar a mi hija, en ese caso tu sabrás defenderla y alejarla de los buitres capitalinos.

—Con mucho gusto señor—Y es que ya me imagino alejando a cualquier imbécil que quiera acercarse a ella.

Cuando el lugar se encuentra lleno ya es de noche, al terminar de alistar la carne las mujeres sirven pequeños platos y reparten a cada uno de los invitados.

A Elisa no le quitamos la vista de encima. Cuando no es su padre soy yo y noto que alguno de sus primos también lo hace. En todo momento ese imbécil tiene las manos sobre ella ya sea en su rostro cabello o brazos y me doy cuenta que eso me molesta con cada segundo que transcurre.

Tranquilo Caín, por más que lo quieras moler a golpes aquí no puedes.

Por fin, después de horas de agasajos y conversaciones el cumpleaños se canta para después cada uno de los presentes hacer una columna y felicitar con un abrazo a la cumpleañera, al llegar mi turno imito lo que todos hicieron. Veo que Elisa por fin está sola y mientras ayuda a cortar su obra de arte como ella misma lo llamó, yo provecho este momento para estar a su lado aunque sea un segundo.

—Ten cuidado quizás su novia venga. —Digo en relación a la presencia de ese hombre.

—No vendrá.—Dice sin siquiera preguntar a lo que me refiero —No la invitamos.

—Que bueno por ti. —Agrego mientras me alejo del lugar para ver como otra joven comienza a servir las bebidas.

Luego de comer el pastel y al avanzar las horas, el lugar comienza a estar un poco desalojado. Cada quien se despide de la cumpleañera, quien después de mucho rato se va a descansar a su habitación. Nuevamente la familia y yo quedamos solos a excepción del tal Néstor amigo de Elisa, y quién en la noche, solo se alejó de su lado un par de veces.

Veo que su padre está más tomado y alguno de sus sobrinos trata de calmarlo para que no vaya y aleje a su hija de ese buitre como el lo llamó y de solo imaginar la escena me anima a que vaya y aleje a ese par.

Mi idea se esfuma cuando poco a poco, veo que llevan al señor Ezequiel dentro de la casa. Por lo que esta vez me quedo, ayudando a guardar las cosas y viendo como Elisa ríe y ríe con ese imbécil. Después de guardar las mesas y las sillas, nos disponemos a quitar los toldos. Mientras estoy con ellos las mujeres se encargan de limpiar el lugar y recoger la basura. Al regresar afuera, no veo a Elisa por ningún lado y a su querido amigo tampoco, miles de pensamientos pasan por mi mente, sobre el lugar donde se encuentran y peor aún que estarán haciendo, pero inmediatamente me reprendo de ello.

O que ella haga con su vida no te incumbe.

—Tranquilo Caín, está despidiendo a su amigo que ya se va. —Dice una de las primas de Elisa, Yesenia si no me equivoco y quien está a mi lado recogiendo algunos cubiertos.

—¿Perdón?

—En toda la noche no apartaste la mirada de esos dos en ningún momento.

—No sé de que hablas.—Miento.

—No sé quien iba a sacar a ese hombre de aquí y llevarse a Elisa de su lado, si mi Tío o tú.

Dicho esto, se aleja del lugar y me deja con los demás hombres, aunque observándolo bien solo quedan algunos primos y yo.

—Los mas adultos se han ido a dormir.—Dice uno de ellos cuando llego a su lado.

—Deberíamos quedarnos más tiempo. —Agrega Jean.

—¿Ustedes se van mañana temprano?— Pregunta Ender y yo asiento.

—Es probable—Contesto aunque no sé si Elisa se irá al salir el sol o al medio día.

—Tengo una idea.

—Espero que no implique robar la carne y asar a escondidas— Contesta Ender riéndose a carcajadas.

—No tonto. Sabes que no sabemos aún la fecha para que Li vuelva por lo que se me ocurre llevarla a nadar. A ella le gusta..

—En la noche no le gusta salir y mucho menos al bosque.—Interviene Fabricio.

—Ella no saldrá esta noche. Mejor dejémoslo para mañana.

—Mañana de seguro partirán temprano.

—Es cierto, aunque tengo una idea. Caín necesitamos de tu ayuda.

—¿Qué se les ocurre?

—Convencerás a Elisa de venir al rio.

—Me gustará ver eso—Indica Fabricio.

—¿Estás seguro de que aceptará?—Pregunto y ninguno responde —Coincido con Fabricio, esa mujer es muy terca y no creo que acepte.

Además no sé donde está.

—Por eso lo dejamos en tus manos. Haz todo lo posible para que vaya al río mientras nosotros arreglamos el lugar.

—Vamos. Dice este y luego de darme las indicaciones para llegar al lugar estipulado se alejan de camino a las caballerizas.

—Convencer a esta mujer que vaya el río— Digo en voz alta— Si, como no.

Juego Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora