31- Huída

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Los días siguientes son de mucho trabajo. Pero así como llega la semana, así mismo finaliza. Después de cerrar esta jornada de trabajo del viernes, voy camino a casa con ganas de pasar el fin de semana en el apartamento y en compañía de unas  cervezas.

Son las 8 de la noche cuando voy llegando a mi apartamento con mi cena, pero justo en el momento de entrar al estacionamiento suena mi móvil, lo tomo sin ver quien llama y contesto para sorprenderme al oír la voz detrás del auricular:

—Perdón por molestar, pero necesito tu ayuda. —Escucho a Elisa con voz extraña.

—¿Dónde estás? —Pregunto sin siquiera saludar.
Oigo como ella dicta la dirección y sin pensarlo dos veces, dejo la comida dentro del auto y tomo las llaves de mi moto para después salir a toda marcha hacia el mismo local nocturno donde estaba esa noche con Ruth.

Solo me toma 15 minutos llegar hasta donde se encuentra, estaciono la moto y me dirijo a la entrada, allí me encuentro con unos agentes en la puerta a quienes muestro mi placa de identificación y sin esperar nada entro al lugar. Me encuentro con un ambiente lleno de humo y alcohol al igual que ese día cuando vine por primera vez. Aunque la diferencia es, que en esa ocasión no estaba tan repleto como hoy, mientras observo el lugar levanto la mirada para ver si puedo distinguir a Elisa en medio de tantas personas.

En ese momento siento como vibra el celular en el bolsillo delantero de mi pantalón y al sacarlo es un mensaje de la pelirroja

Baños. Hombres.

Busco el lugar y un letrero de Baños llama mi atención así que me desvío del camino y voy hasta allí, me debato en que quizás quiso decir Damas pero no lo pienso mucho y entro al acostumbrado espacio. Veo y algunos caballeros esta allí, observo que solo un casillero de los 6 se encuentra cerrado. Camino hasta allí y llamo con los nudillos, enseguida veo como se abre la puerta y una delicada mano me hala hacia dentro del pequeño lugar.

—¿Estas bien?— Pregunto, pero aun no la he visto a la cara.

—Seh. —Escucho que dice por encima del ruido del lugar, mientras la tomo por la barbilla y la observo detenidamente.—No. Dice esta vez mientras se deshace de mi toque.

—¿Por que?

—No quiero que me veas así de nuevo.

—¿Estas tomada? Y sola —Aseguro esta última frase.

—Mis colegas se fueron hace rato, me llamaban, pero les dije que me había ido.

—Estas borracha otra vez y quieres que te saque de aquí. Que no se te vuelva costumbre.

Ella esta vez me mira, y por la forma en como lo hace, sé que es algo serio lo que dirá.

—Disculpa por hacer que vinieras. Pero... Alguien me está persiguiendo.

—¿Estás segura?

—Si están allí fuera.

—¿Quiénes son? ¿Cuántos? ¿Cómo lo sabes?—Pregunto alerta.

—Solo lo sé. No supé a quién llamar y por eso recurrí a ti.

Nos quedamos en silencio y sé que por la forma en como me mira algo más se oculta detrás de esa mirada. Decido no preguntar más... Por ahora.

— ¿Te vieron? ¿Cuántos son?

—Creo que no, solo ví a uno de ellos.

—Uno solo. Perfecto. Necesitamos irnos de este lugar, si tardo unos minutos más mis tímpanos se romperán ante tanto ruido.

Ella no sonríe ante mi comentario como pensé que lo haría, pero enseguida ideo un plan para sacarla de aquí, se lo hago saber y ella asiente por lo cual me quito mi chaqueta y se la coloco para después tomarla en mis brazos y llevarla fuera.
Cuando salgo del baño muchas personas me miran y solo agrego "mucho tequila" Elisa va cubierta con mi chaqueta para que nadie la vea, camino hasta la salida y una vez fuera, vamos hasta dónde está mi moto, cuando estoy seguro que nadie nos ve la dejo sobre sus pies.

Juego Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora